Por María C. Rodríguez
Los nacidos en la época del ordenador se perdieron lo interesante que resultaba teñirse (embarrarse) los dedos de la tinta que soltaba el papel carbón al colocarlo entre papel y papel tantas veces como se quisiera dejar constancia de lo que se escribía; o sea, las llamadas “copias”.
Mucho antes de que se inventara la fotocopiadora (1959), antes de que en el MIT empezaran a usar mensajes electrónicos para compartir información (1965), antes de que Ray Tomlinson incorporara el uso de la arroba para poder enviar mensajes a usuarios de otras máquinas (1971), el método más popular para hacer copias de los escritos era el papel carbón o papel de calco.
El origen del papel carbón data de 1808. Su surgimiento está aparejado a la invención de la máquina de escribir y, curiosamente, se entrelaza con la historia de dos amantes. Se trata del romance entre el inventor italiano Pellegrino Turri y la joven Condesa Carolina Fantoni, de quien estaba perdidamente enamorado. La condesa se había quedado ciega años antes, y el intrépido SeñorTurri decidió construirle una máquina que le permitiría mantener correspondencia privada con sus amigos (incluyéndole a él).
El 6 de noviembre de 1808 la condesa escribió “estoy desesperada porque me encuentro casi sin papel negro”. Este papel carbón era preparado por Turri, quien era su único proveedor. La máquina de escribir de Turri desapareció después de que le fuera entregada a su hijo tras la muerte de la condesa.
Aunque la máquina que Turri construyó ya no existe, sí que se conservan algunas de las cartas que la condesa escribió con esta máquina. Estas cartas muestran que la invención de Turri combinaba el papel carbón y su máquina de escribir de la misma forma en que 65 años más tarde sería ya de uso más común con la invención de otra máquina de escribir más moderna y práctica para su uso comercial (la máquina de escribir Remington de Sholes and Glidden).
El papel carbón tuvo su momento de esplendor durante muchos años para la producción de copias de documentos escritos a máquina. Sin embargo, con la invención de la fotocopiadora la demanda de papel carbón comenzó a declinar hasta llegar a ser prácticamente erradicado del mercado con la aparición de los ordenadores personales y las impresoras.
Pese a todo, el papel carbón se resiste a desparecer por completo, y en cualquier caso antes de hacerlo ya ha dejado su “marca”. En inglés, a la copia creada se le llama carbon copy (copia de carbón). En la actualidad se continúa usando este concepto en los sistemas de correo electrónico al señalar con las siglas «CC» que se trata de una copia de un original. En ocasiones puede convenir utilizar, en vez de esta casilla, el campo copia de carbón oculta “CCO”.
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