EL CÁNCER DE IBEROAMÉRICA (III)

Written by Libre Online

17 de octubre de 2023

Todo en ellos es un embuste, desde los nombres de sus países (recordemos a la República Democrática Alemana y a la República Popular Democrática de Corea, ambas comunistas y ninguna democrática), hasta los cargos de sus titulares “presidentes” (ninguno realmente presidente, y ninguno libremente electo), y sus simulacros electorales, tomando en cuenta la conocida e insolente premisa comunista: “No importa quiénes voten, sino quiénes cuentan los votos”. Sus pregonadas elecciones, como en Cuba, no son verdaderas “elecciones”, sino simplemente “votaciones”, porque no ofrecen ninguna opción.

Entonces, ¿cómo enfrentar a estos seres tan viles? Primeramente, saneando los gobiernos corruptos que bajo el velo de ser democráticos llegan al poder para esquilmar el erario, y arrastran el amor patrio y el respeto a su pueblo bajo la suela de sus zapatos. Segundamente, educando seriamente a las enormes multitudes de familias desposeídas que inundan a Ibero América, y elevando no sólo su cultura y grado de escolaridad, sino también su nivel económico. No nos quejemos de que Petro haya ganado en Colombia y Lula haya ganado en Brasil. No protestemos de lo acontecido en tiempos recientes en Perú, Chile y Honduras, ni de que Bolivia eligiera a un tipejo como Evo Morales para investirle nada menos que con la presidencia de su nación, o que el demagogo Rafael Correa lograra el éxito en Ecuador en 2007 con su “Alianza PAIS”. 

Tampoco reprochemos a los argentinos que entreguen el poder una y otra vez a los mismos ladrones que desde hace ochenta años están empujando a la nación argentina al desastre total, y toleren sin crítica alguna que en “La Casa Rosada” y en la “Quinta presidencial de Olivos” se halle colgada en lugar prominente la detestable foto del raquítico tísico, el criminal aventurero Ernesto “Che” Guevara, tomada —en mala hora— en el Cementerio Colón de La Habana durante un funeral revolucionario.

Si no forzamos con todo vigor a los gobiernos presuntamente democráticos al escrupuloso respeto hacia los bienes y recursos de sus naciones, y a la dedicación próvida del progreso de sus pueblos, estamos dejando abierta la escabrosa ventana de la inequidad social por donde penetrará el engañoso veneno de las ideas radicales izquierdistas, diestras en embaucar y mal guiar a los sectores más frágiles.

Los comunistas, esos inicuos despojos humanos que cometen más latrocinio y crimen que todos los gobiernos corruptos y todas las dictaduras de derecha juntas, saben muy bien cómo entonar el “canto de sirenas” que arrullará los oídos de los que nada tienen y aborrecen la insaciable rapacidad de sus pésimos gobiernos, hallándose sumidos en la vaguedad de los pasos a seguir frente a sus existencias sin futuro alguno de progreso.

Recordemos aquello de “ser cultos para ser libres”. Y parte de la cultura, incluye por supuesto la correcta educación política y cívica, no el adoctrinamiento apócrifo y cargado de odio de la prédica comunista. Es necesario echarles en cara la realidad cada vez que ellos proclamen sus falsedades. ¡Y todo en ellos es falso!

Cuando los payasos de la dictadura cubana pregonan por el mundo que en Cuba la educación es gratis y los cuidados médicos también, debemos, sin piedad alguna, desenmascararlos ante todos. Sí, la educación es gratuita en Cuba porque te convierten en un esclavo del estado para siempre; te explotan pagando una miseria y son dueños de tu vida y tu familia, como sucede con los médicos cubanos, a los que el régimen esclaviza a su voluntad cobrando miles de dólares por sus servicios en el extranjero, y pagándole a ellos, en cambio, unos pocos pesos cubanos que valen menos que un pasaje de ómnibus.

Cuba es el único país del mundo que practica la esclavitud en su forma más envilecida y descarada; y a sus soeces líderes no les importa lo que nadie opine. ¡Ellos no son más que groseras mafias callejeras enraizadas en el poder avasallador y absoluto! Nada les importa golpear a mujeres indefensas en plena calle y a la vista de todos, o dar sopas de raíces podridas a sus prisioneros políticos, o encarcelarlos en celdas de castigo que son “gavetas” donde apenas se cabe en pie. ¡Un ser humano no debería ser encerrado en un agujero así ni siquiera por cinco minutos!

Felipe Lorenzo

Hialeah, Fl.

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