MÁXIMO ÁLVAREZ, un Pedro Pan y Marista triunfador
El éxodo de niños cubanos entre 6 y 18 años comenzó en diciembre de 1960 y en octubre de 1962, después de 23 meses habían logrado llegar a Miami unos 14,048. Esta operación “sálvese quien pueda” no tuvo nombre hasta que el periodista del Miami Herald, Gene Miller el 9 de marzo de 1962 le puso Operación Pedro Pan.
Entre esos niños que se le escaparon al castro-comunismo estaban: Mel Martínez, Eduardo Aguirre, Armando Codina, Tomás Regalado, Emilio Estefan, Marisela Verena, Willy Chirino, Eduardo Padrón, los obispos Felipe Estévez y Octavio Cisneros, Guillermo Vidal (alcalde de Denver), Lissette Álvarez, Ralph Sánchez, Margarita Esquiroz, Miguel Bezos (padre de Jeff), Carlos Mayans (alcalde de Wichita), Enrique “Ric” Prado (general de la CIA), Demetrio Pérez Jr. (qepd) y Máximo Álvarez.
Estos son unos pocos de la larga lista de aquellos niños que, a pesar de haber viajado solos, lograron convertirse en personas preparadas, influyentes y ejemplares en un país muy distinto a sus costumbres hispanas.
Su hermano mayor Lucas y Máximo que nació en 1948 estudiaron en el Colegio Maristas de La Víbora, donde Max fue hasta monaguillo.
Sus padres eran españoles, creo asturianos que llegaron a Cuba con 18 años y huyéndole a la intentona estalinista de apoderarse del país desde 1934 hasta 1939 que Franco logró impedirlo.
El martes 4 de julio de 1961 pudo abordar un barco de carga que partió desde el puerto de La Habana hacia West Palm Beach, aunque su verdadero destino era poder llegar a La Coruña, donde lo estaba esperando su hermano mayor, que llevaba ya unos meses viviendo en un Colegio Maristas en territorio gallego. Quiso el destino que ese mismo día Lucas Ricardo (Pipo) estaba de excursión con otros Maristas en la playa y se ahogó, aunque Máximo no lo supo hasta seis meses después cuando estaba en el campamento de Matecumbe en la 120 St. y la 138 Avenida del SW de Miami, donde había unos cuantos cientos de muchachos Pedro Pan.
Máximo explicó: “Siempre me preguntan sobre lo duro que debe haber sido venir a través de la Operación Pedro Pan a este país, y yo respondo que nosotros nunca nos vamos a imaginar el dolor de nuestros padres. En mi caso, mis padres, el mismo día perdieron a sus dos hijos varones. Uno siendo joven, de una forma u otra, se ajusta a la vida en otro país, pero ellos no”, dijo emocionado.
Su madre, tras perder a su hijo mayor y despedirlo a él cayó en una profunda crisis que requirió someterla a tratamientos de electroshock.
Max, piensa que todos los que formaron parte de la Operación Pedro Pan tienen el deber de preservar esa historia para que nunca se olvide. El considera que su mayor riqueza fueron los valores inculcados por sus padres.
Sus primeros dólares los ganó lavando carros, oficio que realizaba todos los días cuando salía del colegio a las 3 de la tarde. Cobraba 50 centavos por carro, pero como este es un país generoso, la gente siempre le pagaba $1. Luego buscó un ayudante y el trabajo fue aumentando. Después trabajó en una fábrica ensamblando muebles, en Burger King e incluso como jardinero.
Nunca le faltó el trabajo, por eso cuando llegaron sus padres en 1965 los pudo acomodar en un apartamento alquilado en Biscayne y la calle 29 y entregarles los $500 que había ahorrado.
Ellos dos salieron adelante hasta que fallecieron tranquilos.
Máximo asistió a la escuela secundaria La Salle y formó parte de la primera clase de graduados de la Escuela en 1965. Luego asistió al Belmont Abbey College en Carolina del Norte de 1965 a 1967. Ese año se fue para la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee, donde recibió su Licenciatura en 1969 y su Maestría en 1970.
Poco después de graduarse, comenzó su carrera en la industria petrolera con Cities Services Oil Company (CITGO Petroleum), donde trabajó de 1971 a 1973.
En 1973, se cambió para Mobil Oil Corporation y trabajó como Representante de Ventas en Tampa.
Estos casi 6 años fueron una gran experiencia y ayuda para lo que vendría después, que prácticamente comenzó teniendo como oficina el maletero de su automóvil.
En 1976, decidió emprender su primera aventura empresarial como empresario independiente abriendo Sunshine Citrus Corporation, donde estuvo disfrutando su negocio durante 11 años.
En 1987, cuando ampliaron la Autopista I-595, tuvo que reubicar su negocio y además se le presentó la oportunidad de comprar cuatro estaciones de servicio de bajo rendimiento de Southland Corp (7-Eleven).
Esas cuatro estaciones de servicio fueron la piedra angular de Sunshine Gasoline Distributors, Inc. De 200,000 galones vendidos por mes (2,400,000 anuales), Sunshine creció a más de 500 Millones de galones vendidos por año.
Actualmente, Sunshine opera más de 300 locales y abastece a otras 250 instalaciones minoristas de marca Chevron, BP, Shell, Citgo, Marathon y Exxon/Mobil.
Sunshine es uno de los mayores proveedores independientes de marca de todas las marcas que representa en el sureste de los Estados Unidos.
En 2016, CSP (Convenience Store and Fuel News) nombró a Sunshine Gasoline en el puesto 31 de su lista de las 101 mejores tiendas, que clasifica a las cadenas de tiendas más grandes en los Estados Unidos y Canadá.
Máximo ha estado casado con Esther, durante más de 40 años y tienen tres hijos, Sandra (Reus su apellido de casada), Máximo Ricardo (graduado de Columbus en 1998) y Eduardo (graduado de Columbus en 2004). Sus dos hijos mayores Sandra y Máximo siguen sus pasos, trabajando en Sunshine y su hijo menor, Eduardo, comenzó su carrera como ingeniero mecánico después de graduarse de la Universidad de Miami.
Su yerno James Reus también es graduado de Columbus.
Es el abuelo orgulloso de sus 6 nietos: Samuel Reus, Eric Reus, Lucas Álvarez, Máximo José Álvarez, Gabriel Álvarez y Leilani Álvarez, quienes están listos para cuando les toque ir al Colegio de la 87 Avenida y la 32 calle del suroeste.
Hoy, Max es uno de los empresarios cubanoamericanos más influyentes del país, aunque sigue siendo el mismo refugiado que llegó en el año 1961, solo ahora con más bienes. Piensa que la riqueza está forjada de lo que todos han aportado para hacer de este país un lugar mejor.
Max dijo: “Cuando manejo por Miami y veo esos lugares en los que trabajé cuando llegué me dan ganas de besar el suelo. Este es el país más grande y generoso del mundo. Recuerdo cómo llegamos sin absolutamente nada, y es imposible olvidar lo mucho que nos ayudaron y todas las oportunidades que nos brindaron. La mía es una de las tantas historias de inmigrantes de todas partes del mundo que llegan aquí en busca de un mejor futuro. Este es el único país donde un niño llega como refugiado, sin hablar el idioma, y años más tarde es recibido e incluso puede abrazar al Presidente de la República, como lo hice yo”.
Máximo en el 2000 fue elegido Presidente de la Junta de la Asociación de Comercializadores de Petróleo de Florida e incluido en su Salón de la Fama en 2005.
Actualmente es miembro del Consejo de Consumidores de Florida del Departamento de Agricultura y Servicios al Consumidor de Florida.
También ha recibido premios por su trabajo en Hope for Vision y la Fundación de Trasplantes. En 2006, se convirtió en fideicomisario del Grupo Pedro Pan, una organización sin fines de lucro para niños inmigrantes.
En 2010, fue incluido en el Muro de la Fama de Belmont Abbey y en 2015 recibió un doctorado Honoris Causa.
Es fideicomisario de The First Tee, un programa juvenil que se propone impactar positivamente las vidas de los jóvenes a través del juego de golf.
Sunshine ha sido un patrocinador constante del Miami Children’s Hospital y de la Muscular Dystrophy Association.
El sueño de Máximo se cumplió recientemente cuando el Centro Hispano Católico abrió sus puertas a más de 300 niños. El Centro es una guardería para niños desfavorecidos creada en honor a Monseñor Bryan O. Walsh (el alma de los Pedro Pan).
El 24 de agosto de 2020, Máximo fue uno de los oradores en la Convención Republicana donde dijo lo siguiente: “Les hablo hoy porque es posible que al presidente Trump no siempre le importe ser educado, pero lo único que le importa a la extrema izquierda es el poder, yo he visto personas así antes y estoy aquí para decirles que no podemos dejar que se apoderen de nuestro país. El otro (refiriéndose a Biden) está más preocupado por el poder que por el país.
La periodista española Elena Berberana que desde su sede en Miami atiende a Libertad Digital TV, entrevistó el 1° de noviembre de 2020 a Máximo Álvarez y este le contó: “Ayer estuve todo el día con Trump. Este hombre tiene una energía increíble. Cada vez está mejor. Es una pena lo que está haciendo la prensa corrupta y los medios de izquierda con él. No paran de mentir y lo odian tanto que prefieren destruir América, como ya está sucediendo. No estamos eligiendo a Donald Trump, en este momento, estamos eligiendo libertad, no opresión o comunismo.
Trump es una persona incansable que pone a los EE. UU. antes que su vida misma. Él podría estar jugando al golf o comprarse una isla, y no lo hace. Cuando vi que iba a presentarse la primera vez como presidente no creí que ganara. Es una gran persona y ama a los inmigrantes. No es racista, es una falsedad. Si vieras qué bien educa a sus hijos. A nosotros nos trata como si fuéramos su familia”, admitió el presidente de la petrolera.
La familia Álvarez completa fue al Colegio el 13 de septiembre de 2023 para anunciar que harían una donación transformadora a Christopher Columbus High School para la renovación completa de la entrada principal de la escuela y el edificio A.
La escuela planea iniciar el “Proyecto de renovación en junio de 2025”.
Actualmente Máximo Álvarez se encuentra entre los admitidos en el Hall de la Fama del Colegio Christopher Columbus, el Colegio Maristas del SW de Miami.
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