El entierro del enterrador

Written by José A. Albertini

4 de marzo de 2025

Capítulo XIII

Generoso apura el resto del aguardiente y estima.

-La gente, y yo entre ellos, lo único que hace es tratar de no morirse antes de tiempo. No es bueno comprar broncas ajenas -queda absorto, pero al instante la curiosidad lo aviva-. Si sabías lo que va a pasar, ¿Por qué ayudaste a que Inmaculada naciera?

-Porque de todas formas el castigo venía e Inmaculada lo trae por el camino del amor. 

-¿Amor…?

-Sí; amor. La vamos a querer tanto que verla vivir para morir prematuramente será nuestra pena. -¿Morirá pronto? -A los siete años.

-¿Qué clase de jiña? -el enterrador maldice-. ¿Sufrirá mucho?

-Nada. Los males serán asimilados por el alma que le dio vida.

-¿Qué enfermedad tendrá? 

-Ninguna y todas.

-No entiendo… -Generoso se impacienta.

-Se irá apagando como la luz de una vela.

-¡Pobres de Juana y Felipito! ¿Les contamos…?

-Mejor no. Son los padres y bastantes tragos amargos tendrán que enfrentar a partir de hoy.

-¿Por qué ellos tienen que pasar por semejante jodientina?

-Exactamente no lo sé, pero siempre hay elegidos.

-¿Y ahora qué hacemos? -Generoso inquiere con dejo maltrecho.

-Callar para siempre. Ni tu Candelaria ni mi Charito deben saber nada. Y nosotros, a partir de este momento, jamás volveremos a conversar sobre el tema. Esto es un secreto de tumba -resuelve tajante.

El enterrador voltea el vaso vacío.

-Me hace falta un trago -dice maquinalmente.

-Yo necesito más de uno -Román señala taciturno. Sin embargo, al instante, con alegría cuestionable, exclama-.

¡Vamos, vamos adentro a comer chilindrón y brindar por la llegada de tu ahijada!

***

Luego del nacimiento accidentado de Inmaculada y un fin de año festivo, Generoso y Candelaria ultiman los detalles del bautismo.

Inmaculada Inocencia Dopico Bucarano es sacramentada el domingo seis de enero, día de los Santos Reyes Magos. Ángel Tudurí, párroco de la iglesia del Carmen, toma el agua bendita de la centenaria pila bautismal, construida en el año 1775, con una piedra caliza obtenida del cerro Capiro. La criatura, en brazos de Candelaria, llora al recibir sobre su tierna cabeza la fría mojadura de la fe.

Concluida la ceremonia religiosa y antes de abandonar el templo, Juana advierte a los presentes.

-Nosotros la llamaremos Inmaculada. El nombre de Inocencia es para uso de Dios.

Inmaculada desde muy pequeña, según lo profetizado por Román el zapatero, muestra una salud frágil que se concreta en inapetencia, delgadez excesiva, crecimiento retardado, fiebres frecuentes, males estomacales y erupciones cutáneas. El único alimento que acepta, en cantidades pequeñas y paladea con gusto, es la miel de abejas.

No obstante, posee una inteligencia clara que se desborda en el mirar azabache de sus ojos, grandes y límpidos. A los ocho meses de nacida comienza a hablar, aunque demora dos años en dar los primeros pasos.

Juana por mucho tiempo, miércoles tras miércoles, temprano en las mañanas, lleva a Inmaculada a las consultas gratuitas para gente pobre que, en el dispensario El Amparo, brinda el doctor Rafael Ruiz Miyar, Fillo para amigos y pacientes.

Varios meses de reconocimientos físicos, pruebas clínicas y tratamientos medicinales no arrojan luz respecto a los males que aquejan a la pequeña ni tampoco la mejoran.

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