Marc Anthony parece un esperpento, esquelético, feo y desgarbado y no sale de una relación con una belleza para entrar en otra, y la pregunta es: ¿Cuántas de ellas hubiera ligado como “el flaco Marco Antonio” trabajando por 15 años en Burger King?
Vaya, me cuesta muchísimo trabajo imaginar a Marc Anthony haciendo un Part Time en Home Depot encaramado en una escalera -en shorts- en la línea 14. Y…
Se le acerca la diva y pretenciosa Jennifer López y a primera vista cae locamente enamorada de sus flacas canillas, le declara su amor y se va a vivir con él en su humilde efficiency en el barrio boricua de New York… Eso no pasa “ni a matao”…
Les cuento que estaba yo de visita en Los Angeles en la casa de un matrimonio de amigos míos que llevan 35 años de casados.
De pronto, en el noticiero comienzan a hablar de la infidelidad del gran golfista Tiger Woods a su mujer.
Inmediatamente mi amigo, para congraciarse con su esposa, hipócritamente comenzó a hablar pestes de Tiger.
Hasta lo llamó “descarado y traicionero”… Y yo solo le dije: “Bueno, chico, es que él tiene muchas tentaciones”.
Pero, tuve ganas de decirle: “Yo creo que tus opciones han sido muy limitadas, ni modo que tú trabajando 30 años en una fábrica de ventanas de aluminio, de madrugada, se te haya presentado Elin Nordegren, la mujer del golfista, y se te haya desnudado en frente”.
Todo se puede reducir al famoso chiste del filósofo Guillermo Álvarez Guedes del hombre con un ticket de la Lotto en sus manos y le dice al hijito: “Si me saco la lotería mujeres, parís y champán” y el muchacho pregunta: “Papi ¿y si no te la sacas”… “Bueno, entonces ¡Cerveza Budweiser, tu madre y Hialeah!”.
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