Por Jose «Chamby» Campos
Hay productos que por diferentes razones no tienen la aceptación que tienen otros a pesar de que vienen de la misma línea. Muchas veces hemos visto compañías exitosas que cancelan modelos por falta de consumo.
En la industria automotriz existe el caso de las marcas Buick, Pontiac y Oldsmobile. Cuantas veces Coca Cola y Pepsi Cola, los dos más grandes productores de sodas, se han visto en posición de eliminar artículos que no se venden.
El balompié, conocido mundialmente como “fútbol”, no ha podido imponerse en esta nación a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para que triunfe. En la actualidad sigue enfrentando grandes obstáculos para tratar de llegar al mismo nivel de éxito que en otros países.
En mi opinión un factor que nunca se menciona es que en la gran mayoría de los países donde se practica el arte del “Balón y las Piernas”, no existe competencia de ningún otro deporte profesional. Por lo tanto, generaciones tras generaciones son expuestas al fútbol desde que nacen y básicamente no tienen o simplemente no buscan otra opción.
En cambio, aquí en EE.UU. existen cuatro súper ligas, Béisbol, Baloncesto, Football Americano y Hockey sobre Hielo, establecidas a través de décadas y todas con una gran tradición. En general todas se nutren de atletas que vienen de universidades, high schools u otras ligas. En otras palabras, el joven estadounidense tiene alternativas cuando se trata de deportes.
Desde mediados de los años 70 ha existido un movimiento para hacer crecer el balompié. Pelé, Franz Beckenbauer, Giorgio Chinaglia, Gerd Muller y otras figuras que entraban en las postrimerías de sus carreras fueron los cimientos. Desafortunadamente aun cuando es cierto que ha habido un crecimiento constante en la infraestructura y la calidad del juego; el objetivo final de conseguir que se logre una cantera y que el público se interese al igual que con los otros cuatro deportes, sigue sin aparecer.
Cuando en el año 1988 EE.UU. fue seleccionada como sede de “La Copa Mundial 1994”, los organizadores nacionales vieron esa ocasión como la culminación de sus esfuerzos y esperaban un gran resultado. Si bien está que estuvo bien organizada y que existió un buen embullo no fue lo suficiente para consolidarse.
La creación de la Major League Soccer (MLS) como liga, sufre el reto de las otras mucho más establecidas y populares; por tal motivo la competencia por el dólar la deja en el sótano.
El otro aspecto que no ayuda son los fracasos de la selección nacional en competencias internacionales, la última siendo el papelazo actual de la Copa América 2024. Esto ha causado que no exista una base de aficionados sólida como existe en las otras cuatro especialidades, lo cual lleva a analizar si de verdad el fanático estadounidense está listo a considerar la viabilidad del balompié como un deporte de primer nivel en Estados Unidos.
De la manera que veo el futuro del balompié en Estados Unidos es largo y lleno de desafíos. Siempre existe la esperanza que las nuevas generaciones e inmigrantes de otros países donde ese deporte es rey, puedan influenciar el crecimiento; aunque hemos presenciado como ese nuevo residente o sus hijos, de pronto tienen otra opción en la cual se sienten satisfechos y el fútbol pasa a otro plano.
A mi forma de pensar, el pasado indica que el hecho de ser anfitrión de una Copa Mundial solo crea interés por corto tiempo siempre y cuando las actuaciones de la selección nacional resulten en triunfos. En 1994 no se tuvo el éxito esperado y en el 2026 EE.UU. no es el único país cediendo su territorio ya que México y Canadá son parte del triunvirato organizador.
El balompié es sin duda alguna un excelente deporte, pero también el Buick, el Oldsmobile y el Pontiac fueron buenos carros.
Solamente el consumidor estadounidense tendrá la última palabra.
0 comentarios