Por María C. Rodríguez
Gaugamela se encuentra a unos 27 km al noreste de Mosul en la hoy Irak y a 52 Km de Arbela. Es un lugar histórico, y lo es porque desde que allí se libró la batalla de las grandes batallas. Alejandro Magno contra los persas comandados por Darío III. Allí Alejandro Magno demostró tener todos los movimientos posibles de una partida de ajedrez, perfectamente estudiados, además de un ejército que ejecutaba al momento y con maestría todas sus órdenes.
El impresionante ejército persa (Darío III) con cerca de 500.000 hombres de a pie y 45.000 de caballería. Disponía de una vanguardia de 15 elefantes traídos expresamente de la India y 200 carros de combate, tirados por cuatro o dos
caballos y conducido por un solo auriga, con ambas ruedas guarnecidas de haces preparadas para segar líneas enteras de la formación enemiga.
El ejército macedonio, (Alejandro Magno) con unos 45.050 hombres, marchó de noche a ritmo forzado hasta situarse a apenas 5 kms. de las tropas persas. Sabiendo que en sus tropas había espías persas, hizo correr el rumor de que atacarían esa misma noche, sin descansar. Los persas fueron informados oportunamente por sus espías, y se mantuvieron en pie toda la noche esperando el ataque. Sin embargo, Alejandro aguardó y sus tropas descansaron. Por la mañana, los macedonios estaban más descansados. Aún así, antes de atacar, Alejandro, a lomos de su fiel caballo Bucéfalo, cabalgó frente a sus hombres y tras arengarlos se dirigió directamente a Zeus. Él era su hijo, clamó, hijo de un Dios, y la victoria tenía que estar con él, porque ningún dios podía perder. La moral macedonia al oir esas palabras subió.
Se lanzaron a la carga utilizando la clásica formación oblicua de Epaminondas, la cual esperaban los persas que empezaron a rodearlos; sin embargo, para desesperación persa, la línea oblicua empezó a desplazarse hacia la derecha atacando uno de los lados persas. Se vieron sorprendidos y mandaron a la caballería asiática contra el flanco derecho macedonio. Estos se colocaron en cuña, atrayendo hacia sí a los carros falcados (carros que en sus ruedas llevan instrumentos cortantes), y cuando éstos llegaron se situaron en columnas, de modo que los carros pasaron por medio sin apenas hacer daño. Las lanzas volaron por el aire hasta clavarse sobre las aurigas persas y su caballería. Fue una carnicería que terminó por ahuyentar a toda la caballería persa del flanco derecho macedonio.
El resultado: los persas huyeron en desbandadas al verse sobrepasado sus líneas, e incluso su rey, Darío, huyó cobardemente. Macedonia y aliados: 5.000 muertos; el imperio Persa: 40.000 muertos.
La victoria de Gaugamela fue importantísima en la Historia de la Humanidad. Grecia se había unido a oriente. La cultura helénica con la oriental. El legado de Babilonia, de Egipto, de Mesopotamia, cayó bajo manos griegas y se unificó una gran parte del mundo bajo un Imperio que sentó las bases de una nueva civilización. En Susa se representó la boda de Oriente con Occidente, se unificó la economía, se creó un mercado grandioso, el avance comercial fue el impulso que necesitaba Europa.
Después de la batalla de Gaugamela, Alejandro quiso continuar con sus conquistas adentrándose en Afganistán, en la India e incluso se planteó llegar hasta la misma China. Pero sus hombres estaban extenuados. Eran muchos años lejos de sus tierras, de sus gentes, y el motín de sus tropas se hacía cada vez más patente. Alejandro parecía haber enloquecido con sus propias victorias. Y sus ideales, según los que con tanto ánimo le seguían, se perdían y confundían con las costumbres orientales. Se le acusó de olvidar sus raices, tan puras, tan perfectas y mezclarla con sangre de
“inferior calidad”, las tensiones a su alrededor enturbiaron sus muchos años de conquistas.
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