EL LATROCINIO DEL GOBIERNO CUBANO Y LA DISENSIÓN INTERNA

Written by Adalberto Sardiñas

14 de enero de 2025

La última información sobre la deshonestidad del gobierno cubano ha sido dada a conocer en un reporte aparecido en el Miami Herald. Hasta este punto, lamentablemente, no hay ninguna sorpresa sino una corroboración a la práctica, más que sospechada, bien conocida, de un gobierno que entró como una tromba en la historia de Cuba hace exactamente sesenta y seis años, y no ha dejado de esquilmarla, exprimirla, y robarla, hasta convertirla en una de las naciones más pobres del continente. 

Sí, ciertamente, Cuba es un país pobre, muy pobre. Pero sus principales funcionarios son abundantemente ricos por vía del robo desmedido e impune y la corruptela total.

Mientras la población vive en paupérrimas condiciones, con carencia infinita en todos los capítulos esenciales para una existencia básicamente normal, la élite, sin embargo, goza de una opulencia ofensiva, producto del enriquecimiento ilícito a base de trampas a costa del bienestar común, del patrimonio nacional.

El interesante y notable reportaje del Herald viene, sorprendentemente, de una filtración proveniente del régimen. Y es, por demás extraordinario que, del secretismo de un gobierno extremadamente cerrado en sus actividades y conductas, cualquiera que estas sean, políticas, militares o económicas, surjan este tipo de liqueos. ¿Qué está pasando en el ocultismo del paraíso comunista cubano? ¿Quién, asumiendo tan enorme riesgo, dejó escapar estos secretos? Porque, por la trascendencia del asunto, esta actividad en el régimen cubano, tan proclive al castigo máximo, tendría implicaciones vitales. ¿O es que acaso, el que liberó la información, ocupa un alto rango en la dictadura y tiene cuestiones pendientes con otro de los jerarcas por diferencias en el reparto del botín? Todo está raro.

De acuerdo a la autora del reportaje, la periodista Nora Gámez Torres, el conglomerado militar GAESA, con casi absoluto control sobre la economía cubana, mantiene toda la información financiera secreta, e incluso, resguarda sus cuentas de la participación de los controladores gubernamentales. Es como un gobierno, dentro del gobierno, con total autonomía para hacer y deshacer. Pero, obviamente, algo les falló. O tal vez nada les falló, sino que sirvió un objetivo determinado. ¿Una disensión interna? ¡Quién sabe!

Gracias a una rara filtración de récords financieros internos, que cayeron, supuestamente, en las manos de la periodista Gámez Torres, y publicados en el Herald, ahora sabemos que cientos, tal vez miles de millones de dólares ganados por compañías en la Isla que debieron ser empleados en servicios públicos, se depositaron en las cuentas secretas de GAESA o sus subsidiarias.

En otros gobiernos, espurios y corruptos como el de Cuba, pero sin los extremos controles de éste, esta filtración no hubiera tenido gran trascendencia; ¡pero en Cuba, con tanta estricta vigilancia! ¿Cómo se puede justificar esta falla de seguridad en un país que se vanagloria de su eficiencia en ese sector? 

Sin ir más allá de lo que el sentido común nos indica, se puede inferir que el liqueo de tan crítica información, revela la existencia de grietas dentro del grupo íntimo predominante del sistema. La persona, o personas, que facilitaron esa información para conocimiento público, tenían acceso privilegiado a esos récords celosamente guardados y protegidos.

Si es cierto que GAESA es un monopolio autónomo dentro del gobierno, también es lógico asumir que la familia Castro sería la principal beneficiaria de este latrocinio corrupto que viene minando los fondos públicos por años. Es un secreto público que los Castro, desde los tiempos de Fidel, se han enriquecido desmesuradamente, al extremo de que, en cierta ocasión, la revista Forbes, publicó que Fidel era uno de los gobernantes más rico del mundo con una fabulosa cuenta secreta en Suiza. Y la saga continúa, tal vez con más sofisticada estrategia, con los dictados del tempranamente desaparecido Luis Alberto López-Calleja, yerno de Raúl Castro, a quien éste hizo general y lo promovió a los más altos cargos del gobierno y jefe máximo de GAESA.

Conociendo la naturaleza de vigilancia y desconfianza del régimen, donde nada se mueve sin que su sistema de espionaje interno lo detecte, resulta insólito que alguien, en el vientre de ese aparato de brutalidad represiva, arriesgue su vida en una aventura como la que vio la luz en el Miami Herald. ¿Qué ha sucedido? ¿Alguien ha trocado el miedo por la ambición? ¿Se está ablandando la dictadura más longeva de América? ¿Querría alguien, desde adentro, minar las bases de esa podredumbre para terminar con ella? Es posible. Todo es posible. Siria es el más cercano ejemplo a mano. Las dictaduras, incluso las comunistas, no son eternas, y tarde o temprano, caen.

Hay varios factores que inclinan la balanza en favor de ciertos cambios en Cuba. Primero el hecho de que Raúl Castro, a sus 93 años, está al final de la pista, y ninguno de sus herederos tendría el control que él ejerce en el timón de mando. Segundo, (y esto es muy importante) la gravitación geopolítica, que cambiará de giro en América Latina con el nuevo gobierno de Donald Trump en Washington, que no promete ser generoso con regímenes como Cuba y Venezuela.

Nos asiste en esta hipótesis la clara relación entre honradez y prosperidad, ambas ausentes del gobierno que oprime a la sociedad cubana. Pero todavía hay algo peor que corrupción: la impunidad prevaleciente en el régimen que se nos ofrece en claro relieve con la difusión del reportaje de Nora Gámez. Gente deshonesta hay en todas partes. Negocios turbios se hacen desgraciadamente en todas latitudes. Sin embargo, la diferencia radica en la reacción de la sociedad cuando se descubren estas grandes infamias. Porque infamia es robarse enormes cantidades destinadas al mantenimiento de la industria energética manteniendo a la población a oscuras; o no obtener, con esas divisas, los insumos y medicinas básicas para beneficio de sus habitantes, construyendo, a su vez, arbitrariamente, fastuosos innecesarios hoteles.

Lo que no deja de ser interesante, por su elevado y desfachatado grado de cinismo, es que mientras el robo a manos llenas tiene lugar en la empobrecida Isla, sus personeros en la ONU culpan al llamado “embargo” por la falta de 250 millones de dólares anuales necesarios para el mantenimiento del sistema eléctrico, mientras que, en la cuenta de Gaviota, la compañía que administra el sistema hotelero y que funciona bajo la tutela de GAESA, descansan inactivos más de cuatro mil millones de dólares esperando a ver en qué manos caen.

En paz descanse la revolución que un día existió y que hace muchos años dejó de existir.

BALCÓN AL MUNDO

Después de nueve años como primer ministro de Canadá, Justin Trudeau renuncia. El clima político de su país ha cambiado. El espacio del liberalismo mantenido por Trudeau se ha reducido, dando paso a un sentimiento más conservador de tipo populista. Pronto se fijarán elecciones y un nuevo gobierno será formado de conformación diferente a la de Trudeau.

El péndulo geopolítico empieza su tradicional regreso desde el centro hacia uno de sus espacios laterales. Ahora le tocó el turno a la derecha moderada. Así funciona la democracia.

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El presidente electo Donald Trump está decidido en proseguir su campaña para adquirir el Canal de Panamá y tomar el control de Groenlandia ahora en las manos de Dinamarca. La debatible idea, que no es ajena a la política exterior de Estados Unidos desde el inicio de la república, ha causado sorpresa y preocupación en la esfera internacional, dado que el presidente pareciera no estar dispuesto a desechar el uso militar o la coerción económica para lograr su objetivo. 

Debe recordarse que esta nación, en su expansión inicial, y hasta un poco más tarde, adquirió Florida, Luisiana, Texas, California y Hawái. También, no debemos olvidar que Thomas Jefferson entretuvo la idea de comprar Cuba durante sus años en la presidencia. ¿Qué les parece esa idea? De haberse materializado, el comunismo jamás se hubiera plantado a 90 millas de la costa norteamericana. Pero la historia, además de caprichosa, es terca e irreversible. ¡Qué vamos a hacer!

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Mientras el presidente legítimamente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, andaba visitando países latinoamericanos buscando apoyo para su regreso, y la remoción de Maduro de la presidencia, su yerno, Rafael Tudares, fue secuestrado en el momento en que llevaba a dos de sus hijos a la escuela. 

La dictadura Maduro-Cabello no tiene límites en su afán de mantenerse en el poder: desde robarse las elecciones hasta secuestrar ciudadanos a los que considera enemigos políticos, aunque estos sean apolíticos.

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El año 2024 fue peor que el 2023 para la violencia que envuelve a Haití. 5,600 personas fueron asesinadas en el 2024, 20% más que en el 2023 a manos de las gangas criminales que aterrorizan a ese pequeño país.

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