Por María C. Rodríguez
HOMERO
Homero describe una sociedad basada en el caudillaje; se trata de una sociedad guerrera en la que cada región tenía una autoridad suprema que habitualmente es hereditaria. Cada caudillo tenía un séquito personal formado por personas que guardaban un alto grado de lealtad. Disfrutaban de una serie de privilegios: las mejores partes en la distribución de botines y la propiedad de un dominio. Tenían una única esposa, pero podían tener numerosas concubinas, aunque hay un caso en el que Homero menciona una situación de poligamia: la del rey troyano Príamo.
Las decisiones políticas eran discutidas en un consejo formado por el caudillo y los jefes locales y luego eran explicadas en la asamblea del pueblo. Los caudillos también tenían la función de presidir los sacrificios ofrecidos a los dioses.
Homero describe un tribunal de justicia que juzgaba los delitos, aunque a veces las familias de los implicados podían llegar a un acuerdo privado que sirviera como compensación por el delito cometido, incluso en caso de asesinato.
En las relaciones exteriores era importante la hospitalidad, que era una relación en la que los caudillos o embajadores estaban obligados a ofrecerse mutuamente alojamiento y ayuda cuando uno viajara al territorio del otro.
Entre los hombres libres citados se encuentran los thètes o siervos, que eran trabajadores libres cuya supervivencia dependía de un escaso salario. También se mencionan los demiurgos, que eran profesionales que tenían una función pública, tales como artesanos, heraldos, adivinos o aedos.
La esclavitud también era práctica aceptada en la sociedad descrita por Homero. Los esclavos solían tomarse entre prisioneros de guerra, o bien en expediciones de pillaje. Se citan ejemplos de compraventa de esclavos y de personas que ya habían nacido siendo esclavos. Los amos a veces recompensaban a sus esclavos concediéndoles tierras o una casa. Se cita la posibilidad de que una esclava pueda acabar convirtiéndose en la legítima esposa de su señor.
En cuanto a los valores éticos descritos, se incluyen el honrar debidamente a los dioses; respetar a mujeres, ancianos, mendigos y suplicantes extranjeros y no deshonrar el cadáver de un enemigo muerto. La incineración es el uso funerario que aparece en los poemas homéricos.
La religión era politeísta. Los dioses tenían características antropomórficas y decidían el destino de los mortales. Se realizaban numerosos ritos tales como sacrificios y plegarias para tratar de conseguir su ayuda y protección.
Aunque se conocía el hierro, la mayor parte de las armas eran de bronce. Homero describe también el uso del carro de guerra como medio de transporte empleado por los caudillos durante las batallas.
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