JUAN BRUNO TARRAZA, pianista y compositor cubano de fama internacional

Written by Alvaro J. Alvarez

12 de noviembre de 2024

Juan Bruno Tarraza y Montalbán (JBT) nació el 6 de octubre de 1917 (hace 107 años) en Caibarién, pueblo de la costa norte de la provincia de Las Villas, a unos 309 km. al este de la ciudad de La Habana.

Bruno Tarraza vino de una familia musical, sus tatarabuelos, abuelos, sobrinos, primos, todos fueron músicos de una forma u otra. 

Desde muy pequeño comenzó la música con su madre, siempre quiso ser músico y sus primeros acordes fueron cuando tenía 8 años, en una banda infantil que dirigía su tío José María Montalbán, donde tocaba el corno inglés (parecido a una flauta), que fue lo primero que aprendió. Luego su abuelo le enseñó a tocar el violín, porque su madre y su primo lo estaban siempre embullando para que lo aprendiera.

Su tía María Montalbán, pianista y profesora de piano tenía una academia en Remedios (9 km al suroeste de Caibarién) pueblo con mucha cultura musical, donde nació Alejandro García Caturla en 1906. Músico extraordinario, tocaba por lo menos 7 instrumentos, además era abogado y juez, fue asesinado en 1940 por un joven al cual iba a juzgar ese día.

García Caturla fundó una orquesta semi-sinfónica en Caibarién y Bruno Tarraza tocó en ella.

Como había que estudiar el piano ocho años, su tía María le enseñó la técnica, ya que siempre le gustó más el piano que el violín. El piano es una orquesta en tus manos. Como ya él sabía mucha música, le enseñó la técnica, solo aprendió a tocar y luego hasta le regaló un piano, que lo llevaron para su casa en Caibarién y su hermana también estudió con aquel piano. 

Sus comienzos fueron tocando música clásica, una vez al mes con una orquesta.

Para ser buen músico además de responsabilidad, se necesita talento y Bruno Tarraza era lector, primero aprendió la música teóricamente. En la música necesitas aprender a leer, escribir y a contar porque la música se cuenta. Por ejemplo, una blanca vale cuatro negras y así sucesivamente. 

Él aprendió la música por regla. Estudió ocho años con su tía y se recibió de pianista. Pero leía a primera vista operetas, óperas, zarzuelas, lo que sea. 

Le ponían una parte de piano y él la leía a primera vista, eso es muy importante. 

Cuando los cantantes llegaban con sus papeles de piano, él los leía en minutos.

Es lo que les gustaba a los artistas que llegaban, porque traían sus papeles de piano y yo se los leía en minutos. 

Además de poder leer una partitura con precisión, hace falta trabajar en equipo con el cantante. El acompañante siempre está en un plano secundario, pero importantísimo. 

Aunque todos los domingos en el Yacht Club de Caibarién donde había un piano, algunos socios lo llevaban, ellos se reunían para que Bruno Tarraza les tocara y así podían bailar, boleros, danzones y los famosos fox-trots, además le pagaban $1.

Teniendo 15 años, estaba como músico oficial en la banda de mayores de su tío José María cuando se inspiró para componer Plegaria a la Virgen.

El pianista acompañante tiene mucha responsabilidad. Juan Bruno siempre contaba que allí en Caibarién, había unas muchachas de sociedad, muy lindas como mujeres y con voces maravillosas. Tenían un piano de cola en su casa que él se volvía loco por ir a tocarlo. Entonces lo llevaban para que las acompañara y cantaban los boleros de Agustín Lara. A ellas les gustaba mucho cuando Bruno Tarraza las acompañaba. Porque sin música se improvisa de oído. Y él se acostumbró a acompañar a todos los artistas que llegaban a La Habana y a su pueblo pesquero.

Cada vez que podía se iba a La Habana a ver y oír los conciertos del maestro Ernesto Lecuona.

Ya como se sentía bien encaminado le entró el deseo de volar, irse a La Habana, que era lo máximo y así fue. Como su hermano estaba allá trabajando, pero no de músico, le dio el ánimo suficiente para dar el gran salto y así poco a poco se fue introduciendo en estaciones de radio con Acébal del Campo. Luego en emisoras en Monte y Prado hasta llegar a la CMQ.

Podemos decir que, en aquella época en la capital, el contexto musical estaba concentrado en zarzuelas cubanas de Rodrigo Prats como María Belén Chacón, Lola Cruz. Las de Lecuona como María La O, el Cafetal y Gonzalo Roig con Cecilia Valdés.

La Sinfónica Nacional estaba dirigida por Amadeo Roldán y Gonzalo Roig.

Cuando amenizaba bailes, tocaba guarachas, danzones y boleros siempre. 

Por supuesto en La Habana estaban varios compositores famosos, los hermanos Julio y Alfredo Brito, autores de la canción El amor de mi Bohío. Ellos tenían la orquesta en el Eden Concert situado en Zulueta entre Animas y Virtudes, donde luego estaba el Club Zombie.

Había una fiebre, no del bolero sino del beguine, se puede decir que el beguine es una especie de pre-bolero, fue el antecesor del bolero. Entonces todos estos cinco compositores tenían el mismo estilo y todos más o menos tenían la misma edad: Orlando de la Rosa (1919-1957) y Bobby Collazo (1916-1998) que eran de La Habana; Mario Fernández Porta (1917-1996) de Guanabacoa; Julio Gutiérrez (1918-1990) de Manzanillo y Juan Bruno Terraza (1917-2001) de Caibarién. 

El bolero se introdujo en México por Mérida, Yucatán. Venían las compañías cubanas de bufo, es decir, los cómicos, Arquímedes Pous y otros, alrededor de los años veinte, así como Regino López que era del Teatro Alhambra de La Habana. Ellos llevaban cantantes y venían cantando los boleros cubanos y así fue como llegó el bolero a México, por Mérida.

Pudo ampliar sus conocimientos en el Conservatorio Húbert de Blanck de La Habana.

Ya en 1936, tocaba el violín y el piano en la orquesta del famoso compositor y director, el pinareño Armando Valdés Pi (1907-1967) donde tocaba la flauta, José Antonio Fajardo. 

Pudo seguir ascendiendo con la orquesta de Enrique González Mántici (1912-1974) quien en en 1938 fue fundador, junto a otros jóvenes instrumentistas, de la Orquesta Riverside, con la cual hicieron una gira a Venezuela y donde Juan Bruno tocó jazz.

En 1939 compuso su canción-bolero Penumbra que resultó ser su primer éxito.

Fue director de la orquesta Piedra, que acompañaba a los que se presentaban en la Corte Suprema del Arte, que se trasmitía por el Circuito CMQ, allí comenzó Olga Guillot cantando tangos a dúo con su hermana Ana Luisa (las hermanas Guillot) y Juan Bruno las acompañó.

Celia Cruz empezó cantando guarachas. La primera vez que Juan Bruno la acompañó fue en un pregón de Eliseo Valdés, Mango Mangüé.

En esta etapa lo nombraron pianista oficial de CMQ, acompañante y compositor.  

Ahí estrenó su canción, Besar, cantada por René Cabell. Después Alma Libre, Soñé Contigo y Romance Español.

Rita Montaner le estrenó con la RCA Víctor, La Chismosa, esa famosa guaracha que la escribió en una guagua, inspirado en Alicia Rico, una actriz del Teatro Martí que hacía los papeles de chismosa en los solares con Roderico Neyra (Rodney) y con Candita Quintana.

En 1940 canciones y guarachas suyas como Mi Corazón, Así va mi Cantar, Por el Sendero, Vendré a ti y Mi tía Tecla lograron gran acogida en las voces de María Victoria Peregrino (Toña La Negra), Juan Arvizu, Tito Guízar, Yolanda Montes (Tongolele), Pedro Vargas y otros a los que acompañó en teatros y emisoras de radio.

Según la revista Carteles del 8 de marzo de 1942, Tarraza acumulaba decenas de composiciones de música cubana, argentina, española y norteamericana. Más de 15 piezas habían sido grabadas por figuras y agrupaciones del relieve de Jimmy Dorsey, Jesse Crawford, Rita Montaner.

Entonces llegaban todos los artistas de México y él los tenía que acompañar, como Chela Campos (1922-1982), una señora cojita que usaba un bastón de cristal y era muy guapa y fue la que estrenó en Cuba, Bésame mucho, de la mexicana Consuelo Velásquez.

También fue cuando conoció a Toña La Negra, que estuvo tres años en La Habana. 

Juan Bruno estuvo una vez con aquel famoso Suaritos, en una emisora de radio muy famosa en Cuba, La Casa de las Medias. Le dieron el contrato a Toña y un día Juan Bruno fue con ella. El estudio era muy pequeño nada más cabía el piano y él quería que viniera un chelista, un violinista, y Juan Bruno le dijo: “oye Suaritos aquí no cabemos dentro del estudio. Y me respondió: No se venga haciendo el presuntuoso porque usted empezó aquí, en Cuba.

Radio Suaritos transmitió de 1935 a 1956, como propiedad de Laureano Suárez Valdés (Suaritos). En un principio, transmitió en AM 750 kHz, y luego en AM 860 kHz. 

Radio Suaritos se hizo famosa por sus atrevidos spots comerciales y por haber sido cuna de grandes artistas. Sin embargo, la estación se declaró en bancarrota debido a la falta de anunciantes y audiencia y fue vendida a nuevos propietarios.

En 1956, Goar Mestre (dueño del Circuito CMQ) intentó comprar la emisora, pero Laureano Suárez Valdés rechazó la oferta. Unos meses después, la Cadena Suaritos quebró y Suaritos se vio obligado a declararse en quiebra. La emisora ​​quebró por falta de anunciantes, vendiendo todas sus frecuencias a otros empresarios. CMBL Radio Suaritos pasó a llamarse CMBL Radio Aeropuerto Internacional para transmitir las salidas y llegadas de vuelos y entrevistas a viajeros en La Habana.

En 1958, dos años después de la quiebra de Cadena Suaritos y su venta, murió Laureano su dueño.

Cuando Toña la Negra regresó a México, ella le prometió que cuando tuviese un contrato bueno, lo mandaría a buscar y así fue en agosto de 1943, juntos realizaron extensas giras por toda América y Europa, de allí regresó a Cuba. En 1945 volvió a México.

Inquieto y creativo, a Tarraza se le vio acompañando a Tongolele en 1946 en el cabaré Tropics. 

México siempre fue más fuerte. Esa estación de radio, la XEW, actualmente es Televisa. Cuando llegué, recuerdo que en cada estudio había una orquesta ensayando. Ahí en XEW se estrenaba todos los días una canción de todos los compositores. En un estudio estaba Gustavo Curiel, autor de Vereda Tropical. En otro estaba Mario Ruíz Almergor, Sabre Marroquín, el autor de Nocturna. Entonces, yo iba nada más para aprender, ¡porque había unos arreglazos! Era un placer sentarse en aquellos estudios y escuchar los ensayos de las orquestas. 

En 1948 era un elemento imprescindible entre los músicos cubanos que trabajaban en México, cuando armó un conjunto donde el ritmo era lo más sobresaliente, con ellos acompañó a Toña La Negra, Benny Moré, Yeyo Estrada y a Kiko Mendive en el Teatro Follies y en el cabaré Waikiki. Entre sus músicos estaban: Humberto Cané, en el bajo; Antonio Díaz Mena (Chocolate), Enrique Tappan (Tabaquito), Silvestre Méndez y Justi Barreto, en la percusión afrocubana; Manolo Berrio, Alejandro Cardona, Lucas Hernández y Caramelo en las trompetas, su cantante fue Benny Moré, quien en ocasiones fue reemplazado por Kiko Mendive o por Yeyo Estrada. Aunque no quedaron grabaciones discográficas de ese conjunto, su presencia en películas como: En cada Puerto un Amor y Novia a la Medida nos da una idea de su importancia a través de aquellas películas.

En el caso de Toña la Negra era difícil para los pianistas porque ella cantaba con mucho rubato. Quiere decir que va atrasada o adelantada del ritmo, pero siempre va en clave.

Con piano no hay problema, pero con orquesta se trata de veinte músicos, y tiene que ir exactamente con lo que está escrito en los papeles. 

Olga Guillot tenía un poquito de ese defecto, que se descuadra, se emocionaba tanto que se salía de la música. En cambio, Celia Cruz no, era un metrónomo.

Por esos tiempos compuso varios antológicos boleros como: Soy feliz, Palabras Calladas, Eso y más, Por eso estoy así y Soy Tuyo, versionados y difundidos en las voces de María Victoria, Olga Guillot, Lucho Gatica, Alfredo Sadel, Benny Moré, Chela Campos y la propia Toña la Negra.

Además de los mambos Ya son las 12 y Rinquincalla. El famoso cha-cha-chá Celosa fue otro de sus éxitos rítmicos que fueron incluidos en numerosas películas mexicanas, donde en casi todos ellos intervino como pianista, director de orquesta o arreglista.

En 1951 un empresario le solicitó se uniera a otro virtuoso pianista cubano, Felo Bergaza Serquera (1917-1969), para una presentación. El éxito fue tal que hasta 1958 en que se separaron, el dúo realizó una intensa labor artística en Hispanoamérica, España, hasta en el Olympia de París. En los Estados Unidos estuvieron cinco años interpretando tanto música popular cubana como versiones de los clásicos.

Felo y él tenían la ventaja de que se paraban del piano, dejaban los ritmos, se cambiaban, Felo se sentaba en el piano de Juan Bruno y éste en el de Felo, se ponían a bailar mambo, cha cha chá y después volvían al piano.

A partir de 1958 fue pianista acompañante de María Victoria nacida en 1927 y tiene 97 años y de Amparo Montes (1920-2002).

Tarraza acompañó a Esperanza Iris (1884-1962) considerada la reina de la opereta. Ella estrenó en Cuba, La Viuda Alegre y la Duquesa del Baltabarín. 

Después de llegar Olga Guillot a México en 1961, Juan Bruno la estuvo acompañando durante muchos años. Él le compuso Tú me Niegas, Palabras Calladas, Vámonos de Fiesta las cuales ella cantaba en el Florida Park de Madrid.

Juan Bruno recordaba cuando en el Chateau Madrid (42 West 58 St. Nueva York) Olga Guillot estaba cantando Por Cuba, otra de sus composiciones y un simpatizante del castrismo le lanzó un vaso con bebida.

A Olga Guillot le hizo la canción Tú me niegas, que en Cuba la cantaban muchos. Esa canción ella la tenía que cantar hasta tres veces porque el público se la pedía de pie. Eso era en los años sesenta. Acompañada por Tarraza en el Florida Park de Madrid, un lugar bellísimo.

Después volvió a ligarse con Olga Guillot y la estuvo acompañando durante 35 años. Le hacía todos los arreglos, le enseñaba las canciones, le buscaba los temas y viajaron por todo el mundo. Ella siempre, donde quiera que vaya, lo dice: mi pianista oficial siempre fue y ha sido Juan Bruno Tarraza. 

En 1993 Olga lo llamó a México desde Miami, porque quería que Juan Bruno fuera con ella a España y él le dijo que sí, además, ella le confió: “me tienes que ayudar porque las partituras están todas rotas de tan viejas”.

Por esos mismos días le preguntaron acerca del bolero y el feeling (filin) y él contestó:

Feeling es una palabra inglesa, Filin es un sentimiento, no es ritmo. Digamos como canta Olga, como cantaba el Cuarteto de Aida. El filin no es ningún ritmo es un modo de interpretación del bolero. 

El bolero nunca ha decaído y nunca se ha muerto. Eso lo defiende mucho Amparo Montes porque ahora hay muchos compositores nuevos como Luis Miguel, que dicen hizo renacer el bolero. No, el bolero no estaba muerto y no había muerto nunca. Ahí está claro que, a esos intérpretes como Luis Miguel, los escucha la juventud y esa juventud no conocía esos boleros anteriormente. Esos boleros los cantaban Tito Rodríguez, aquel famoso y gran intérprete puertorriqueño de boleros, Rafael Hernández, Pedro Flores, Mirta Silva, Ruth Fernández. El bolero siempre ha existido y seguirá existiendo.

Actualmente los directores de compañías de grabación de discos oyen las canciones y quieren cambiar la letra, que se ponga más fácil porque si no la juventud no la va a entender. Entonces la comercialización lo que hace es banalizar la letra y eso se llama Mercadotecnia. No se han hecho canciones más bellas que las de María Griver: Cuando vuelva a tu lado, que nunca morirá. Cómo Júrame o Muñequita linda, jamás morirán.

Durante todos los años en México, el maestro Tarraza continuó como solista, dirigiendo su orquesta o acompañando notables intérpretes hasta poco antes de morir. También continuó grabando discos para Discuba y otros sellos y componiendo para el cine y canciones.

A Juan Bruno realmente le gustaba tocar mucho la música popular, pero también le encantaba tocar los clásicos. Los conciertos de Beethoven, Chopin, Mozart, Tchaikovsky, todos estos los tocó. 

Con la muerte de Juan Bruno Tarraza el 23 de mayo de 2001, América perdió una de las piedras angulares del género bolerístico y una de las voces más singulares de su recorrido por varios continentes.

Entre sus películas están estas 22, donde aparece él como actor, pianista o su música:

Palabras de Mujer-1946

Pervertida-1946

Ángel o demonio-1947

Nocturno de amor-1948

Cortesana-1948

El Pecado de Laura-1949

Hipócrita-1949

El Desalmado-1950

Al son del mambo-1950

Chucho el remendado-1951

Amor perdido-1951

Puerto de tentación-1951

Una viuda sin sostén-1951

Los Huéspedes de la Marquesa-1951

En la Palma de la Mano-1951

El beisbolista fenómeno-1952

La noche es nuestra-1952

Por qué peca la Mujer-1952

No Niego mi Pasado-1952

Quiero Vivir-1953

Música y dinero-1958

Locura musical-1958

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