Por José “Chamby” Campos
Algo que siempre me ha fascinado del deporte, tanto practicarlo como estudiarlo, es la manera en que crea disciplina, logra que el individuo pueda aportar y trabajar en equipo y sobre todo desarrolla carácter.
Disciplina de practicar hasta sacar lo mejor de tus facultades. Trabajar en conjunto incluso si hablamos de deportes individuales; tienes que trabajar con diferentes cuaches y ayudantes personales en este caso. Finalmente, el competir te lleva a desarrollar un carácter especial.
Tengo mi criterio de que un deportista lleva una ventaja sobre alguien que jamás haya practicado deporte.
Es por lo tanto que los políticos que han practicado algún tipo de deporte son en su mayoría triunfadores en la arena gubernamental y eso es lo que me lleva a esta columna que he bautizado “El Deporte en los Políticos”.
Desde el siglo pasado casi todos los presidentes de EE.UU. han llevado algún tipo de actividad física cuando llegan a La Casa Blanca, a pesar de todas las responsabilidades que cargan.
Natación, tenis, golf, baloncesto, y correr largas distancias han sido algunas de las especialidades que hemos presenciado han sido practicadas a través de los mandatos de los inquilinos de la máxima residencia del país. Sin embargo, ninguno de esos “atletas de fin de semana” se puede comparar a tres que compitieron a niveles superiores.
Comenzando con el presidente número 41, George H. Bush participó en béisbol universitario en la prestigiosa institución de Yale durante tres años. Después de tener una breve labor en la campaña de 1946 cuando apenas comenzaba como estudiante, se apoderó de la primera base y jamás la cedió; fue elegido el capitán de los equipos de las temporadas 1947 y 1948, siendo estas las únicas dos veces que el plantel educativo participó en La Serie Mundial Universitaria de Béisbol.
Dwight Eisenhower fue un destacado atleta en su juventud antes de convertirse en nuestro presidente número 34.
Cuando terminó sus estudios de escuela secundaria, trabajó dos años para ayudar a que su hermano se pudiera graduar de la universidad. Concluido esos dos años se matriculó en la Academia de West Point y reanudó su carrera deportiva.
El no haber sido escogido para
representar el equipo de pelota, según él, “fue una de las decepciones más grandes de su vida”. Sin embargo, su perseverancia, su talento y condiciones físicas lograron que pudiera llegar a ser miembro del equipo de Football Americano.
Dentro de la escuadra fue abridor como corredor, hasta que en un partido sufrió una fractura de la cadera que le terminó su carrera deportiva.
Concluyendo con el mejor atleta entre todos los presidentes, el número 38, Gerald Ford fue un excelente atleta que sobresalió en el feroz Football Americano. Desde sus años de estudiante de secundaria se destacó como un gran jugador. Una buena cantidad de reclutadores universitarios trataron de que firmara con sus respectivos colegios, pero al final Ford se decidió por La Universidad de Michigan, estado donde residía.
La opción escogida fue la adecuada ya que durante sus dos primeros años, Michigan no perdió ni un solo encuentro y en el interino ganó dos títulos nacionales.
Gran parte de esos triunfos fueron debido a la participación del futuro Primer Mandatario, quien no salía del terreno porque actuaba en la ofensiva, la defensiva y con los equipos especiales; siendo la estrella del conjunto.
En su último año colegial fue
seleccionado All-American y participó en dos Juegos de Estrellas, una contra colegiales y otra contra profesionales.
Según él las experiencias que le dejaron aquellos años de atleta, lo ayudaron con ideas que experimentaría en su vida política.
Un atleta que los cubanos recuerdan bastante por haber sido pitcher en la liga invernal cubana es el ya fallecido Jim Bunning. Este fue un estelar lanzador con Los Elefantes del Marianao.
Más tarde Bunning hizo una gran carrera con Los Phillies de Filadelfia, incluyendo un juego de cero carreras y cero hits, que lo llevó a ser
seleccionado al Salón de la Fama de Cooperstown.
En la arena política fue senador estatal en Kentucky y luego más tarde lo sería a nivel federal después de haber representado al estado como representante de cámara baja.
Hasta la fecha es el único senador federal que es miembro del Salón de La Fama de Béisbol.
En la actualidad hay dos grandes figuras políticas que tienen cargos bien importantes.
Uno es el representante federal por el estado de Ohio, Jim Jordan. Luchador que durante su carrera en secundaria logró coronarse los cuatro años en que compitió, terminando con una increíble marca de 156 victorias frente a una sola derrota. Cuando participó en el nivel universitario se llevó dos veces el campeonato nacional en las 134 libras representando la universidad de Wisconsin-Madison.
Por último, el gobernador de Florida, Ron DeSantis es un atleta que jugó pelota desde niño cuando su team de Little League calificó para la Pequeña Serie Mundial de Béisbol.
Ya de estudiante universitario en Yale fue el capitán del equipo y en su último año fue el líder de bateo con promedio de .336.
Estos son algunos ejemplos y sin quitarles su mérito en el ámbito político, estoy convencido de que todos ellos se beneficiaron por sus actuaciones deportivas.
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