GUIDO LLINÁS Y LOS OTROS EN EL CENTRO POMPIDOU

Written by Libre Online

29 de abril de 2025

POR Gustavo Sánchez Perdomo

Veinte años después de su trágica desaparición, lo atropelló una moto cerca de su domicilio en el este parisino, Guido Llinás acaba de hacer su entrada en el fondo patrimonial del Centro Pompidou de París gracias a la exposición “Paris Noir, circulations artistiques et luttes anticoloniales 1950-2000”, que está corriendo actualmente y hasta el 30 de junio en el gran museo de arte moderno y contemporáneo de esta capital. El Pompidou cerrará sus puertas durante cinco años para un remozamiento general; es inminente y desde febrero no hay acceso a su colección permanente, pero todavía están abiertos al público la biblioteca y el sexto piso donde, repartida en quince salas, ha sido desplegada una muestra interesantísima que está gozando de buena acogida por parte del público y la prensa especializada. Figuran en ella una docena de creaciones de los cubanos Wifredo Lam, Agustín Cárdenas y Guido Llinás. Los tres vivieron y trabajaron en Francia durante décadas, pero, contrariamente a los dos primeros, Guido no consiguió en vida, ni en Europa ni en América, el reconocimiento que su singular obra merecía. Conste que tampoco lo tuvo en su país natal: negro, homosexual, abstracto, anarquista y emigrante polarizaba todo lo que el castrismo, naciente cuando él partió, aborrecía.  

Me voy a limitar a dar parte del acontecimiento sin tratar de profundizar en cuanto a como ha sido posible, ni por qué ahora y no antes. En el mismo escenario habíamos visto otrora “Paris-Berlin”, “Paris-New York” y “Paris-Moscou”, pero sorprendió un poco “Paris-Noir”, preparada durante tres años por una conservadora a quien apasiona el tema de la emancipación negra. Su propuesta ha sido asociarla a los movimientos de descolonización que tanto eco tuvieron en Estados Unidos y en Europa occidental a partir de los años 1950; al rechazo al racismo contra los afrodescendientes; y al panafricanismo en general. Por esa brecha, definitivamente ajena en vida a él, se coló el ánima de Guido Llinás. No más entrar, el carácter políticamente correcto de lo que se presenta al público salta al entendimiento del público gracias a una cronología tan militante como hemipléjicamente orientada a la izquierda. Dicho esto, a manera de advertencia, vengo al aspecto artístico del evento, sin olvidar insistir en la calidad significativa de la exhibición.

Cuando Guido vino por primera vez a París en 1957 ya sabía de discriminaciones en Cuba y en Estados Unidos. En Francia empezó a degustarlas durante una estancia de 15 meses en la Cité Universitaire en 1957/1958; luego de manera más concreta a partir de mayo de 1963 cuando con su emigración definitiva certificó que no había encontrado espacio a su medida en una tierra donde recién se había implantado un régimen dictatorial. Contrariamente a lo que algunos tartufos pretenden aprendió muy poco aquí en Francia. Se metió como pudo en el medio, eso si, captando los mecanismos de una manera de flotar en un París en el cual era muy difícil vivir de un género de expresión plástica ya copada por intereses creados desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial. Y ni hablar por entonces de “pintura negra” hecha por negros, que se me permita aquí el indecente juego de palabras. Aquella frustración se sumaba al gran conocimiento que el artista creía poseer de su época, de los antecedentes de la creación en el mundo africano y de la incidencia de los mismos en Cuba durante la primera mitad del Siglo XX.  No es casual que hacia 1980, para desmarcarse de un hipotético sincretismo alusivo a creencias afrocubanas que algunos decían percibir en sus enigmáticos trazos, comenzara a autocalificarse “afrocatalán” a manera de chacota, echando mano a los orígenes de la rama materna de su familia.

Recorrer las 15 secciones de la exposición “Paris Noir” es visitar medio mundo: 350 obras de 150 artistas la componen, gozando armoniosamente de una escenografía tan consecuente como agradable. Además de los tres cubanos citados más arriba están presentes con sus trabajos varios pintores y fotógrafos colombianos, dominicanos y venezolanos. En las vitrinas se alinean textos de la época publicados en diarios y revistas por Severo Sarduy y Alejo Carpentier entre otros. Lo que ha tratado de poner en relieve la conservadora es la condición de Francia y de la ciudad de París a manera de lugar de encuentro, de refugio, de escuela y de emancipación para los discriminados. Léase los negros. No penetraré en los trasnochados meandros de esos criterios, para mi chovinistas y prototercermundistas. Lo que si puede afirmarse es que en lo adelante el mercado, reflejándose en las galerías y en las subastas, va a evolucionar en términos de precio y de comercialización para todos los creadores mostrados. Llegará para ellos una bienvenida y justa vigencia. Lo anterior lo confirma el magnífico catálogo puesto simultáneamente en venta(1) así como la serie de actividades y conferencias programadas hasta junio.

Quienes concibieron “Paris Noir”, su comisaria Alicia Knock la primera, quisieron establecer con Europa un hilo conductor hacia escultores, fotógrafos y escritores de Estados Unidos, las Antillas Francesas y Haití. Los demás han sido colocado al margen de esos tres centros, a manera de corolario casuístico.

En lo que respecta a Guido Llinás no tengo conocimiento de que haya dejado escritos donde consten criterios propios acerca del panafricanismo en el arte, mucho menos en cuanto a sincretismo tocante a su producción. Tampoco figuran en la indispensable biografía póstuma que le consagró su hermano René (2). Con todos los elementos aquí desarrollados, premisas para los interesados en el expresionismo, la abstracción y el surrealismo en el “arte negro”, podrán replantearse conceptos y apreciaciones para artistas que como Guido Llinás Quintáns permanecieron durante décadas tras una cortina de penumbras, de dificultades económicas y de un relativo anonimato.

(1) Knock, Alicia y otros. “Paris Noir. Catalogue”. Éd. du Centre Pompidou. Paris, 2025. 49€

(2) Llinás Quintáns, René. “Guido Llinás, todo sobre mi hermano”. PanAmericanArt Projets. Miami, 2013. $28

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