En este libro se narra el increíble comportamiento y manejo de la situación
creada por la militarización soviética de Cuba que culminó con la instalación de los misiles de mediano alcance. El autor señala con el dedo acusador a los hermanos Kennedy y destruye el mito falsamente creado por los apologistas. Ros pone al desnudo ese mito y leyenda, para que se conozca la angustiosa y
sangrante realidad.
La Brigada 2506. Interrogatorio público. Declaraciones (V)
Algunos brigadistas requirieron atención quirúrgica. Entre éstos se encontraban: Armando Alayón, Pedro Arnao, Ricardo Borroto Díaz, José Castaño, Pablo E. Castellón, Humberto Cortina, José R. Fernández Oliva, Rafael Hernández Nodarse, Dr. René de Lámar, Valentín Leyva, Felipe Morín, Luis Morse de la Barrera, Mario F. Muxó, Juan Figueras Valdés, Lorenzo Pardo, José Angel Pomares, Enrique Ruiz Williams, Anastasio Suárez Viera, Reinaldo Torrente Espina, y Tomás Vázquez Casanova.
Afirmaron que si fracasaban las gestiones para rescatar a los 1119 cautivos que permanecían en la Prisión del Castillo del Príncipe estaban dispuestos a regresar allí voluntariamente “nos consideramos prisioneros hasta que los otros recuperen su libertad”, expresaron.
De estos heridos uno asumirá un papel importante en las nuevas negociaciones que pronto se iniciarán: Harry Ruiz William, segundo de la compañía de armas pesadas, a quien habían designado como el vocero de la Brigada. Lo espera en el aeropuerto Roberto San Román. Luego de saludarlo, desde un teléfono público hace San Román, que estaba en Miami al no haber caído prisionero, una llamada. Queda concertada para dentro de 48 horas una entrevista en Washington con Robert Kennedy, Fiscal de la República.
No es todo alegría en el exilio. Las negociaciones para liberar a los presos han producido la oposición de algunos grupos e intensificado las divisiones internas en las distintas organizaciones.
El Comité Ejecutivo del Frente Unido Revolucionario, que dirige Aureliano Sánchez Arango, es de los primeros en manifestar su oposición a las negociaciones afirmando que “la fraguada permuta de prisioneros por dólares o mercancía, conspira eficazmente contra la política de aislamiento económico adoptada por los Estados Unidos y los países latinoamericanos que cerraron su comercio con Cuba”. Considera el Frente Unido Revolucionario que la negociación es “históricamente inmoral” ya que “la lucha entablada contra el régimen comunista de Cuba, constituye una pelea a muerte contra un sistema que degrada y envilece la especie humana y toda negociación que lo vigorice indica una traición al pueblo de Cuba”. Firman por el Frente Unido Revolucionario, Aureliano Sánchez Arango, su Secretario General, y Ovidio Mañalich, Raúl Martínez Ararás, Ramón Pérez Veitía, Emilio Cancio-Bello, Ramón Myllar y Juan B. Vizcaíno.
La oposición la expresan también otros grupos.
LA “HUELGA DE
HAMBRE” DEL PARQUE DE LAS PALOMAS
Poco antes de iniciarse las negociaciones, distintas organizaciones habían convocado a una huelga de hambre en el Parque de Las Palomas con el propósito, decían sus promotores, de “producir un hecho que fuera una clarinada en el exilio”. Se convoca bajo la consigna de “Guerra o Hambre”. Acusaban a los que se oponían a ella de propiciar “la coexistencia pacífica con el régimen de Castro” y autocalificaban su convocatoria a la “huelga de hambre» como una clarinada “contra la coexistencia pacífica, la relocalización y la sustitución de los cheques por armas para hacer la guerra contra el comunismo”.
Tales grandilocuentes afirmaciones producen pugnas internas dentro de cada organización. Laureano Batista Falla, que dirigía en aquel momento al Movimiento Demócrata Cristiano (MDC), junto con José Ceñal y Guillermo Martínez se convirtió en abanderado de la “huelga de hambre”. Posición opuesta la asumen Enrique Ros, Benigno Galnares, José N. Díaz Pereira y otros que se manifiestan en favor de las negociaciones encaminadas a la liberación de los brigadistas.
En una carta circular a todos sus militantes decía el “Director de la Escuela Militar” de una de las organizaciones convocantes: “El pueblo no creyó que estábamos dispuestos a morirnos de hambre en favor de nuestra causa, y se equivocó”. El pueblo no se había equivocado. La “huelga de hambre” no produjo ni un simple mareo a ninguno de sus pocos participantes.
La crisis del 30 de Noviembre dentro del Consejo se agudiza cuando comienzan las conversaciones para la liberación de los prisioneros de guerra de Playa Girón.
Dentro del Movimiento 30 de Noviembre Carlos Rodríguez Quesada, Roberto Arman Borrero, José Rodríguez Sierra, Jesús Brito y otros expresan vehementemente su oposición al canje o negociación. Actitud diametralmente contraria a la sostenida, dentro de esa organización sindical revolucionaria, por Jesús Fernández y Orlando Rodríguez.
Osvaldo Soto, dirigente de Unión Nacional Democrática 20 de Mayo respaldaba la huelga. Ya, antes, ambas organizaciones habían criticado públicamente lo que calificaban de “sometimiento del Consejo a los dictados de Washington” y su “quietismo ante el problema cubano”.
Esto lleva a una decisión del Consejo Revolucionario Cubano, tomada el 13 de marzo de 1962, de separar de esa organización a Carlos Rodríguez Quesada y Osvaldo Soto como representantes, respectivamente, del Movimiento 30 de Noviembre y del Movimiento 20 de Mayo. Firman el acuerdo del Consejo Revolucionario las personalidades y miembros de las distintas organizaciones que lo componen: Manuel Antonio de Varona, Carlos Hevia, Sergio Carbó, José Alvarez Díaz, José Ignacio Lasaga, Antonio Maceo, Ricardo Lorié, Niño Díaz, Antonio R. Silió y, a nombre de las organizaciones que representan, firman también César Baró por el MRR; Raúl Méndez Pirez, por Rescate Democrático Revolucionario; José Fernández Badué, por el Movimiento Demócrata Cristiano; Pascasio Lineras, por el Frente Obrero Revolucionario Democrático (FORD); Francisco Carrillo, por Agrupación Montecristi; Enrique Huertas, por los Sectores Profesionales; Ernesto Despaigne, por el Sector Militar y Gerardo Quesada por Acción Revolucionaria Democrática.
La prensa mostraba la diversidad de criterios que existía sobre este tema. El Diario Las Américas y el Miami Herald, al igual que periodistas como Humberto Medrano, Mario Barrera y Hal Hendrix, criticaban la mencionada huelga, mientras que otros periódicos, como Patria, en la página editorial de Armando García Sifredo, consideraban como una clarinada la convocatoria.
El Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) alegando diversas razones, se separa también del Consejo Revolucionario el 18 de marzo, dando a la publicidad un documento no del todo crítico a la institución que preside Miró.
Se había puesto un precio a cada brigadista. Se entabla una prolongada negociación para convenir el pago y la libertad. Pero algunos padres se impacientan y se apresuran a rescatar a sus hijos.
El primero en hacerlo es el ex Vice Presidente de la República, Guillermo Alonso Pujol, que el 18 de abril de 1962 deposita en la oficina de Montreal del Royal Bank of Canadá la suma de $100 mil dólares señalada para el excarcelamiento de su hijo Jorge. La operación financiera la hizo desde La Habana donde se encontraba para recibir a Jorge y trasladarse con él a Panamá.
El 31 de julio, pagado sus rescates de $50 mil dólares por cada uno, arribaron a Miami Alfredo González Durán y Nelson Carbonell Vadía. El domingo 29 habían llegado Fabio Freyre y Jorge Govin a cada uno de los cuales le habían señalado un rescate de $100,000.00, Néstor W. Fitzgerald también llegó.
Castro había reinventado el comercio de seres humanos.
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