Lo peor y más peligroso en Cuba no es ser adversario al régimen porque esos en su inmensa mayoría han aprendido a guillarse y a tener dos caras. Lo peor es ser furibundo castrista y distinguirse.

Al inicio el novato Fidel Castro (para amedrentar) quiso aparentar que tenía un gran ejército dirigido por aguerridos comandantes y (sin ser su verdadera intención) estos obtuvieron fama de sopetón.

La defecó preguntando al “simpático” Camilo “¿Voy bien?” A William Morgan lo llamó “El comandante americano” y al Che Guevara le dio “vara alta” y le permitió el sacrilegio de firmar los pesos con su seudónimo, y “patente de corso” para matar cubanos a diestra y siniestra.

De ahí en lo adelante cerró el cuadro y siquitrilló a todo el que cobraba relativa fama incluyendo al “Guerrillero Heroico” y al “Señor de la Vanguardia”.

A través del proceso muchos han cometido el grave error de envalentonarse, de creerse que son “alguien allí” y se han estrellado terminando en el ostracismo o en las Cuevas de Bellamar limpiando cacas de las 26 especies de murciélagos.

Allí solo dos pelandrujos (Fidel y Raúl) se han podido dar el lujo de ser tristemente célebres. A Juan Almeida le permitieron aparecer para no lucir racistas, mientras el sanguinario Ramiro es intocable para meterle miedo a la gente.

Carlos Aldana, Roberto Robaina, Carlos Lage, Pérez Roque, y los “talibanes” Hassan Pérez, Otto Rivero, Juan Contino Aslán y Carlos Manuel Valenciaga se comieron el millo de sobresalir y los hicieron talco.

Vaya, a los artistas que se fueron prohibieron hasta mencionar sus nombres y los que se quedaron no son ni la sombra de lo que un día fueron.

Y ahora hay un títere llamado Miguel Marioneta y su alardosa “primera dama” que se han creído que tienen a “Fidel cogido por las barbas” y créanme que los tienen en remojo.

Ya Ramiro lo mandó a callar públicamente, dicen que “el Cangrejo” le dio un pescozón, y yo les pronóstico que muy pronto le darán de baja, le achacarán la culpa de la hecatombe actual y saliendo bien los veremos a “La Machi” cocinando y el “sing…vergüenza” sirviendo la comida en un “paladar”.