Por Roberto Luque Escalona
*No veo las santas horas de que tengan lugar las elecciones. Estoy seguro de que esa mujer no tiene con que ganarle a Trump, pero yo he estado seguro de algunas cosas que en definitiva no sucedieron y me golpearon otras que no esperaba. Uno de los mejores presidentes que haya tenido América perdiendo ante una comunistoide sin logros a la vista, parte importante de un gobierno fracasado y con serias tachas personales parece algo imposible, pero … “cosas veredes, mio Cid, que harán fablar a las piedras”, le dijeron a Ruy Díaz de Vivar, El Cid Campeador. A mí nadie me ha dicho lo mismo, pero no ha sido necesario, que para hijos de puta, algunos que yo he tenido la desgracia de encontrar en mí ya largo camino.
La condición de persona no blanca de Kamala Harris y sus ancestros asiáticos, sin ninguna relación con América, atraen a los que odian a este país mientras disfrutan de sus muchas ventajas. Que el diablo cargue con ellos. A manos de gente de la misma calaña perdí la que fue mi primera patria, en la que habían vivido los míos durante más de dos siglos, que mis ocho tatarabuelas y seis de mis tatarabuelos fueron criollos. El andaluz Luque y el inglés Baxter fueron las excepciones. No sé cuánto abunden los Baxter en Inglaterra, pero en Andalucía, los Luque están a patadas. Incluso hay un pueblo serrano, dicen que muy bonito, que se llama así.
*Ángel Castro, el que trajo ese apellido al Valle de Nipe, era un gallego muy laborioso y no menos deshonesto. Uno de sus hijos, el llamado Fidel, heredó la deshonestidad, que de lo otro…, bueno, nunca trabajó, aunque ese despego es normal entre los adalides de la clase obrera. Sólo Ho Chi-Minh, cocinero, y el Che Guevara, laboratorista, se ganaron la vida alguna vez con su trabajo.
*La tradición de rechazo al trabajo entre los que dedicaron su vida a defender a los que trabajaban la inició Karl Marx, que encontró un amigo rico a quien chulear, Friedrich Engels, y pudo dedicarse a defender a los trabajadores, lo cual hizo con particular denuedo. Hubiera sido un hombre feliz a no ser por una fístula anal, a lo que habría que agregar los mortificantes, para él, “mates” que se daban su hija Laura y el mulato santiaguero Paul Lafarge. Terminarían casándose, pero el matrimonio tuvo un final trágico: por motivos que ignoro, Laura y Paul murieron en un pacto suicida, algo más propio de la madre aristócrata de Laura, Jenny von Westphalen, que de su padre judío. Y bien, ya he hablado o escrito bastante de esa gente que me es radicalmente extraña. No más de los Marx.
*La emigración de sus mejores elementos y sesenta años de tiranía embrutecedora han convertido a los antaño avispados cubanos en una nación de mentecatos. Me molesta hasta oírlos hablar.
*Abel Prieto es un fallido – hasta ahora- aspirante a escritor de la tiranía. Su nombre ha servido para un chiste. Dice así: Un policía nativo de Manzanillo traído a La Habana detiene a un negro que porta una jaba y lo interroga: “A vel, prieto, ¿qué traes ahí?” Por cierto, comencé a leer una voluminosa novela suya, pero no pude con ella. Yo era capaz de leer cualquier cosa, pero ya no soy el que fui. Cosas peores leí cuando yo era el que era.
*Kamala Harris, que hasta hace poco vivía en un apacible nirvana vicepresidencial, se ve ahora envuelta en una contienda que difícilmente ganará contra el arrollador Trump. Supongo que de vez en cuando le dedique un momento de recuerdo a la mamá de Joe Biden, cuya chochez -la de Biden, no de la mamá- la ha metido en la presente situación.
*Quisiera tener más información de cómo van las cosas en Argentina. Me interesa mucho el desempeño de ese señor Leoni, que barrió a los peronistas, algo que nadie había logrado desde que peronistas hay. Les recuerdo que Juan Domingo Perón ha sido el único dictador derrocado que ha recuperado el poder por medio de elecciones.
*Un extraño y terrible fenómeno meteorológico ha sido la conversión de la tormenta tropical Milton en un huracán categoría 5, y que el hecho que convirtiera la tormenta en un monstruo devastador tuviera lugar en cuestión de horas. Que yo sepa, nunca había ocurrido algo así. El fenómeno dejó estupefacto al experimentado meteorólogo John Morales.
*Por cierto, la presente temporada ciclónica está resultando nefasta para los estados americanos con costas en el Golfo de México. No así para Cuba. No quiero ni pensar en un huracán categoría 5 golpeando La Habana, la desvencijada capital cubana.
*Cuando desvencijada no estaba, La Habana fascinó a Federico García Lorca, que llegó para una visita de quince días y permaneció tres meses en lo que era entonces nuestra fascinante capital. Fascinado quedó el poeta, y no era para menos. Fascinado quedó Ernest Hemingway, que decidió quedarse a vivir allí. Fascinado quedé yo de niño cuando la vi por primera vez desde San Francisco de Paula en mi primer viaje desde Holguín.
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