Fidel Castro Ruz, el “Elfo del Mal”, no solamente llevó destrucción y muerte a muchos países de nuestra América, sino destrozó por completo el nuestro. El pueblo cubano pagó muy caro por su ingenuidad, y despertó muy tarde de la “ilusión” de los primeros meses tras el triunfo de aquel “Satanás disfrazado de Mansa Ovejita”, y su pandilla criminal.
Mucho luchó la nación cubana por sacarlo a patadas del poder. Pero la indiferencia, la incomprensión y la traición abierta de amigos y aliados, especialmente en Playa Girón, así como la persistencia infame de la Internacional Comunista, logró que se perdiera la oportunidad de los primeros años, y solamente arrojó como resultado miles y miles de cubanos fusilados o encarcelados por la tiranía.
Cuando finalmente repiquen las campanadas gloriosas de la libertad del pueblo de Cuba, debemos forzar al primer gobierno provisional, en su primer minuto, a adoptar de inmediato La Constitución de 1940, la Constitución oficial de la República de Cuba.
Y recordar, en ese instante sublime, a aquellos hombres y mujeres que nos regalaron el mayor tesoro de todos aquel inolvidable día de julio, cuando escribieron textualmente, y firmaron:
“Nosotros, los Delegados del pueblo de Cuba, reunidos en Convención Constituyente a fin de dotarlo de una nueva Ley Fundamental que consolide su organización como Estado independiente y soberano, apto para asegurar la libertad y la justicia, mantener el orden y promover el bienestar general, acordamos, invocando el favor de Dios, ¡a siguiente Constitución.
Esta Constitución quedará en vigor en su totalidad el día diez de octubre de mil novecientos cuarenta, en cumplimento del acuerdo tomado por la Convención Constituyente en acción celebrada el día 26 de abril de 1940; y, como homenaje a la memoria de los ilustres patricios que en este pueblo firmaron “La Constitución de la República en armas” en abril diez de mil ochocientos sesenta y nueve, firmamos la presente en Guáimaro, Camagüey, el primero de julio de mil novecientos cuarenta.
Carlos Márquez Sterling y Guiral, Presidente de la Convención Constituyente, Alberto Boada Miguel, Secretario; Emilio Núñez Portuondo, Secretario; Salvador A. Costa Casares, Francisco Aloma y Álvarez de la Campa, Rafael Álvarez González, José R, Andreu Martínez, Manuel Benítez González, Antonio Bravo Acosta, Antonio Bravo Correoso, Fernando del Busto Martínez, Juan Cabrera Hernández, Miguel Calvo Tarafa, Ramiro Capablanca Graupera, José Manuel Casanova Diviñó, César Casas Rodríguez, Romárico Cordero Garcés, Ramón Corona García, Felipe Correoso y del Risco, José Manuel Cortina García, Miguel Coyula Llaguno, Pelayo Cuervo Navarro, Eduardo R. Chibás Rivas, Francisco Dellundé Mustelier, Mario E, Dihígo, Arturo Don Rodríguez, Manuel Dorta Duque, Nicolás Duarte Cajides, Mariano Esteva Lora, José A. Fernández de Castro, Orestes Ferrara Marino, Simeón Ferro Martínez, Manuel Fueyo Suárez, Adriano Galano Sánchez, Salvador García Agüero, Félix García Rodríguez, Quintín George Vernot, Ramón Granda Fernández, Ramón Grau San Martín, Rafael Guas Inclán, Alicia Hernández de la Barca, Alfredo Horne do Suárez, Francisco Ichazo Macías, Felipe Jay Raoulx, Emilio A. Laurent Dubet, Amaranto López Negrón, Jorge Mañach Robato, Juan Marinello Vidaurreta, Antonio Martínez Fraga, Joaquín Martínez Sáenz, Jorge A. Mendigutía Silveira, Manuel Mesa Medina, Joaquín Mesa Quesada, Gustavo Moreno Lastres, Eusebia Mujal Barniol, Delio Núñez Mesa, Emilio Ochoa Ochoa, Manuel A. Orizondo Caraballé, Manuel Parrado Rodés, Juan B. Pons Jane, Francisco José Prieto Llera, Carlos Prío Socarrás, Santiago Rey Pernas, Mario Robau Cartaya, Blas Roca Calderío, Primitivo Rodríguez Rodríguez, Esperanza Sánchez Mastrapa, Alberto Silva Quiñones, César Vilar Aguilar, Fernando del Villar de los Ríos, María Esther Villoch Leyva.
La Constitución de la República de Cuba, quedó promulgada por el Presidente de la Convención Constituyente, en la escalinata del Capitolio Nacional, en La Habana, el día cinco de julio de mil novecientos cuarenta.
¡Viva la Constitución de 1940! ¡Viva Cuba Libre!
Felipe Lorenzo
Hialeah, FL.
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