En la pupila gris entras serena
En medio de la tarde entristecida.
Bálsamo celestial para mi herida
En esta tierra fría tan ajena.
Tu tierna voz en mí mató la pena
Que la patria alejada siempre anida.
A la amargura inmensa de mi vida
Le brindaste la miel de tu colmena.
Tu cuerpo es un vergel que me enamora
Un suave frenesí que me devora
Cuando en la cárcel de tus brazos preso.
Me quedo, espirituana milagrosa,
Y me baña de luz la mariposa
De tus bellos ojazos, lo confieso.
Eladio “Tito” Peña Trujillo
Miami, Florida.
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