El New York Times desde entonces enemigo de la libertad. El Milanés citado era Jorge Carlos Milanés de Céspedes, el hermano menor de mi bisabuelo.
A consideración de los lectores de LIBRE dejo algunas notas escritas por Jorge Carlos. Toñito quien era nuestro bisabuelo (el mayor de los hermanos.)
“…El criterio emitido por Céspedes cuando se aprobó su salida de Cuba, no deja margen a duda: El ciudadano Jorge Milanés, persona de mi mayor aprecio, ha obtenido permiso del Gobierno de la República para marchar al extranjero a causa de sus males y con la idea de atender a su familia, que como usted sabe se halla en Jamaica hace algunos meses […] Es un ciudadano de relevantes cualidades y ya por la amistad que a él me liga como por los grandes servicios que desde el principio de la Revolución ha venido prestando a la causa de la libertad de nuestra Patria me atrevo a recomendárselo a usted para que usted a su vez lo haga con uno de sus amigos residentes en la América del Sur a fin de que mi amigo obtenga el mejor éxito en sus pretensiones. La pretensión de Milanés era apoyar la Revolución…”.
“En la reunión convocada por el Teniente Gobernador, [Julián Udaeta] estaban sentados, formando por decirlo así, la legión presidencial, los abogados Dr. Jorge Milanés y D. Ramón Céspedes, que eran las personas más ostensiblemente pronunciadas contra la patria […] cuyas ideas de independencia eran perfectamente conocidas. El 19 de octubre de 1868, cuando todavía se luchaba por la toma de la ciudad de Bayamo, Carlos Manuel de Céspedes lo nombró Gobernador Político y Militar de Bayamo. Unos días después se produce una separación de poderes y quedó ostentando el de Gobernador Político.”
“…Un abrazo a mis hermanas, y a Úrsula que Lorenzo está grueso, en unión de Luis y Toñito y Nando: otro a mis queridas sobrinas a quienes ofrezco que pronto les escribirá Toñito. En cuanto venga: otro a Clara y Catalina. Reciban todas recuerdos de Fernando Figueredo, Fern, el Presidente y de Carlitos una particular mención de que siempre las recuerda afectuosamente; y todas reciban, no un abrazo, sino el corazón enfermo de su queredor.
Jorge Carlos.
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