Cuando el gran navegante genovés, Cristóbal Colón llegó a la pequeña isla de Guanahani, a la que llamó San Salvador, el 12 de octubre de 1492, de allí navegó hasta la isla de Cuba, la que descubrió el 27 de octubre del propio año. Ya los aborígenes tainos consumían esta nutritiva semilla convertida en polvo y disuelta en agua. La palabra chocolate es un vocablo de los antiguos pobladores del bello y deslumbrante país que hoy conocemos con el nombre de México.
Según el criterio de unos, es una palabra que proviene del azteca zocoalt, vocablo compuesto por la voz zococ (agrio) y alt (agua) Para otros historiadores, esta voz no es más que una superposición del vocablo chócola, procedente del maya chocol (caliente) y a (Agua), unidos al sufijo de origen azteca lt. parece ser esta última tesis el verdadero origen del sustantivo chocolate, que no es más que una pasta preparada con la semilla del cacao desprovista de cubierta y disuelta o mezclada con agua o leche caliente.
Los aztecas creían que Quetzalcóatl había traído consigo la semilla y que había enseñado a sus antepasados la manera de cultivar el cacao.
Los mayas, en México, fueron los creadores del consumo del chocolate, mezclando los granos de cacao con miel de abeja, anís y chiles, nada menos que 250 años antes de Cristo. Sin embargo, no fue hasta 1400 que los aztecas hicieron tabletas de chocolate que se podían disolver en agua.
Se dice que en el año de 1520, cuando ya se había generalizado el uso del azúcar en la creación del chocolate, los españoles enviaron a España pastillas del producto, las cuales tuvieron una gran aceptación, generalizándose el consumo en la península.
A Italia, país al que tantos adelantos y descubrimientos en todos los órdenes, debe la humanidad, fue la reina de la mecanización del chocolate, pues en 1606 tuvo la primera fábrica el señor Antonio Carletti, expandiendo su consumo por todo el país.
Francia generalizó el uso del chocolate, convencida de que era un producto nutritivo, en la época del gobierno de Luis XIV, pero las maquinarias para la producción de su enorme consumo, no fueron montadas hasta principio del siglo XVIII.
En Inglaterra, donde el chocolate fue introducido en 1657, causó verdadero júbilo, siendo hoy uno de los mayores consumidores de este producto a nivel mundial.
La creación de molinos ultrarrápidos ha permitido que el chocolate se pueda adquirir en polvo. Esta mecanización en la producción ha hecho que una cantidad muy ínfima se produzca a mano, por ende, la de óptima calidad y mayor precio.
El chocolate cuando está puro, es una fuente nutritiva enorme, por las proporciones de contenido de azúcar, materias nitrogenadas y grasa. Este producto es un verdadero estimulante para los órganos de la digestión, y para personas de constitución débil. Tiene su mayor uso diluido con agua o leche.
En la actualidad, la fabricación del chocolate con calidad es elaborado con cacao, azúcar y un grupo de especias mezcladas con esmero en una masa homogénea por malaxación. En la fabricación del chocolate de menor calidad, entran otros productos para obtener un mayor peso, como harinas, féculas y otra sustancias como la manteca de cacao, que al ser agregada, permite un porcentaje mayor de azúcar en la mezcla, logrando así un producto que puede ser vendido de forma más barata, asequible a todos los poderes adquisitivos.
El hiperconsumo de este producto a nivel del orbe, ha permitido la creación de maquinarias tostadoras, quebrantaduras, descadilladoras, trituradoras, mezcladoras, envolvedoras, etc.
El chocolate, como se ha dicho, tiene su mayor consumo al -ser diluido en agua o leche, pero en la actualidad, se consume en bombones, sodas, confituras de todo tipo, dulces y sobre todo, en helados exquisitos, de sabores heterogéneos, que son cubiertos con una capa fina de tan importante alimento.
Las corporaciones estadounidenses son hoy en día las mayores fabricantes y distribuidoras, a nivel mundial, de todo el chocolate y los múltiples productos que lo contienen.
Eladio Tito Peña Trujillo
Miami, Fl.
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