Las primeras versiones: El cuento de Hadas de Kennedy (I)
Habíamos dicho en la introducción que altos funcionarios de la Administración de Kennedy y escritores y periodistas cercanos al presidente fueron los primeros en escribir sobre esta histórica confrontación, y sus versiones, obsequiosas, halagadoras, encomiásticas, tendían todas a justificar la actuación del presidente a quien habían servido o con quien habían mantenido estrechos lazos de amistad. Todos los primeros artículos y las tempranas publicaciones repetían la misma caracterización de las, para ellos, magníficas cualidades de liderazgo, de talento, de equilibrio, de coraje, de decisión, mostrados por el joven presidente durante los dramáticos 13 días de la crisis. Trece días. El período de tiempo al que los lisonjeros historiadores solo quieren referirse.
Ellie Abel había sido corresponsal del New York Times. En esa calidad cultivó estrechos contactos con el Departamento de Estado. Su libro “La Crisis de los Cohetes” refleja esa relación, aunque es valiosa porque muestra una precisa secuencia de los hechos.
Pero el trabajo de Abel es una glorificación de la actuación de Kennedy durante la crisis. Considera que “el presidente Kennedy respondió espléndidamente a la crisis… actuando cuidadosa y racionalmente… navegando exitosamente entre la guerra y la rendición”.
Weintal y Bartlett juzgan la crisis cubana como “el éxito más grande de Kennedy en materia de política internacional”. Alexander L. George estima que “mientras las acciones y decisiones de Kennedy envolvían el riesgo de guerra, el presidente no actuó descuidadamente para aumentar esta probabilidad” … y que Kennedy manejó hábilmente la estrategia de la diplomacia coercitiva.
Para algunos de estos admiradores, “Kennedy fue el precursor en la forma de saldar las confrontaciones nucleares” (Newstadt). Alsop elogia al presidente por haber controlado la crisis “combinando deliberación con planeación, dureza con flexibilidad y coerción”. Una de las más grandes loas viene de Sidey: “El Presidente Kennedy actuó magistralmente durante estos críticos 13 días… y demostró una comprensión excepcionalmente rara de la presidencia”. Luego de varios capítulos ensalzando la actuación de Kennedy durante la crisis de octubre, Sidey termina así sus páginas de elogios: “Y, finalmente, los Estados Unidos y su joven presidente fueron considerados en gran estima como defensores del mundo libre por las personas que aman la libertad”. Un bello cuento de hadas.
Esa es la versión color rosa de la Crisis de Octubre. La realidad parece ser otra.
COMIENZA A CREARSE LA LEYENDA
Fieles a lo convenido, todos los colaboradores del presidente comienzan a negar la existencia de acuerdos. Así, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el 25 de enero de 1963, Dean Rusk, respondiendo a preguntas formuladas, afirmó que no hubo acuerdo ni trueque, en forma alguna, en relación a la solución de la crisis de los cohetes. En 1963 McNamara al responder al Comité de Apropiaciones del Congreso afirmó que “sin calificación alguna puedo afirmar que no hubo absolutamente ningún acuerdo o trueque entre la Unión Soviética y los Estados Unidos en relación a retirar los cohetes Júpiter de Italia o Turquía”. Mc George Bundy en su obra “Danger and Survival”, afirma: “En lo que yo conozco, ninguno de nosotros nueve dijimos a alguien lo que había pasado. Nosotros negamos, en todos los foros, que hubiera habido acuerdo alguno”. Así quedó establecida la leyenda de que Kennedy había vencido en la confrontación al dictar un virtual ultimátum.
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