Por José “Chamby” Campos
Cuando los equipos de pelota de las secundarias Miami High y Hialeah High se enfrentaron el 24 de marzo de 1970 ninguno de los integrantes de ambas escuadras se pudo imaginar que participarían en un encuentro que quedaría sellado en el tiempo.
Miami High se llevó la victoria por una anotación de 1 por 0. El partido contó con grandes jugadas defensivas y un error mental causado por euforia que causó que la acción durara 6 horas y 53 minutos. Todo concluyó al final de 24 entradas. Sin duda alguna, el mejor choque en la historia beisbolística de la ciudad de Miami.
Para comprender la magnitud de este partido tenemos que remontarnos a una época donde no existía un equipo profesional de Grandes Ligas aquí en la ciudad de Miami. Solo los Orioles de Baltimore contaban con una sucursal de clase A, la cual usaba de base el ya desaparecido Estadio de Miami, más tarde bautizado estadio Bobby Maduro. También durante los entrenamientos de pre-temporada el equipo mayor realizaba sus entrenamientos y juegos de práctica.
En esa época la pelota juvenil y colegial eran la máxima atracción y por último los contrincantes aparte de estar calificados entre los cuatro mejores de la ciudad, contaban en sus filas con una mayoría de muchachos cubanos. Es importante indicar este dato ya que la radio en español era totalmente cubana y el periodista Emilio Cabrera le había dado gran promoción a este encuentro y existía una gran expectativa al respecto.
El juego comenzó a las dos de la tarde y la alineación de Hialeah contaba con muchachos nacidos en la isla al tiempo que la de Miami High era totalmente criolla. Un gran duelo de pitcheo donde Alberto y Rick Floyd batallaron durante seis entradas hasta que Julio Hernández de Miami High conectó un imparable que le daba la victoria a Miami High.
Desafortunadamente en el calor y la emoción del momento, Hernández fue a celebrar con sus compañeros y se le olvidó tocar la primera base lo cual anulaba el logro. Hialeah protestó la acción y Julio fue declarado out y la carrera no contó.
En ese momento comenzó el épico esfuerzo de Zamora quien tuvo que batallar por los próximos 17 innings. Interesantemente en la parte baja de la décimo cuarta entrada Hernández volvió a conectar el hit decisivo, pero esta vez todos sus compañeros y dirigentes del equipo se aseguraron de que tocara la almohadilla de primera base.
Si excelente fue el encuentro, magistral fue la actuación del pitcher cubano Alberto “Chichi” Zamora. El jovenzuelo de 17 años de edad lanzó UN JUEGO COMPLETO. Los números al final del desafío aparecieron en los periódicos locales con una reseña que contaba la historia “24 innings, cero carreras, 10 hits permitidos”. Lo que jamás encontraremos en las estadísticas es cual fue el número de lanzamientos.
“Probablemente alrededor de 400 si contamos los de calentamiento en cada inning” nos comentó Chichi, quien después de graduarse en 1971 fue seleccionado por los Senadores de Washington en el draft de Las Grandes Ligas.
Alberto “Chichi” Zamora con esta actuación entró al libro de Guinness. Pero más importante, grabó su nombre en los anales del béisbol en la ciudad de Miami.
Después de haber actuado en el profesionalismo por varios años decidió abandonar los terrenos y se incorporó a la industria de la música. Al igual que lo hiciera como atleta también triunfó en ese giro.
Su talento y esfuerzo en su carrera lo llevó a convertirse en vicepresidente de las mundialmente afamadas compañías Sony Récords y Warner Brothers Récords. Bajo su tutela fueron firmados artistas del calibre de Ana Gabriel, Rey Ruiz, Luis Enrique, y decenas más.
Ya retirado hoy en una finca al norte de la Florida Chichi es otro cubano exiliado más que triunfó dignamente.
¿Cuántos atletas pueden decir que lanzaron un “Nueve Cero”, que está incluido en los Récord Guinness y a la misma vez firmó artistas de la clase de Marc Anthony?
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