El famoso narrador deportivo Octavio Víctor “Cookie” Rojas Rivas no dudó un sólo momento en sostener que “los peloteros cubanos han sido los auténticos héroes del gran béisbol mundial en las Ligas Mayores de los Estados Unidos.
“Ellos con su empuje y su talento han llegado a engrandecer las Ligas Mayores de los Estados Unidos donde hoy por hoy son ambicionados por los grandes equipos dadas sus capacidades innatas para el juego de la pelota”, reiteró.
“Cookie” Rojas Rivas fue homenajeado por el alcalde de la ciudad de El Doral, Juan Carlos Bermúdez, luego de considerar que con su voz ha alentado el juego de la pelota en los grandes estadios de los estados Unidos.
“Su voz gigante, brava y picante, ha logrado que la fiesta del béisbol sea cada día mayor, gracias a su talento para narrar, lo cual ha enloquecido las tribunas en el mundo hispano, donde el béisbol es una loca pasión deportiva”, sostuvo Bermúdez.
“Siempre que se oiga la voz de “Cookie” Rojas en las estaciones de radio y TV, entonces, vamos a saber que nos encontramos frente y oyendo a uno de los grandes narradores deportivos del juego de la pelota, al igual, que el legendario Felo Ramírez”, dijo por su parte el comisionado Peter Cabrera.
Octavio Víctor Rojas Rivas, mejor conocido como Cookie Rojas nació en La Habana (Cuba) el 6 de marzo de 1939. Es un cubano ex-jugador de la Liga de Béisbol, mánager y entrenador de larga trayectoria. Aparece frecuentemente en la sección de deportes de la televisión como comentarista.
“Cookie” reveló que jugar al béisbol era la mayor pasión de su padre, lo cual más tarde él la adoptó como profesión. Su primera aparición la hizo con «La Habana Sugar King» un equipo afiliado a Triple-A de los Cincinnati Reds, debutando en la Liga Nacional con los Rojos en 1962”.
Relató que en Cuba empezó a jugar en Little Leagues (Ligas Pequeñas), y poco a poco, le fue gustando cada vez más el béisbol y, luego, participó en el equipo de High School (secundaria) “La Luz”, en Cuba. Pasó después al equipo Amateur “Fortuna”, donde jugó como amateur un año.
“Yo llegué a EE.UU. jugando en una diferencia categórica y, en aquel entonces, era la Clase B, Clase C, Clase A, Doble-A y Triple-A. Hoy en día son 3 nada más, Clase-A, Doble-A y Triple-A. Cada organización en los mayores tenía, por lo menos, 15 equipos en las menores, o sea, había una gran cantidad de jugadores que trataba de tomar tu puesto, como es natural”, recordó.
“Hicimos un buen trabajo el primer año, pasé en el 57 al equipo de Wausau, Wisconsin Clase-C, luego salté de Clase-C a Clase-A en Savannah, Georgia y ahí fue cuando el equipo de los “Sugar Kings” en 1958 consiguió mi contrato y fui a jugar con ellos en Cuba, donde ganamos por cierto la pequeña Serie Mundial contra el equipo de Minnesota”, resaltó.
“Todo se dañó en Cuba y, entonces, quise saltar al profesionalismo en los deportes, tomando la sabia decisión de venir a Estados Unidos, que era la ansiedad y el sueño americano que tenía de poder llegar al tope del béisbol que eran Las Mayores “, aseguró.
“Dirigí también un equipo de California en 1988, y, asimismo, fui narrador del equipo de los Marlins por 11 o 12 años, así que he estado dentro del béisbol toda una vida. Recuerdo también que estando con el equipo de Cincinnati, me cambiaron a los Phillies de Philadelphia, donde estaba Gene Mauch, que era el manager y ahí tuve la oportunidad de jugar 7 años”, agregó.
“Recuerdo ahora, que llegué a jugar las 9 posiciones con el equipo de Philadelphia, siendo, creo, el primer hombre en el béisbol en hacerlo en la Liga Nacional, pese a que había otros dos hombres que fueron Bert Campaneris y Cesar Tovar del Caracas, quienes también jugaron las 9 posiciones”, enfatizó.
“Por toda esta experiencia es que me atrevo a asegurar que “sin lugar a dudas los peloteros cubanos han sido lo máximo en el béisbol de los EE.UU. ya que han estado, por ejemplo, jugando también en Japón, China, Korea, Canadá, en las islas del Caribe, en fin, en todo lado. Son mundiales”, concluyó.
Rojas, según sus palabras, fue a la Serie Mundial como entrenador de los Mets en el 2000. Las siguientes dos temporadas se desempeñó como entrenador de banca para los Toronto Blue Jays. En 2003, Cookie tomó el puesto que todavía desempeño hasta 2013 como locutor en español, para los Florida Marlins.
Su hijo Víctor también fue un locutor, para los Anaheim Angels. Además de Víctor, Cookie y su esposa tuvieron otros tres hijos: Octavio Jr., Miguel y Bobby, y varios nietos.
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