Por Roberto Luque Escalona
*La demagogia racial, o mejor aún, racista, está en su apogeo. Por muy falto de figuras que esté el Partido Demócrata, lo de promover a Michelle Obama como presidenciable solo lo puedo atribuir al intento de crear una América gobernada por los afroamericanos. Una señora que, según sus propias palabras, sólo se sintió orgullosa de ser americana cuando a su marido lo eligieron presidente, o sea, con cuarenta años cumplidos, y cuya licencia para ejercer como abogada ha sido de hecho revocada y que no tiene historial político aspirando a la Presidencia. Por supuesto, una Michelle Obama presidente sería volver a tener a Barack Hussein Obama en la Casa Blanca. Y la cosa va en serio: ya hay sectores de la sociedad americana soñando con la destrucción de América, lo cual sería la venganza por la esclavitud. Lo peor del caso es que los iniciadores de la esclavitud fueron las tribus africanas de la costa atlántica de África, que convirtieron las guerras tribales en un lucrativo negocio, o sea, la venta como esclavos de los que resultaban derrotados.
*Kylian Mbappé, el futbolista francés -en fin, no muy francés, pero nacido y criado en Francia parece que es tremendo ñángara. Estaba atormentadísimo con la posible victoria electoral de la derecha en su país, lo que no sucedió. Ahora estará tranquilo y feliz.
*No es bella. Nunca lo fue. Pero a sus cien años Eva Marie Saint conserva el encanto que la instaló para siempre en mi memoria, en la que hay sitio no sólo para la belleza; también para la gracia.
*La última chochez de Joe Biden: “Yo derrotaré Donald Trump”. La penúltima: “Sólo Dios Todopoderoso podría hacerme abandonar la campaña”. Dios está con nosotros, los conservadores. Por eso creo que hará que Biden continúe en la campaña presidencial. Es el candidato que nos conviene. Aunque, entre él y Kamala apenas hay diferencias. “Lo mismo da Juana que su hermana”.
*No sé si habrán notado, probablemente no, que, en Miami, “la Capital del Exilio”, también llamada “La segunda ciudad de los cubanos”, jamás se mencionan los nombres de José Canseco y Rafael Palmeiro, los dos más grandes bateadores nacidos en la Isla, aunque formados aquí, cuyas carreras fueron interrumpidas por la corrupta camarilla que maneja el béisbol cuando el libro escrito por Canseco, Juiced, liquidó el negocio de los esteroides. Por cierto, en la carrera de Canseco no hay un salto que se pueda atribuir a los esteroides. Comenzó con 30 homeruns y en su mejor temporada llegó a 47. Comparen esos números con los del farsante de Barry Bonds, que nunca había bateado 40 en una temporada y cuando estaba en la edad de natural descenso llegó a batear más de 70. Bonds dijo que esperaba que sus récords hicieran que no se hablara más de Babe Ruth.
*Por cierto, estoy alejándome del béisbol, que siempre fue mi deporte favorito. Cada vez me inclino más al fútbol, aunque todavía le falta un buen trecho para llegar a ser lo que la pelota, fue para mí.
*Ahora bien, el fútbol no puede compararse con el béisbol en cuanto a complejidad. Lamine Jamal, un adolescente español de origen africano es una sensación en el campeonato europeo. Pelé fue una estrella mundial antes de cumplir los 18 años. En plan de estrella llegó Kaká al Milan con 18 años. En el béisbol tales precocidades son imposibles. Mickey Mantle llegó a las mayores con 19 años, pero no pudo mantenerse y pasó otro año en la Triple A. Big leagers adolescentes sólo recuerdo a Bob Feller y Al Kaline, pero no llegaron al estrellato hasta los veinte años. En cambio, algunos peloteros se destacaron después de los cuarenta, como Adolfo Luque y Conrado Marrero, pero tal longevidad sólo se daba en los lanzadores y en un fenómeno como Ted Williams. No, por favor, no me jodan con Barry Bonds, un fraude esteroidal.
*Cuando llegué de Cuba, hace ya treinta años e inicié mi carrera como articulista, debí enfrentarme a toda una galaxia. Estrellas y más estrellas. Gastón Baquero, Luis Ortega, Agustín Tamargo, Manuel Márquez-Sterling, Luis Aguilar León, Carlos Alberto Montaner. Y una dama, una sola: Emma Pérez. Era muy estimulante. Pero se fueron muriendo uno tras otro. Hasta Montaner, que era más joven que yo, murió. Ahora estoy solo. Quizás por eso es que cada vez tengo menos ganas de escribir, y siento que lo que escribo ya no tiene la fuerza de antes. En América, el periodismo de opinión éramos nosotros, los cubanos. Pero entre el “nosotros” y el “yo” hay un abismo.
*El Dr. Kevin Cannard, un especialista en tratar el Mal de Parkinson ha estado ocho veces en la Casa Blanca. Una visita mensual. ¿Por qué? – ¿A quién atiende el Dr. Cannard en la residencia presidencial? Por favor, menos tenebroseo. Estamos en América, no en Rusia ni en Cuba.
*Cuando de Cuba llegué, hace treinta años, el tenis masculino estaba dominado por jugadores americanos: McEnroe, Sampras, Agassi, Connors, en competencia con los australianos. Cuando esa generación pasó a retiro los tenistas americanos pasaron a ser algo así como una especie extinguida. Ahora ha surgido uno, Taylor Fritz, que parece llegará a ser tan bueno como los de entonces.
*Bueno, pero ¿esto es una sección deportiva o qué carajo? Pues les diré: la política nacional me tiene hasta el último pelo, con ese anciano que ya dio todo lo que iba dar pretendiendo competir con Donald Trump a quien ya le dio un pucherazo que no podrá repetir. La decadencia mental de Joe Biden ha sido temprana. Yo soy seis años mayor que él y la baja de mi nivel es tan mínima que pocos podrán apreciarla. La de Biden es tan evidente que ya se empieza a hablar de Parkinson.
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