EL ÁRBOL QUE DA LANA AL POBRE. LA CEIBA: HISTÓRICA, MÁGICA Y ÚTIL

Written by Libre Online

13 de agosto de 2024

SAMUEL FEIJÓO (1958)

La ceiba es el coloso del mundo vegetal americano. Conforme en la India lo es el baobab y en las regiones nórdicas los pinos gigantes, en nuestro continente, en Centro y Suramérica –donde cuenta con más de veinte especies– la ceiba domina la 

vegetación por su imponente grandeza y su gravedad misteriosa. Esta gravedad, de espíritu solemne, la caracteriza como el árbol sagrado y mágico de nuestros campos. Si la palma es el arpa vegetal y la alegría, “la novia que espera”, la ilusión del aire y la juvenil música de la naturaleza, la ceiba se hunde en un misterio grávido y sobrecogedor.

No es de extrañar que reciba adoración y se le considere un árbol sacro. Su tronco enorme, que se eleva recto y poderoso, en trechos espinoso, y su techumbre recia y altísima, de pequeñas hojas de un verde muy sutil, impresiona mágicamente al observador experimentado. Por lo 

general el coloso está solo. Su gigantesca columna relumbra al sol y se divisa desde muchas leguas. No es de extrañar que cuando los conquistadores españoles llegaron a Cuba, encontrasen a los indios aborígenes, siboneyes y taínos, adorándola.

LA CEIBA: HABITACIÓN DE DIOSES

Los africanos que vinieron a trabajar como esclavos a la isla nos trajeron sus dioses y sus ritos, según Lydia Cabrera, profunda conocedora de la religión y el mito de los negros en Cuba, los africanos adoraban a Iroko, una especie de caoba de su país, y al llegar a Cuba y no hallándola la recordaron en la ceiba, y así la denominaron: Iroko, su Santo, y su sombra no atravesaban ni pisaban sin solicitar su consentimiento. Creían ellos que a este “árbol de los espíritus” venían sus antepasados desde África para habitar sus ramas. “Africanos y criollos todos juntos, se encuentran en Iroko”.

A la ceiba, pues, la habitan muchos dioses, en ella está Aremu, la Virgen de las Mercedes de los ararás y Yemmu. “También Babá (Obatalá) está en la misma ceiba”.

La ceiba es de Oggún y de Orichaoko, Arabbá, Iroko, Igg-Olorun (Casa de Dios) es llamada la ceiba. 

He aquí, entre otras razones, por qué el campesino nuestro no quiere tumbar la ceiba, porque le teme grandemente: “Trae mala suerte, trae desgracia grande tumbarla”. Así como el rayo la respeta, el guajiro le teme. Para él es un árbol mágico.

UTILIDADES DE LA CEIBA

Pero este extraño árbol no solamente ofrece su hermosa forma y su majestad misteriosa al mundo. Es una planta útil. La lana que da su fruto es un buen aislador térmico y sus semillas contienen un aceite que puede utilizarse en la fabricación de jabones. También la ceiba es medicinal. Según Grosourdy la corteza de las raíces es diurética y aperitiva; la del tronco; emética; la decocción se utiliza contra las bubas y las flores en cocimiento sin emolientes.

Pero la ceiba rinde una utilidad mayor: da la lana al campesino. Por el mes de abril comienzan a brotar en sus ramas unas bellotitas que al crecer se van alargando hasta que toman una forma tubular, del largo y grosor de un pepino en pleno desarrollo. 

Dentro de ellas guarda uno de los prodigios mayores de la naturaleza: sus semillas. En mayo y hasta en junio es cuando el fruto estalla y el viento comienza a vaciarlo de la lana que atesora. Esta lana se compone de minúsculas formaciones de un hilado finísimo, de gran levedad. 

En el centro de cada formación se halla una semilla de ceiba. En este paracaídas vegetal, que el viento llega a veces varias leguas se asienta el germen. Millares de futuras ceibas son lanzadas así, años tras años, por la colosal planta para asegurar la supervivencia de su especie.

Es esta lana la que el campesino utiliza para rellenar sus colchones, cojines, almohadillas y almohadas. Por su suavidad, el reposante considera que apoya su cabeza en una espuma vegetal. “Siempre da buenos sueños”, dice el campesino de su almohada de lana de ceiba. “Nunca quien duerme sobre esta lana sufre de pesadillas”.

Para obtener la lana el campesino trepa la ceiba, cuidadosamente, pues es árbol de recia espina, y tumba el fruto. Se pone éste después a secar a la sombra. Cuando abre la mota de lana, ésta se recoge y se guarda en sacos de yute para su uso posterior. Algunas veces se coge el fruto casi seco en las ramas, a punto de abrir.

Por estas razones de su utilidad, por su impresionante forma, por su misterio y su magia, por sus leyendas, el campesino no la corta, por el contrario, la estima en mucho. 

Verdadera emperatriz del campo, amada del tiempo, robustísima, la ceiba posiblemente perdurará como la última especie del reino vegetal: su potencia y su rara magia lo atestiguan con toda firmeza.

Temas similares…

Ser ‘Pesao’ es un crimen

Ser ‘Pesao’ es un crimen

Por Eladio Secades (1957) ¿Podría llegarse a la completa definición del “pesao”? Pensar que se es muy simpático es...

0 comentarios

Enviar un comentario