DE LA REDACCIÓN DE LIBRE Y FUENTES ANEXAS
Grito de Yara
Se denomina como Grito de Yara al inicio del proceso independentista de Cuba de España que fue iniciado por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868.
Historia
Hace 157 años, el 10 de octubre de 1868, un grupo de patriotas cubanos dirigido por Carlos Manuel de Céspedes, en el batey del ingenio La Demajagua, se alzó en armas, y al grito de ¡Viva Cuba Libre!, llamado Grito de Yara, proclamó la independencia de Cuba y dio la libertad a sus esclavos, en la provincia oriental de Cuba, lanzó el grito de Libertad, dando comienzo a una desigual guerra que se extendió por diez años, contra el dominio de varios siglos de España sobre la Isla.
La idea inicial de Céspedes, desde ese momento considerado “Padre de la Patria”, era tomar la ciudad de Manzanillo, no solo por la cercanía al lugar del pronunciamiento, sino por la importancia de la plaza; sin embargo, la pérdida del factor sorpresa, la falta de experiencia marcial de los milicianos y la carencia de armas de fuego, le hicieron desistir de la idea. No obstante, como prueba de la intención, fue la composición, por parte del mismo Céspedes, de la Marcha a Manzanillo, himno patriótico con el cual pensaba soliviantar el espíritu público de los manzanilleros cuando tomara la plaza; importante fue también la firma del Manifiesto que sería rubricado en Manzanillo y no en el lugar donde ciertamente se verificó y juró: el ingenio La Demajagua.
Después de terminada la reunión convocada por Carlos Manuel de Céspedes en este sitio —y ante la imposibilidad de tomar la portuaria ciudad de Manzanillo—, los patriotas (en un número aproximado de 600), decidieron marchar hacia Sierra de Naguas con el objeto de aumentar las fuerzas insurgentes; no obstante, a su paso por el poblado de Yara, fueron dispersados por una columna española proveniente de Bayamo.
El comienzo de la Guerra de los Diez Años se ha relacionado con Yara debido, precisamente, a que mientras la reunión y planteamientos realizados en La Demajagua pasaron inadvertidos inicialmente, la derrota de los insurrectos en el asalto al pueblo de Yara, al serle comunicada al capitán general, fue lo que recogió la prensa de La Habana y Madrid.
La guerra de los diez años fue tarea de héroes que entregaron sus vidas en aras del ideal supremo de la libertad. No logró el triunfo definitivo; pero sentó las bases en las que más tarde se apoyó la guerra de independencia.
El sacrificio de los hombres y mujeres de ayer en las luchas contra el despotismo español es un reto que nos indica hoy el camino a seguir para que Cuba vuelva a ser la patria libre, soberana y próspera que soñaron los mártires.
La bandera enarbolada por Céspedes fue confeccionada por Candelaria Acosta, pero la estrella fue dibujada por Emilio Tamayo. Esta bandera fue utilizada en la provincia de Oriente como el emblema de la nueva república, hasta que en la Asamblea de Guáimaro fue adoptada la de Narciso López.
Ante las glorias de nuestra historia nos comprometemos a que no haya sido en vano el sacrificio de millares de patriotas, los de hace más de siglo y medio, y los de hoy.
Cuba vuelve a estar encadenada. Romper esas cadenas fue el reto de ayer y sigue siendo hoy el compromiso para liberarla de la dictadura.
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