JAN Y CUJE

Written by Libre Online

30 de abril de 2024

Roberto Luque Escalona

*Sorpresiva ha sido la explosión de solidaridad con los llamados “palestinos”, enemigos contumaces de América. Que yo recuerde, jamás había ocurrido algo parecido. Me pregunto quiénes participan. Me permito sugerir que se trata de la gentuza que ha llegado últimamente bajo el nefasto gobierno de Joe Biden. Quizás haya otras políticas más estúpidas que aceptar como inmigrantes a personas que siempre han odiado a nuestro país, pero yo las desconozco y ni siquiera puedo imaginarlas.

Aunque quizás no sea estupidez, sino simple y pura maldad.

*Nunca me había preguntado quién es el mayor asesino, el que más personas ha matado u ordenado matar en menos tiempo. Creo que es el Che Guevara durante su breve estancia en La Cabaña.

Además, creo que nadie se ha referido a una matanza con tanta arrogancia y desvergüenza. “Hemos fusilado y seguiremos fusilando”, declaró en su comparecencia ante la Asamblea General de la ONU. No eran simples palabras: siguieron fusilando cuando ya el Che no fusilaba. Los asesinos dejan de asesinar cuando se hace con ellos lo mismo que ellos hacían con otros.

*El Che me ha hecho recordar a alguien nacida como él en Argentina y que, también como él, poco tuvo que ver con el país donde nació. Poco vivió Tamara Bunke en su tierra natal durante los años de su breve vida y poco tuvo que ver con ella. Era más bien una alemana y, sobre todo, una comunista, miembro de los aparatos de espionaje comunistas desde su adolescencia. Esa larga trayectoria hace poco creíble los hechos que la llevaron a la muerte.

Llega en su Jeep a una aldea cercana a la zona donde operaba la guerrilla guevarista, más bien a su base principal. En el vehículo queda una lista con los nombres de las personas que forman el equipo de apoyo urbano de la guerrilla. Me pregunto si una persona en su sano juicio que esté dedicada a labores subversivas puede cometer semejante estupidez. Me contesto: No. Alguien le puso allí la lista para que la encontraran.

Los identificados no son sólo los de la lista, sino también la propia Tamara, que no podrá regresar a la ciudad. El Che la apartará de sí, al dividirse la guerrilla la asignará al otro grupo, no al suyo. Maltratada y enferma, morirá en una emboscada.

Creo que fue utilizada por sus superiores de la Stasi y la KGB para liquidar la guerrilla guevarista, por supuesto, sacrificándola. Los comunistas son así. Esa condición implacable, esa “falta de madre” ha sido fundamental en sus éxitos durante la llamada “Guerra Fría”. Pero ni así pudieron ganar. Porque lo cierto es que perdieron.

Y perdieron porque su sistema económico es inferior, irremediablemente inferior, disfuncional.

*El “seguroso” con el que Tamara Bunke andaba de pareja, cuando la enviaron a Bolivia, Ulises Estrada, era un negro alto y flaco que se pasaba la vida de avión en avión. Tengo entendido que estuvo con el Che cuando la estampida del Congo. Me pregunto, aunque con limitado interés, ¿qué habrá sido de él? Por supuesto, la “viajadera” se acabó, que ya no hay quien pague por ella. La Robolución Kubana ha sido como una agencia de viajes dedicada a proporcionar felicidad a la camajanada, el paraíso de los burros trotamundos.

*La guerra de Ucrania ha servido para demostrar que Rusia ya no es una amenaza para los países de Europa occidental. La decadencia del que fuera el ejército soviético se ha hecho evidente, la decadencia de lo que fuera, y ya no es, una gran amenaza para las democracias occidentales.

Por cierto, con las únicas excepciones de la RDA (Alemania Oriental) y la ya dividida Checoslovaquia, ninguno de los países satélites de la Unión Soviética estaba al nivel de Cuba, Bulgaria, Rumania, Hungría: paisitos insignificantes. Nada más pregúntese a cuantos nativos de esos países puede identificar.

Claro, las individualidades deportivas no sacan a un país de la insignificancia. Los numerosos corredores jamaicanos que han estado ganando medallas desde los juegos olímpicos celebrados en Londres en 1948, no han sacado a Jamaica de su condición de país sin importancia. La rumana Nadia Comaneci es la gimnasta más grande de todos los tiempos, pero tal grandeza no ha engrandecido a Rumania, que sigue siendo lo que siempre fue, “El País del Conde Drácula”. Imaginen que Cuba fuera conocida solo por un personaje diabólico dado a conocer por un escritor inglés de segunda fila y personificado en las pantallas de cine por un actor húngaro cuyo único aporte fuera su siniestra presencia.

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