DEPORTE E ISLAMISMO EN FRANCIA, UN CAMPO MINADO

Written by Demetiro J Perez

14 de noviembre de 2023

La crisis en Gaza, al materializar en la práctica a fines de proselitismo y propaganda el sueño de quienes predican a todo trance el integrismo musulmán en Occidente, se está convirtiendo en un aguijonazo de espuela a la traslación religiosa musulmana. La circulación se opera desde un conflicto específico hacia todas las esferas de la sociedad en países que en teoría no deberían estar implicados. La metonimia es simple: explicar las desgracias de los musulmanes cual resultante de la maldad deliberada de todo aquel que, no sometiéndose a la ley coránica, es un enemigo. Someter, quebrar, suprimir, una terna fatal que muchos miran sin verla. Siguiendo esa lógica la venganza enemiga está, no ya autorizada sino altamente aconsejada. El método consiste en penetrar con acciones purificadoras todos los campos de las sociedades designadas como objetivo. Las manifestaciones culturales como la música rap y el deporte son ejemplos de lo anterior en Francia, con el agravante que París será sede de la ya cercana olimpiada de verano programada a partir del 26 de julio del año entrante.

La indulgencia que durante muchos años ha rodeado la cuestión nos ha traído a una coyuntura irreversible en la materia. Más allá de adhesión, parece ser que la indiferencia de medios y masas ha permitido que la gangrena que se propaga continue ganado los tejidos nobles del cuerpo social. Exactamente igual que con el antisemitismo que como por arte de magia es “descubierto” ahora, como si fuera una novedad cuando de hecho ya era un estereotipo que se decía enraizado en el alma francesa de antaño, cuando su verdadero motor durante el último medio siglo es la entrada al país de millones de musulmanes que al crear familias mayoritariamente muy dadas a la religiosidad lo han ampliado.

El sociólogo Médéric Chapiteaux ha escrito un libro de reciente aparición que analiza todos los factores que han hecho posible una permisividad en el sistema federativo del deporte, que en este país es la columna vertebral del aparato existente para nutrir el deporte profesional y aficionado. Las 120 federaciones acreditadas oficialmente son relevadas en el terreno por 155 000 asociaciones oficiales a las que hay que añadir alrededor de otras 15 000 que gravitan aparte, con una autonomía que autoriza todo tipo de irregularidades. Es en ese caldo de cultivo, a lo largo y ancho de esa galaxia heteróclita, que actúan los islamistas, en especial en las disciplinas “de combate” y en los deportes colectivos como el fútbol. Como se lee en el libro, y aún si a no hacen mucho, los servicios de la policía lo saben todo vigilan, hacen lo que pueden con los pocos recursos que les son atribuidos y se ajustan al políticamente correcto sustentado por los ministerios que los tutelan.

La existencia en la materia de “notas confidenciales a la superioridad” no ha conseguido que los políticos que tienen que tomar cartas en el asunto lo hagan. Los políticos ponen obstáculos, siempre preocupados por una próxima elección sobre todo si son locales. Es el mismo tipo de clientelismo que ahora mismo está empujando a España, país vecino, al abismo. Como puede suponerse las corrientes de izquierda esgrimen los derechos de los sectores más desfavorecidos que según ellos no deben ser estigmatizados en razón de la etnicidad que representan. Que se ponga en práctica a partir de prédicas antinacionales una ideología definida como revancha de sectores empobrecidos contra parte contraria considerada privilegiada no parece preocuparles. 

La parte de la sociedad que evoluciona en un medio que acumula los hándicaps sociales y culturales es víctima propiciatoria de los ideólogos musulmanes. Estos personajes, bien situados en los barrios periféricos de las ciudades y poblados tienen una agenda subversiva bien definida.  Los jóvenes de ambos sexos nacidos en suelo francés han crecido en ese ambiente. Un porcentaje de entre ellos procede de hogares trastornados por la ausencia de un padre o por descender de un sistema larvado de poligamia tan ilegal como autorizada de facto. Tributarios de las ayudas sociales y viviendo en guetos consiguen, salvo excepciones que confirman la regla, una formación educacional mediocre que los condena a empleos mal remunerados, si no a iniciarse lo ilícito, léase las drogas. La consecuencia es derivar hacia una frustración sinónimo de odio a Francia y a Occidente. La prédica de los preceptos del Corán, por más que procedente de naciones en las cuales no se vive en democracia, les resulta atractiva, un como vector idílico a una emancipación en la cual curiosamente el deporte puede ser vehículo y objetivo.

En materia de adoctrinamiento a través del deporte es más frecuente en Francia escuchar acerca de casos particulares que esquivan una generalización que debería alertarnos. Hechos como los aquí sugeridos a manera de ejemplo, suelen conocerse cuando cogen camino a través de las redes sociales. Por su parte la prensa tiende a soslayarlos bajo el lema “no hacer olas”, eufemismo que escamotea un “por ahora miremos para otra parte”.  Es así que en Francia ni el comité nacional olímpico ni el ministerio del sector deportivo insisten en que se apliquen las reglas de laicidad a todos los niveles de las estructuras. En los vestidores son frecuentes los rezos colectivos y entre las muchachas pasan el uso del velo islámico. Diríase que a nueve meses del comienzo de la Olimpiada los dirigentes no quieren aproximarse a tales arenas movedizas.

El conjunto de la problemática aquí expuesta solo por arribita, remite igualmente a lo internacional. Colonizados literalmente a través de décadas por funcionarios de izquierda procedentes del Sur oprimido, en organismos como el Alto Comisariado por los Derechos Humanos en NN.UU. sobran los gestores opuestos a la puesta en práctica de medidas que consideran discriminatorias.  La FIFA y el COI están en lo mismo o casi.

En definitiva, preservar el deporte de las presiones político-religiosas entre sociedades y gobiernos es un combate más en el cual nosotros, guardianes de la civilización y afines al progreso universal por vía democrática, estamos hoy en franca desventaja como resultado de décadas de pusilanimidad y de cobardía.

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