Por María C. Rodríguez
Sé Resiliente
La Real Academia de la Lengua define resiliencia como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”.
El punto más importante es que no sólo por la resiliencia tenemos la capacidad de afrontar las crisis o situaciones que impliquen traumas, sino que también podemos salir fortalecidos de ellas y logramos potenciar los estados de felicidad.
Esta implica una reestructuración de muchos de nuestros recursos, sobre todo, en el área psicológica ya que sí queremos ser resilientes no se trata sólo de sobreponernos a las adversidades. La cuestión que caracteriza a los resilientes es que la utilizan para experimentar crecimiento y desarrollar potenciales al máximo.
Para ser resiliente no hay que ver la vida como una proeza, ni como algo extremadamente duro. Se trata de ver a través de un cristal de más optimismo y considerar que todo pasa y que luego de momentos difíciles vienen circunstancias más calmadas o agradables.
La resiliencia no se hereda, se aprende.
Conoce tus fortalezas (potencialidades) y limitaciones. Conocerse a sí mismo permite poder trazarse metas objetivas.
Confía en tus capacidades. No pierdas de vista lo que eres capaz de hacer.
Sé creativo. Transforma las experiencias.
Asume las dificultades como una oportunidad para aprender. Saber que en cada crisis hay oportunidades.
No pierdas el sentido de la objetividad. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, esfuérzate por ver las cosas positivas.
Reúnete con personas que tienen una actitud positiva. Saber elegir personas que en un momento determinado pueden convertirse en una red de apoyo.
Sé flexibles ante los cambios. No cerrarse al cambio y siempre estar dispuesto a valorar diferentes alternativas. Siempre existirán diferentes soluciones.
Sé constante en tus propósitos. Se puede ser flexible sin renunciar a las metas fácilmente.
Ten presente el buen humor. La risa es un buen aliado.
Busca la ayuda de los demás y el apoyo social. Ser consciente de la importancia del apoyo social y no dudar en buscar ayuda.
La resiliencia no se hereda se aprende, se practica, requiere un poco de paciencia, pero hay algo muy cierto, nos permite salir fortalecidos hasta de las situaciones más difíciles.
0 comentarios