Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
El Bar Melódico de Osvaldo Farrés, fue un programa que marcó un hito en la televisión cubana. Comenzó en la emisora de radio Cadena Azul, luego en CMQ Radio manteniéndose ininterrumpidamente desde su creación, con un formato e intención que fueron copiados en otros países.
Se transmitía los miércoles a las nueve de la noche.
Programa de radio creado, escrito y conducido por el propio Farrés, donde él, presentaba canciones, anécdotas y comentarios musicales, además de estrenar muchas de sus propias composiciones, que luego se harían muy populares.
Durante sus 13 años (1946-1959) el programa tuvo un estilo íntimo y elegante, una especie de tertulia musical y se convirtió en uno de los espacios radiales más escuchados de la época.
Por allí pasó lo mejor que visitó a Cuba y también los mejores intérpretes nacionales y cuanto talento surgía en la Isla, jóvenes valores que gracias a aquel espaldarazo no demorarían en consagrarse.
Entre otras famosas figuras de la época que estuvieron presentes en el Bar se pueden mencionar: Maurice Chevalier, Josephine Baker, Lucho Gatica, Katyna Ranieri, Lola Flores, Sarita Montiel y Nat King Cole, para citar algunos solamente.
En 1952 comenzó a transmitirse por el Canal 2 de Telemundo y el 1 de mayo de 1957 se mudaron para CMBF-TV y finalmente para CMQ TV Canal 6.
En este espacio el autodidacta, pero muy avispado Farrés innovó la naciente televisión mundial, pues fue el creador del formato del Piano Bar en la televisión. Varias veces, el programa, grabado, fue transmitido desde su casa.
Josefina (Fina) del Peso, su segunda esposa contó esta historia:
Cuando en 1946 Farrés lanzó El Bar Melódico en Radio Cadena Azul, me pidió que fuera la coordinadora del programa. Pronto pasamos a CMBF TV y de ahí a CMQ Televisión en horario estelar, los miércoles a las 9 de la noche.
Osvaldo, con su desenfado campesino, entrevistaba a los artistas, contaba anécdotas de la Farándula, pero a veces me llamaba frente a las cámaras, y hasta me ponía a cantar (Fina había ganado interpretando boleros en La Corte Suprema del Arte).
Trece años permaneció El Bar Melódico en los primeros lugares de popularidad. La Habana era plataforma de lanzamiento artístico. Para triunfar en América, había que conquistar La Habana. Por El Bar Melódico pasaron todas las estrellas que nos visitaban y hacíamos cultura.
Una vez al mes, celebrábamos La Sala de Conciertos, con las grandes figuras líricas: Manolo Álvarez Mera, y hasta la orquesta de Paul Tsonka, con 101 músicos.
En Nochebuena, celebrábamos La Cena de las Estrellas, cubanísima, con puerco asado, y fricasé de guanajo (pavo). Por allí desfilaron Rita Montaner, Alicia Alonso, Lola Flores, y no sólo artistas, también pintores, escritores, y gente de pueblo, que Farrés decía que no había grandes ni chiquitos; le encantaba mezclarlos a todos.
En 1958 dirigió desde ese espacio televisivo un homenaje nacional a Rita Montaner que se convirtió en un maratón de varias horas en el cual participaron los más importantes músicos, cantantes y actores de la nación.
Celebridades nacionales y extranjeras desfilaron por sus transmisiones, mantenidas hasta octubre de 1959, cuando lo sustituyó Sala de Conciertos, conducido por él durante un tiempo.
¿Cómo componía Farrés? Por inspiración, letra y música le venían juntas, afirma Fina del Peso.
Y eso ocurría en un santiamén, como si una voz misteriosa le dictara sus canciones. Luego, corría hasta mí, texto en mano, para que me aprendiera la melodía y se la cantara a una pequeña grabadora. De ahí, llamaba a un músico de escuela para que le escribiera las notas en el pentagrama. Podía ser Fernando Mulens, su entrañable amigo u otro cualquiera.
Tenía un oído musical muy especial, si a la hora del arreglo los orquestadores le equivocaban una nota, de inmediato saltaba. ¿Habría algo mágico en sus canciones? Porque de sólo oírlas, el público las repetía, las hacía suyas. Pocos compositores cubanos tuvieron tantos éxitos como Osvaldo, lo que producía envidia, rumores de que compraba sus canciones, bajezas, y es que sólo Lecuona, Roig y Farrés pudieron vivir en Cuba de sus derechos de autor.
Era un hombre tierno, con disposición para las letras amorosas, pero su producción abarcaba todos los géneros, desde guarachas y rumbas hasta zarzuelas, agrega la albacea de los recuerdos del compositor.
Quién no recuerda su Cha-Cha-Chá de 1957, En el Mar… la vida es más sabrosa, que popularizó el filme de Cantinflas Sube y Baja y la Sonora Matancera vendió más de un millón de copias.
¿Su canción preferida? Sin duda, Madrecita, que le dedicó a su madre, a quien adoraba; canción tan sencilla, directa y hermosa, que los niños de Cuba y muchos países de Latinoamérica aún cantan el Día de las Madres en las escuelas, colocando en su pecho una flor roja, o blanca si son huérfanos: aunque amores yo tenga en la vida, que me llenen de felicidad, como el tuyo jamás madre mía, como el tuyo no habré de encontrar…
Pero fueron sus boleros románticos los que alcanzaron mayor fama internacional.
¿Cómo surgió Tres Palabras? Pues la mexicana Chela Campos, muy de moda, le insistió en que le hiciera una canción. Farrés le respondió que a veces no le llegaba la musa y pasaba meses sin escribir. Chela ripostó: Ay, maestro, no se me haga el difícil, que con tres palabras se hace una canción. Y aunque Farrés protestó: ¡No me llames maestro (se decía maestro de nada), llegó a la casa y escribió su inmortal: son tres palabras solamente mis angustias y esas palabras son… Cómo me Gustas.
Una vez, íbamos rumbo a Belén, porque habíamos ido a conocer los lugares sagrados del cristianismo (Farrés era muy creyente), el chofer del taxi que nos llevaba, de barba negra y espesa puso en su grabadora Quizás, Quizás, Quizás, cantada en hebreo. Quedé atónita, pero no me pude contener y tuve que confesarle: Mi esposo es el autor. Y qué emoción, ese hombre bajaba y subía la cabeza, como rezando, en señal de respeto y allí mismo, en medio del desierto, detuvo el auto frente a un pastor de ovejas, intercambiaron palabras y a dúo comenzaron a cantarla en hebreo.
La primera versión en inglés la hizo Bing Crosby a finales de los años cuarenta, luego Nat King Cole y posteriormente Doris Gray durante los cincuenta y sesenta respectivamente.
Pero fue en el famoso Lido de París, cuando tocaron Acércate Más y Tres Palabras, que lo empujé a saludar al director de la orquesta. Y hubo que ver lo colorao que Osvaldo se puso cuando tocaron la fanfarria de trompetas, encendieron las luces y el animador anunció en francés, inglés, alemán y español que se encontraba presente el famoso compositor cubano Osvaldo Farrés y el enorme cabaré se vino abajo en aplausos.
La comunión perfecta Farrés no lo querría, pero era una celebridad. Las populares orquestas de la BBC de Londres, de Mantovanni, de Henry Mancini (por citar tres solamente), grabaron su música. Sus temas se cantaban en veinte idiomas. Cantinflas enamoraba con sus boleros en el cine mexicano, Esther William en Hollywood, Charles Aznavour en Francia, Elio Pinza en Italia, y hasta pajarillos caricaturizados silbaban la melodía de Tres Palabras en la película Música Maestro, de Walt Disney.
El mismo Farrés no se explicaba tanta fama. Quizás se debía a que, en la canción, la poesía se logra de la comunión entre letra y música y en los boleros de Farrés esta comunión es perfecta. Tal vez porque nunca le cantó al amor fatal, fracasado, imposible, como tantos boleros cubanos y mexicanos de la época. En algunos coqueteó con la tristeza, pero sin disfrutarla, como en sus bolerones de vitrola Para que Sufras, No me Vayas a Engañar y Estás Equivocada, tan populares en las voces guaposas de Celeste Mendoza y Rolando Laserie.
Los textos del autor de Acércate Más son en su gran mayoría alegres, optimistas, para que los enamorados se quieran más.
¿La política? Cuando Carlos Prío se postuló a la presidencia (1948), le pidió a Farrés el tema de campaña, y él le compuso la conga: Ahí viene la aplanadora con Prío adelante y el pueblo atrás. El exlíder estudiantil ganó abrumadoramente y, poderoso agradecido, le dijo: “pide por esa boca” (costumbre de la época), pero Farrés le respondió: “se la escribí al amigo, no al presidente”. El golpe de Estado de Batista fue un golpe bajo, al que sobrevivimos (Fina vuelve a empuñar sus recuerdos) pero cuando Fidel llegó a La Habana, Farrés me advirtió: “Tenemos que irnos, esto será un desastre”.
Osvaldo Farrés vivió hasta su muerte en West New York añorando volver a su patria.
En 1980, escribió para Selecciones de Reader Digest: “La música, al igual que los perfumes, es portadora de elementos intangibles que, unidos a una mirada, o al roce de unas manos, hacen posible el nacimiento de un romance que, extendiéndose más allá de ese momento, puede prolongarse toda una vida”.
Fina del Peso, la musa inspiradora de Toda una Vida, una de las más hermosas canciones que se hayan escrito, nunca se volvió a casar.
Sobre su primer contacto con Farrés, Fina contó: Conocí a Osvaldo cuando acompañaba a mi hermana, la actriz Asunción del Peso, hasta la CMQ de Monte y Prado. Entonces, era el jefe de Publicidad de la Cerveza Polar y yo muy jovencita.
Ya había compuesto (1937) su popular guajira Mis Cinco Hijos (Pedro, Pablo, Chucho, Jacinto y José), tan popular en la voz de Miguelito Valdés y cuando nos volvimos a encontrar (yo ya había terminado el Bachillerato en el Instituto), Farrés se me acercó y me dijo con picardía: “señorita, esas piernas las pidió prestadas o son suyas”.
Finita no espera un requiebro como ese, o tal vez lo espera, pero se turba, siente que se acalora, se queda sin palabras. Intercambian números telefónicos y en el transcurso de los días arreglan un encuentro y empiezan a verse en secreto.
Como en La Habana los piropos volaban, mi papá puso el grito en el cielo: Farrés era un hombre mucho mayor que yo, y estaba divorciado (pecado mortal para la época). Me enviaron a Santa Clara, con mi tía, pero de nada valió. Hasta allá Farrés me mandó a decir que escuchara La Hora Polar, donde Pedro Vargas estrenaría la canción que él había escrito para mí. Cuando El Tenor de las Américas cantó: “Toda una vida, me estaría contigo, no me importa en qué forma ni dónde, ni cómo, pero junto a ti”, sabía que ya amaba a aquel hombre que me llevaba 30 años y para siempre.
Osvaldo Farrés Vázquez, su apellido es realmente Farré, de origen catalán.
Nació en Quemado de Güines (19 km. al oeste de Sagua La Grande) el 13 de enero de 1902 en la calle Hnos. Abreu (3ra Avenida Sur # 3). Su padre Fernando Farrés, era de Corralillo y su madre Caridad Vázquez de Santa Isabel de las Lajas. Su maestra de tercer grado, Francisca Díaz al ver sus aptitudes, señaló que su pueblo le quedaba pequeño, que debía viajar a la capital.
Escribió más de 300 canciones y de ellas muchas eran boleros.
En 1927, con 25 años, llegó a La Habana y tuvo muchos empleos por corto tiempo: escaparatista, montador de muelles en una colchonería, mensajero en bicicleta, almacenero, ilustrador, pintor paisajista, empleado bancario y hasta decorador de carrozas del Carnaval habanero.
Su primera esposa fue la Sra. Miró con quien tuvo dos hijos: Osvaldo y Sira.
En 1932 comenzó en el Departamento de Dibujo Comercial de la revista Carteles.
Trabajó varios años en compañías de publicidad para las cuales realizaba dibujos y diseños gráficos, redactaba eslóganes y anuncios comerciales con letra y música que adquirieron rápida popularidad, tanto para el jabón La Llave como en la Fábrica de Cerveza La Polar donde llegó a ser jefe del departamento de publicidad y fue realmente allí donde comenzó su carrera de compositor musical, además durante 5 años fue diseñador de ropa femenina para la famosa tienda El Encanto, gracias a sus cualidades pictóricas.
En realidad, Osvaldo Farrés no leía música, pero tocaba el piano de oído. No podía llevar sus inspiraciones al papel pautado. Música y versos le brotaban al mismo tiempo y los memorizaba.
En una ocasión dijo: Jamás pensé convertirme en un compositor. Ni la canción ni la música entraban en mis planes y mucho menos había imaginado que hubiese podido vivir de ellas.
Sobre su primer éxito en 1937, la guajira-son que tituló Mis Cinco Hijos (Pedro, Pablo, Chucho, Jacinto, José) fue interpretada por Miguelito Valdés y la Orquesta Casino de la Playa. Se cuenta que esta pieza surgió cuando estando en los estudios de la radio CMQ preparando un anuncio para la cerveza Polar en compañía de cinco muchachas un locutor dijo “¡ahí está Osvaldo Farrés con sus cinco hijas!”. Como consecuencia de esta broma se comprometió a escribir una canción con ese título, que a la postre convirtió a las hijas en hijos.
Tres años después se pudo ver este tema en un cortometraje musical del mismo nombre producido por la Cerveza Polar, con dirección de Ernesto Caparrós, interpretado por el cantante José Fernández “Valencia” y con arreglos del maestro Gilberto Valdés.
Su fama internacional comenzó hacia 1940 cuando la cantante mexicana Toña la Negra hizo popular su bolero Acércate Más. El barítono colombiano Carlos Ramírez decidió incluir el tema en su interpretación en la película musical de la Metro Goldwin Mayer Easy to Wed, protagonizada por Esther Williams y Lucille Ball, con la letra traducida al inglés con el título Come Closer to Me.
En 1943 se convirtió en compositor exclusivo de la cadena de radio CMQ, donde realizó el programa publicitario La Hora Polar. En ese mismo año compuso Toda Una Vida y Estás Equivocada.
En una encuesta de una asociación de periodistas cubanos realizada entre 1943 y 1944 se le consideró el compositor más destacado de Cuba. Además, en esta época continuo con su labor como publicista.
Entre sus éxitos de 1944 están Acaríciame, Para que Sufras, Estamos en Paz y A mi Cuba. También la partitura del filme cubano Yo Soy Hitler del director Manuel Alonso.
En enero de 1945 viajó a México al estreno de la película mexicana Toda Una Vida inspirada en su célebre bolero que ya había superado la venta del millón de copias de discos.
Al fin en 1945 pudo casarse con su adorada Josefina (Fina) del Peso, muchísimos años menor que él y vivieron en Calzada # 302, esquina a I, Apartamento 2, en El Vedado.
Su esposa Fina recuerda: “Luego de la desgracia de 1959, Farrés me advirtió teníamos que buscar algo para poder irnos, porque aquello iba a ser un desastre. Preparamos un contrato en España, para escribir una Zarzuela, nos fuimos para Madrid el 23 de diciembre de 1962 y nunca más regresamos. Saquearon nuestra casa. Toda la música, las fotos con los más grandes artistas del mundo, los discos atesorados por décadas, los quemaron en medio de la calle. El compositor premiado por la Orden Carlos Manuel de Céspedes, la más alta que otorgaba Cuba, se convirtió en traidor por el único delito de querer vivir en libertad”.
Farrés y Fina se establecieron en West New York, N. J. donde vivieron el resto de sus vidas.
Nunca detuvo su producción musical y allí creó su propia productora Osvaldo Farrés Music Corporation que administró la publicación de sus temas en
EE. UU. Entre los números que escribió por esa época se encuentran Egoísmo, grabado por Celia Cruz en 1966.
El compositor que no pasa de moda falleció viendo televisión, el 22 de diciembre de 1985, pocos días antes de cumplir 83 años.
Aún hoy sus piezas son grabadas una y otra vez por conocidas figuras de la canción popular, el jazz y otras modalidades. Sin dudas su estilo melódico, de letras sencillas, marcadamente sensuales y comunicativas, le posibilitó trascender y ser considerado uno de los grandes creadores de la música popular del continente.
Según el musicólogo Cristóbal Díaz Ayala, Farrés “le canta al amor y a la mujer en una forma directa y sencilla que no es lo mismo que simple”.
El domingo 1 de abril de 2012 en el Dade County Auditorium se ofreció un homenaje recordando a Osvaldo Farrés, el escenario lo ambientaron como se veía en Cuba en la TV el programa el Bar Melódico, con los músicos, el bar y las mesas alrededor de las cuales estaban los artistas. Siete cantantes interpretaron treinta canciones de Farrés. Pedro Román entregó medallones de reconocimientos a distintas personalidades del arte. La música estuvo a cargo del maestro Baserva Soler y su grupo. Martha Picanes y Pedro Román condujeron el evento en compañía de Fina Farrés, los hijos y nietos de ella estaban en primera fila en el público, que llenaba el teatro.
En una funeraria en Union City, N.J. el compositor y cantante Meme Solís, el 26 de julio de 2018 tocó Toda una vida, durante el velorio de su gran amiga Fina del Peso.
Sus Composiciones más Conocidas:
Acaríciame. 1944
Acércate Más. 1940
A Mi Cuba. 1944
Chinita, Chinito. 1952
Déjate Querer. 1941
Egoísmo. 1966
Enamorado de Ti. 1948
Estás Equivocada. 1943
Las Chicas del Tencent. 1942
Mis Cinco Hijos. 1937
Madrecita. 1954
No me Vayas a Engañar. 1945
No, No y No. 1947
Para que Sufras. 1944
Qué Será. 1954
Qué Será la Vida sin Ti. 1945
Quizás, Quizás, Quizás. 1946
Te Acordarás. 1962
Tres Palabras. 1942
Toda una Vida. 1943
Un Caramelo para Margot. 1964
En el Mar. 1957
Orquestas que han
creado sinfonías con sus canciones:
Mantovani, BBC de Londres, Henry Mancini, Ronnie Aldrich, Stanley Blac, Roberto Inglez, Randy Brooks, Carmen Cavallaro, André Kostelanetz, Frank Porcell, Bob Everly, Henry King, José Norman, Hugo Winterhalter, Victor Young y Edmundo Ros.
Intérpretes que han
cantado sus melodías:
Nate King Cole, Bing Crosby, Maurice Chevalier, Tony Martin, Edith Piaff, Johnny Mattis, Enrique Iglesias, Doris Day, Ezio Pinza, Edie Gourment, Julio Iglesias, Pedro Vargas, Toña la Negra, Elvira Ríos, Marco Antonio Muñiz, Plácido Domingo, Mina, Charles Aznavour, Sarita Montiel, Paloma San Basilio, Xavier Cugat, Luis Miguel, Bobby Capó, José Mojica, Miguel Bosé, Daniela Romo, Rafaela Carrá, José José, Luis Aguilé, Renato Carosone, Los Panchos, Javier Solis, Andy Russell, Luis Mariano, Ernesto Bonino, Andrea Bocelli, Sandro, Carlos Argentino, Fernando Albuerne, René Cabel, Olga Guillot, Pacho Alonso, Esther Borja, Rolando Laserie, Celeste Mendoza, Antonio Machín, Celia Cruz, Pérez Prado, Olga y Tony y Benny Moré, entre otros.
Películas donde está su música:
Ease to Wed, una película de Metro Goldwyn-Mayer protagonizada por Van Jonson y Esther Willians donde el tema de la misma es Come Closer to Me (Acércate más).
Música Maestro, de Walt Disney donde en una de sus secuencias se interpreta Without (Tres Palabras).
Sube y Baja, de Mario Moreno (Cantinflas) con su canción En El Mar.
Toda una Vida, película con el mismo nombre hecha en México y protagonizada por María Antonieta Pons y el tema Toda una vida.
Sara Montiel cantó su música en seis de sus películas. En El Último Cuplé canta Toda Una Vida y en Noches de Casablanca interpreta Quizás, Quizás, Quizás.








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