Tegucigalpa, 8 mar (EFE).- Las elecciones primarias e internas de este domingo en Honduras, previo a las generales del 30 de noviembre, marcarán el final de un proceso que ha transcurrido entre mucha efervescencia política y denuncias de presuntos fraudes hechas en la víspera por precandidatos del opositor Partido Liberal.
El fantasma del fraude siempre asoma en las elecciones de los partidos mayoritarios de Honduras, los centenarios Liberal y Nacional, y Libertad y Refundación (Libre), fundado en 2011, dos años después del golpe de Estado al expresidente Manuel Zelaya, en junio de 2009.
Las denuncias de fraude salpicaron las elecciones generales de 2009, 2013 y 2017, en las que se impuso el Partido Nacional.
A las de 2009, que ganó Porfirio Lobo, le siguieron las de 2013 y 2017, en las que se impuso Juan Orlando Hernández, quien gobernó entre 2014 y 2022.
Hernández no solo ganó las dos elecciones con fraude, según la oposición, sino que también se reeligió en 2017 aún cuando la Constitución del país no lo permite, bajo ninguna modalidad.
Salvador Nasralla, uno de los cuatro precandidatos del Partido Liberal, segunda fuerza de oposición, a la que recién se incorporó y que este domingo buscará la candidatura presidencial de ese instituto político, asegura que el Nacional, encabezado por Juan Orlando Hernández, le robó las elecciones generales de 2013 y 2017.
El mismo Manuel Zelaya expresó en octubre de 2008 que había ganado con fraude los comicios generales de 2005.
En Honduras el narcotráfico financió algunas campañas de candidatos a cargos de elección popular, sin que en su momento la cuestionada justicia hondureña interviniera.
Según denuncias de medios locales, el narcotráfico financió campañas de candidatos a cargos de elección de los tres partidos mayoritarios de Honduras, pero esa práctica podría estar desapareciendo por las extradiciones a EE.UU., entre otros, de exdiputados, exalcaldes, un hijo del expresidente Porfirio Lobo; Juan Orlando Hernández y el exministro de Seguridad Juan Carlos Bonilla, entre 2014 y 2025, por narcotráfico.
Lobo, Zelaya y Hernández, este último antes de que fuera extraditado en 2022 a Estados Unidos, donde en 2024 recibió una condena de 45 años de cárcel, fueron salpicados en juicios de narcotraficantes hondureños en Nueva York que afirmaron haber financiado en parte campañas de los exgobernantes.
Los tres exmandatarios negaron en su momento haber recibido dinero del narcotráfico para sus campañas políticas.
Más reciente, en septiembre pasado, fue difundido un video de una reunión, en 2013, entre el exdiputado Carlos Zelaya, hermano de Manuel Zelaya, acompañado de Adán Fúnez, actual alcalde de Tocoa, departamento de Colón, con narcotraficantes ofreciendo ayuda económica para la campaña de Libre de ese año, cuando la candidata de Libre fue Xiomara Castro.
Sobre el video, Manuel Zelaya, coordinador general de Libre, dijo que no tenía «delitos, ni dinero proveniente del narcotráfico» en sus «72 años de vida» y que «quien afirme lo contrario lo hace con un mezquino interés y está mintiendo».
La presidenta Castro expresó que «entendemos que un miembro de nuestro partido cometió un error deplorable, sin informar al coordinador, a la candidata y al partido. Lo realizó a espaldas nuestras, nosotros deploramos cualquier acción o cualquier negociación entre políticos y narcotraficantes, eso no lo aceptamos y no lo permitiremos».
Honduras retornó al orden constitucional en 1980 tras casi dos décadas de regímenes militares, pero en los nueves lustros que han transcurrido desde entonces, la clase política no ha llenado las expectativas de la población, que ahora es de diez millones de habitantes, según la opinión generalizada de diversos sectores.
La Iglesia católica, por ejemplo, considera que los políticos que han gobernado el país a lo largo de su historia son los responsables de la pobreza en que viven más del 60 % de los hondureños.
Desde el golpe de Estado a Zelaya, en 2009, Honduras vive una crisis social que se agudizó con la reelección irregular de Juan Orlando Hernández y el fraude que aduce la oposición.
Esa crisis se refleja en ásperas confrontaciones entre funcionarios y activistas de Libre con sectores de oposición, pese a los llamamientos de algunos sectores a que se evite la violencia.
Al respecto, el pasado 23 de febrero el cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, le pidió a los políticos que se despojen del odio.
«Queridos amigos políticos que están compitiendo por estas elecciones internas, despójense del odio, del resentimiento, muévanse con amor», expresó Rodríguez.
Agregó que «vivimos en una sociedad llena de odio» y «estamos ya siendo testigos de campañas políticas llenas de insultos. Se ve mal a quien no piensa como ellos».
Germán Reyes
Honduras, a elecciones primarias con denuncias de presuntos fraudes entre opositores
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