De Girón a la Crisis de los Cohetes: La segunda derrota

Written by Enrique Ros

19 de agosto de 2025

Las dos etapas de la crisis de octubre (II)

Definitivamente desde agosto 10 de 1962, dos meses antes de que el Presidente, teatralmente, informase a la nación -en Octubre 22- la presencia en Cuba de proyectiles soviéticos MRBM y IRBM, Kennedy, como hemos repetido, había recibido incesantes informes de las agencias de inteligencia sobre el creciente desarrollo de tales instalaciones. Pero en agosto y septiembre, al igual que en las primeras dos semanas de octubre, la campaña política absorbía más su atención.

Encuestas marcaban una notable ventaja de algunos candidatos Republicanos sobre Demócratas importantes para Kennedy. El Presidente se movía de un estado para otro en una intensa campaña de respaldo a sus candidatos. Pero las encuestas no mejoraban. El 4 de octubre el encuestador presidencial Louis Harries, informó a Kennedy que el 62% de los votantes tenía una posición negativa sobre su manejo del caso cubano.

Se hacía impostergable asumir una posición distinta en relación a Cuba.

El propio McGeorge Bundy, Asistente Especial del Presidente ante la Comisión Nacional de Seguridad, reconoció posteriormente que la presión congresional que expresaba una fuerte convicción nacional de que era inaceptable una amenazante presencia militar soviética en Cuba, forzó a Kennedy a tomar una línea dura antes y al comienzo de la crisis. Dura, solo en apariencia.

Es, por tanto, comprensible que -sin que estos planes se hiciesen públicos- el Secretario de Defensa McNamara enviara un memorándum al Pentágono la primera semana de Octubre instruyéndolo a que dirigiera toda su atención a prepararse para tener la capacidad de invadir a Cuba. Les pedía que se encontraran en “el más alto estado de alerta, para Octubre 20”. Fecha de gran interés. Exactamente dos semanas antes de las elecciones congresionales en las que tan envuelto estaba el Presidente. Una exitosa acción militar pre-electoral representaría un triunfo substancial para Kennedy a quien, como tantas veces hemos repetido, se le criticaba fuertemente por no tomar una firme acción contra Castro.

Se inicia, ahora, la segunda fase. Hay que montar, de prisa, el escenario para una obra dramática. Todo estaba preparado para comenzar “la crisis” que, histriónicamente, será tan excelentemente manejada por Kennedy. Ayudarán, como siempre, las oportunas filtraciones de noticias. Las calculadas “indiscreciones” en los más altos niveles. Luego serán muy útiles los libros de los “participantes” y de los “observadores”.

LAS CINTAS GRABADAS DEL PRESIDENTE KENNEDY

El Presidente Nixon fue crucificado, entre otros cargos, por grabar secretamente conversaciones en la Casa Blanca. La prensa liberal apenas ha mencionado un hecho perfectamente conocido:

Que el Presidente Kennedy, 12 años antes de que lo hiciese Nixon, mantenía grabadoras y micrófonos ocultos en el Cuarto de Gabinete, donde se celebraban las más confidenciales discusiones sobre todos los temas políticos. En las grabaciones encontramos datos de gran interés.

Aún en octubre 16, después de que ya no podía negar la evidencia de los cohetes en Cuba, Kennedy quería restarles importancia. McNamara vino en su defensa afirmando que, “en mi opinión personal, la existencia de cohetes en Cuba no cambia en nada el actual balance estratégico”. La posición del Estado Mayor Conjunto era, por supuesto, todo lo opuesto. Si se les permitía hacerse operacionales, cambiaría sustancialmente la balanza estratégica.

Afirmó el Gral. Taylor en la conversación de octubre 16, grabada, sin él conocerlo, por las cintas del Presidente Kennedy: “Estos cohetes pueden convertirse en un muy importante reenforzamiento de la capacidad ofensiva de la Unión Soviética… pues significa mucho para la seguridad de nuestra nación”. Kennedy mostró su gran preocupación pero, de nuevo, su inseguridad. En esa muy importante conversación el Presidente Kennedy hace, por primera vez, una admisión. Afirma que si él hubiera apoyado más la invasión a Cuba de Abril de 1961 para que ésta hubiera tenido éxito, “Yo no estaría enfrentando en estos momentos esta crisis monumental. Esto demuestra que la operación de Bahía de Cochinos era correcta”. Muy tarde para comprenderlo.

Las conversaciones grabadas en el Salón del Gabinete el 16 de octubre de 1962 no muestran a un decidido Presidente sino a un hombre indeciso. “Estábamos equivocados en lo que Kruschev estaba tratando de hacer en Cuba. No hay duda alguna de que ninguno de nosotros pensó que Kruschev pondría cohetes MRBMs en Cuba” dijo Kennedy. Fue su asesor legal, McGeorge Bundy, quien, con mucho respeto pero con absoluta precisión, le respondió: “Sí, excepto John McCone”.

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