ENRIQUE: EL TÍO RICO

4 de noviembre de 2025

Durante toda mi niñez en Güines yo tuve un tío millonario llamado Enrique Fernández-Roig.

En el Residencial Mayabeque tenía una bella mansión en la esquina de la avenida Juan Rodríguez y la calle Máximo Gómez. La gentuza fidelista se la quitó y la utilizaron como la Jefatura de Policía del pueblo de Güines.

Cuando la “revolución” le incautó todas las propiedades y cuentas de banco mi tío llegó súper triste a mi casa. Papi, aunque muy dolido por lo que Enrique estaba sufriendo le dijo: “¡Mi hermano, a ver si Fidel me puede quitar lo bailao!”…

Enrique tenía un Buick del 56 blanco y verde y un chofer uniformado al que le decían “Cumbancha”.

Mi primo Enriquito nunca me invitaba a pasear en el carro, pero yo me hice “socio fuerte” del chofer y cuando él iba a La Habana a algún mandado me pitaba al frente de mi casa y me llevaba a pasear a la Capital…

Yo me acomodaba en el asiento trasero del Buick y tremenda lija me daba con el chofer uniformado. Supongo que los guajiros en la carretera central pensaban: “¡Ahí va un niño rico!”.

Al llegar al destierro se equipararon nuestras economías, es decir, mi tío, su esposa Carmela Barros y yo nos estábamos “comiendo sendos cables”. Cada uno por su lado.

¿Cuál era el desespero de Enrique?: Que Cuba se liberara, regresar, recuperar sus propiedades. Y ¿Quién le daba esperanzas? ¿Quién estaba luchando hasta con las armas en las manos tratando de recuperar a la Patria perdida? Su sobrino Estebita.

¿Quién comienza a escribir en el periódico “La Prensa de Los Ángeles” y desde el lugar donde estuviera le enviaba todos los periódicos brindándoles alientos a él y a los patriotas y seguridad en la liberación de la nación? El sobrinito pobre.

Y, poco a poco, me fui ganando el respeto, cariño y hasta la admiración de aquel tío rico devenido en pobre exiliado. Nos convertimos en “padre e hijo”. 

Y del “Yo soy el sobrino del encumbrado Enrique Fernández Roig” -y la gente ni lo creía- él pasó a decirles a sus vecinos en Miami: “Yo soy el tío de Estebita el que escribe en el periódico LIBRE de Miami y los semanarios “La Prensa” y “20 de Mayo” de Los Angeles”…

Y al final de la jornada, antes de morir, desde un congelado “Home” en Iowa City -donde su hijo Enriquito era profesor en una Universidad y lo puso ahí- me escribió una carta, supongo sufriendo de senilidad, diciéndome: “Esteban de Jesús, necesito un gran favor de ti, porque mi hijo dice que no va para Güines más nunca”.

Me sonreí tristemente al comenzar a leer: “Mi último deseo es que cuando liberen a Cuba busques, encuentres y te adueñes de mi Buick Special del 56 para que te pasees por el pueblo vestido con el uniforme del US. ARMY”.

En paz descanse mi tío millonario y pobre Enrique Fernández Roig.

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