Por Yurina Fernández Noa
Comenzaremos respondiendo algunas de las preguntas enviadas por ustedes a mi correo electrónico, las cuales están relacionadas con el uso de dos expresiones: “mas sin embargo” y “sentarse en la mesa”.
Pues bien, les diré que la Real Academia Española aclara que “lo normal es usar solamente ‘sin embargo’, pero el español admite la combinación -redundante, pero enfática- de las conjunciones ‘pero’ o ‘mas’ (sin tilde) y la locución adverbial ‘sin embargo’: ‘No me creyeron, mas sin embargo dije la verdad’”.
En lo particular, recomiendo emplear una de las dos, porque mas es una conjunción adversativa utilizada para contraponer un concepto a otro, y en el caso de sin embargo, se trata de una locución adversativa, entre cuyos sinónimos encontramos la conjunción mas. Confirmando así que combinarlas resultaría redundante, concepto que -en mi opinión- prima sobre el concepto de elemento enfático.
También, ustedes me comentan que con frecuencia escuchan decir: “Se sentaron en la mesa”, en lugar de: “Se sentaron a la mesa”. Acerca de este tema, en el Diccionario prehispánico de dudas se afirma que estas dos expresiones son equivalentes, aunque -en sentido recto- “sentarse en la mesa significa ‘acomodarse encima de ella’”. Y precisa, además, que sentarse a la mesa es una locución fija que significa ‘sentarse frente a una mesa para comer, negociar, etc’”.
En relación con este tópico, yo aconsejaría utilizar la expresión “sentarse a la mesa”, por ser más precisa, teniendo en cuenta que una de las acepciones del significado de la preposición en es “encima de”.
Refranes populares: “Dar gato por liebre”
Cuentan que las antiguas posadas, mesones y tabernas no gozaban de muy buena reputación en España. Con frecuencia, se decía que servían a sus clientes carne de gato, en lugar de conejo, cabrito o cordero, como anunciaban y por lo que se pagaba.
Ha transcendido que llegó a existir un conjuro. Y relatan que, puestos de pie, los clientes pedían delante del asado: “Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta del plato”.
Al parecer, esa costumbre de “dar gato por liebre” estuvo tan extendida que de ella se habla en las obras pertenecientes a la novela picaresca, género literario típico del llamado Siglo de Oro de las letras españolas, del cual fue uno de sus principales exponentes el genial Francisco de Quevedo.
Este refrán ha llegado a nuestros días visto de manera más general. Así consta en el Diccionario de la lengua española con la siguiente definición: “Engañar en la calidad de algo por medio de otra cosa inferior que se le asemeja”. Y creo que a muchos de nosotros nos han dado “gato por libre “ alguna vez.
Ahora me despido, y regresaré con más la próxima semana, si Dios quiere. Espero sus comentarios. Mi e-mail es: yfn1990@hotmail.com
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