EL CINTO DE ANA MARÍA

1 de abril de 2025

Mi madre nunca me permitió llegar a la conclusión de si yo era “un niño prodigio o un tonto de capirote”.

Porque la gran Ana María daba constantemente muestras ambivalentes al respecto: Se pasaba la vida orgullosa de mis calificaciones en la escuela, me colmaba de elogios y le encantaba alardear ante su parentela de que “Estebita es un muchacho muy precoz”.

Sin embargo -al unísono- me bajaba de las nubes cuando yo hacía alguna maldad, algo que la ponía molesta, blandía un enorme cinturón en sus manos -y como si yo fuera el más tonto de los niños- y me retaba: “¡Ven acá, niño majadero, malcriado y desobediente!”.

Me gritaba: “¡Acércate aquí para que veas lo que te va a pasar!” Como si realmente creyera que yo era tan mentecato y acercármele. 

Yo le contestaba: “Mami ¿tú crees que yo soy un comebola o qué?” Y respondía: “Sí, claro que sí, solo a un tonto se le ocurre hacer lo que tú hiciste”.

Como yo le huía -y para no perder la pelea- me amenazaba: “¡Está bien, quizás no eres tan bobalicón como pareces, pero hoy no te salva ni el médico chino, y cuando te acuestes y te duermas voy a ir a tu cama y te voy a dar dos cintazos bien dados!”

Desde luego, eso nunca sucedió. Sólo logró que todavía hoy no les pueda asegurar si era “vivo y pícaro” o era “el bobo de la yuca”.

Temas similares…

Los artistas cubanos en Navidad

Los artistas cubanos en Navidad

Los artistas cubanos también celebraban las Navidades de una época pasada. Para muchos cubanos, las interpretaciones...

Lo esencial de Cepp Selgas

Lo esencial de Cepp Selgas

La retrospectiva de un artista plástico le permite al público evaluar el proceso ascendente del pintor. Si además, la...

0 comentarios

Enviar un comentario