De Girón a la Crisis de los Cohetes: La segunda derrota

Written by Enrique Ros

17 de junio de 2025

Más concesiones:  Retirar los cohetes Júpiter de TUrquía e Italia  (II)

LOS COMPROMISOS 

CONTRAIDOS

Kruschev y Anatoly Gromyko hablan, en sus respectivas historias, del convenio a que se había llegado esa noche y sobre el que las dos partes (Dobrynin y Robert Kennedy) acordaron, por petición del Fiscal General, no publicar documento alguno. De acuerdo a Arthur Schlesinger, Gromyko, fiel al acuerdo, basó su libro en la obra “The Thirteen Days” de Bob Kennedy en lugar de basarla en los cables de Dobrynin.

Lo que hasta ayer se apreciaba como dos opuestas e interesadas interpretaciones, hoy tenemos que aceptarla, con evidente claridad, como una verdad histórica irrebatible: Robert F. Kennedy -siguiendo instrucciones del Presidente- ofreció, entre otras concesiones, retirar los cohetes Júpiter de Turquía. Lo afirma un testigo inobjetable. Veamos.

Robert Kennedy tenía específicas instrucciones del Presidente de informar al Embajador Dobrynin que los cohetes Júpiter serían retirados pero que no podía hacer un convenio público sobre esta transacción. ¿Quién hace esta afirmación? ¿Un fanático anti-kennediano? ¡NO!. Lo dice, hoy, su Secretario de Defensa, Robert McNamara:

“Esas eran instrucciones específicas del Presidente. Cuatro o cinco de nosotros estábamos en la habitación y todos estábamos de acuerdo que Bobby debía infonvarle a Dobrynin que los cohetes Júpiter serían retirados, aunque no debía formalizarse un acuerdo público sobre esto”.

Y vuelve McNamara a repetirlo:

“Estuvo bien claro que se le dio instrucciones a Bobby de que comunicara (a Dobrynin) que nosotros, unilateralmente, habíamos acordado retirar los cohetes de Turquía, aunque no por un acuerdo público”.

El convenio entre Dobrynin y Bob Kennedy conllevaba, como hemos expuesto, el compromiso de eliminar las bases de cohetes de Turquía. En octubre 29, al día siguiente de darse a conocer el acuerdo, el Asesor General del Departamento de Defensa informó a sus subalternos que esos proyectiles iban a estar fuera en abril primero. “En efecto, en abril 25 de 1963, a los cinco meses de aquellas conversaciones, McNamara informó que el último cohete Júpiter en Turquía fue desmantelado ayer”. A nadie se le informó de esos acuerdos. Ni a los miembros de la OTAN. Ni al Congreso Norteamericano. Ni siquiera al EXCOM o Comité Ejecutivo. Por supuesto, tampoco al pueblo norteamericano.

Se quería mantener la imagen de un John F. Kennedy guerrero, corajudo, indoblegable. El propio Schlesinger ha admitido que:

“Mirándolo retrospectivamente, me parece a mí que se ha exagerado el riesgo de guerra en octubre de 1962. Algo perdonable en aquel momento pero menos perdonable en una recapitulación histórica”.

Hasta el historiador norteamericano, y biógrafo de los dos Kennedys, considera que es necesaria la revisión de la imagen convencional de Kennedy durante la crisis.

Lo mismo admitió, años después, otro de los participantes en el manejo de la Crisis. Dijo en 1987 Bundy. “Mirándolo retrospectivamente, yo no creo que la presión era tan grande como el Presidente pensó en aquel momento”.

Se ignoró, por años, algo aún más innoble. La proposición del Presidente Kennedy que, a través de un amigo común, Dean Rusk le haría llegar al Secretario General de las Naciones Unidas, U Thant. Dean Rusk, calmados ya sus impulsos bélicos, es llamado, en horas de la noche de este vergonzoso sábado negro, por el Presidente. Se le pide, por el propio Presidente, que llame por teléfono a Andrew Cordier, y le dicte una declaración que debe ser hecha por U Thant proponiendo el retiro de los cohetes Júpiter de Turquía y los cohetes soviéticos de Cuba. Cordier entregaría esta proposición a U Thant sólo después que Kennedy y Rusk lo indicaran. La proposición la presentaría U Thant como propia sin revelar que había sido sugerida por Kennedy.

No fue necesario hacer pública esa proposición. Horas más tarde ya Kennedy y Kruschev se habían puesto de acuerdo: los cohetes saldrían de Cuba; los Júpiter saldrían de Turquía e Italia; Castro permanecería en Cuba. La Armada Americana se encargaría de garantizar su estabilidad.

Nada menos que el propio Dean Rusk admitió la proposición a U Thant ideada por John F. Kennedy. Lo hizo en carta entregada por él a su amigo McGeorge Bundy para ser leída en la Conferencia de Hawk’s Cay en la Florida, el 6 de marzo de 1987.

Temprano en la mañana del domingo 28 Robert Kennedy y Dobrynin vuelven a reunirse. Esta vez en la Oficina del Fiscal General. Dobrynin le comunica que el Premier Soviético ha aceptado retirar los cohetes de Cuba. Igual información está recibiendo Rusk. Se proyectará como una espléndida victoria lo que había sido una vergonzosa claudicación.

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