Un estudio minucioso de la lucha clandestina cubana, a cargo del historiador Enrique Ros (†)
Una obra que reconoce la valentía, entrega y sacrificio del pueblo cubano en la batalla por su libertad
Acciones comandos. Éxitos y fracasos. Otras acciones dentro de Cuba (I de IV)
Se han dificultado las operaciones del MRR en Centro América. Artime, en viaje propiciado por Rafael García-Toledo, viaja a República Dominicana para una extensa, abierta y franca conversación con Donald Reid que preside el Triunvirato que, poco después de la muerte de Trujillo, gobierna aquella nación. Logra Artime que el MRR pueda operar desde una base en la Bahía de Haina. Formalizaron un acuerdo. No habría campamentos como en Costa Rica y Nicaragua. El barco madre del MRR, el Santa María, operaría desde la base naval de Río Haina y desde otro punto de operaciones, Las Calderas, que se encontraba al sur que serviría de reabastecimiento. Se intensificaría así la «guerra de guerrilla naval». que poco antes había atacado el Central Pilón y realizado varias otras acciones. El 31 de agosto sale el Santa María con sus lanchas, Monty y la Gitana, a atacar la estación de radar instalada en Cabo Cruz que está siendo operada por técnicos soviéticos.
EL SIERRA DE ARANZAZU: COSTOSÍSIMO ERROR
Una acción dramática, pero que resultó disparatada, atrajo la atención de la prensa internacional el miércoles 15 de septiembre de 1964. Un buque de carga fue atacado «por veloces embarcaciones no identificadas, produciendo a bordo explosiones e incendios, hundiéndose frente a las costas de Cuba».
La misma nave, que cinco meses antes había atacado Puerto Pilón, había divisado, a mucha distancia, un barco de gran calado que consideraron era el «Sierra Maestra», el buque insignia de la Marina Mercante Cubana.
El Santa María, en alta mar, al caer la tarde divisa una gran embarcación que lucía como el «Sierra Maestra». Para identificarla salieron las dos lanchas rápidas. Ya era de noche; la Monty se acercó y encendió su reflector dirigiéndolo a la popa. Ricardo Chávez confirmó la identificación a la Gitana basándose en el testimonio de Roberto Cao que había visto la palabra «Sierra». por el lado en que se aproximaba la nave.
Trataron de localizar a Artime en busca de autorización para atacar el barco. No fue posible contactar al dirigente cubano y, temerosos de perder el objetivo, pidieron a la base de Monkey Point autorización para atacar. En la base se encuentra Félix I. Rodríguez que toma la decisión de actuar si tienen la certeza de que el buque es el Sierra Maestra. Las lanchas no vacilan.
La Gitana que estaba más artillada que la Monty, se acerca al objetivo. Abre fuego sobre el punte de mando con la calibre 50 tirando varias ráfagas hasta que se apagaron las luces. Ya la tripulación del barco ha comenzado a arriar los primeros barcos salvavidas. Se les informa por los altoparlantes que se les dará tiempo para que abandonen el barco y se alejen antes de que el buque sea destruido.
Se acercan por la banda de estribor comenzando por la popa por encima de la propela, «tirándole cañonazos, mientras las ametralladoras calibre 50 no paraban». recuerda uno de los tripulantes en extensa entrevista con el autor. Le habían lanzado siete proyectiles en la línea de flotación y más de mil quinientas balas calibre 50. Se ale-jan las dos lanchas rápidas y cuando se encontraban a unas doce o quince millas de distancia observan la explosión del barco «como una bola de candela que sube y luego se abrió como un hongo».
Eran cerca de las 3 y media de la madrugada. A las 3:50 am envía el Santa María el siguiente mensaje a la base de Monkey Point.
«Atacamos Sierra Maestra por media hora. Barco ardiendo. Doce millas Sur. Ataque estructura. Náufragos arriando botes».
Quince minutos después, el Mexicano Chávez envía al Santa María esta comunicación:
«4:11 AM AMPLIANDO MI MENSAJE ANTERIOR, Barco comenzó a hacer explosiones. Lugar ataque 21.25 latitud norte; 74.09 longitud oeste. Tripulación se lanzó al agua. Arriando botes. Debe haber heridos. Respetados vidas y náufragos. Comunique base envíen auxilio…». Firmado: Chávez».
Estaban felices. Creían haber destruido el Sierra Maestra, el buque insignia de la Marina Mercante Cubana. Partieron, jubilosos, hacia la Isla Tortuga, al norte de Haití. Allí comenzaron a oir los primeros partes sobre un barco que había sido atacado al norte de la provincia cubana de Oriente. No identificaban, aún, al buque.
Ya Félix Rodríguez, a cargo de las comunicaciones en Centro América, ha informado a «Lastra». el éxito de la acción. Ha sido destruido el buque insignia de la marina cubana. Pronto conocen que no puede ser el Sierra Maestra el barco atacado porque éste recién ha cruzado el Canal de Panamá rumbo a la República de China.
¿Cuál era, entonces, el barco ametrallado e incendiado?.
Horas después, el Santa María y las dos lanchas rápidas pasaron el Paso de los Vientos y llegaron a la costa sur de Haití en busca de combustible. Oyeron, por primera vez, el nombre de Sierra de Aranzazu. Habían incendiado e inutilizado un barco. Pero no era el Sierra Maestra. Era el carguero español Sierra de Aranzazu que, con frecuencia, tocaba puertos cubanos.
La noticia fue confirmada por el cable de Jorge Giraud a Cancio recibido a las 5 pm del mismo día 15:
«Cancio:
Mensaje del Consejo dice: Urgente envía mensaje al Santa María ordenando oficiales y tripulantes no decir absolutamente nada, repito, nada, sobre ataque al Sierra Aranzazu». Firmado: Giraud».
Cinco minutos después se recibía otro mensaje más esclarecedor:
Septiembre 15, 1964 5:05 P.M.
«Cancio: Sierra Aranzazu fue el buque español atacado ayer por equivocación. Firmado: Giraud».
El combustible que necesitaban no lo encontraron en Haití y tuvieron que continuar hasta la Isla Beata.
Se realizaban inmensos esfuerzos para silenciar el grave incidente. Cables firmados por el «Coronel Ignacio». (Manolo Artime) y «el Coronel Quintero». (Chichi Quintero) urgen mantener absoluta reserva e instruyen a las naves a no continuar hacia la República Dominicana. Pero, esto no le era ya posible al Santa María que apenas tenía combustible.
En esos momentos caían sobre García Toledo, en Santo Domingo, más improperios que proyectiles habían hecho blanco en el Sierra de Aranzazu. El Presidente Reid y el Comodoro Rivera Caminero estaban, comprensiblemente, indignados con lo que, en un principio, consideraron como una acción premeditada. Tocó al solitario representante del MRR en la República Dominicana aplacar a los dos dirigentes dominicanos que tanto habían confiado en él.
En el ataque habían muerto el capitán Pedro Ibarguren Goitía y dos oficiales, quedando heridos algunos tripulantes.
La prensa dominicana cubría con gran destaque el grave incidente. El «Listín Diario», uno de los periódicos de más circulación, publica en la primera plana fotos del carguero español y de miembros de su tripulación. Aparecen cables originados en Washington, en La Habana; en Miami, en Madrid.
De inmediato, las autoridades cubanas acusaron al gobierno de los Estados Unidos de ser responsable de la agresión al carguero español calificando «como cínicas las declaraciones del Departamento de Estado Norteamericano de que no saben quien realizó el ataque».
Este error hizo aún más críticas las ya tirantes relaciones entre la organización revolucionaria y la Agencia Central de Inteligencia. Dentro de tres meses, a fines de diciembre, luego de graves incidentes en los campamentos y de serios errores de juicio en las relaciones con la CIA, terminaría esta antigua vinculación.
Pero en la isla los cubanos siguen conspirando y luchando aunque muchas de estas conspiraciones son detectadas por agentes infiltrados.
(Continuará la semana próxima)
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