LAS EXPEDICIONES DE 1872 Y 1873
Será el 3 de marzo de 1872 que Francisco Vicente Aguilera, vicepresidente de la República de Cuba en Armas logró organizar una expedición que, al mando del comandante Carlos García y el capitán Gonzalo Castillo, zarparía de Nueva York a bordo de la goleta J. Adams. La expedición, con sus pertrechos, pudo desembarcar en la costa norte de Pinar del Río combatiendo en el área que se extiende de Guanajay a San Antonio de los Baños.
Cuatro meses después, Aguilera, a través de José I. Mayorga, adquiere el vapor Fanny que, tras varios inconvenientes, zarparía de Baltimore el 9 de junio. La expedición estaría al mando de Julio Grave de Peralta y desembarcaría el 2 en la playa La Herradura en Sagua de Tánamo, costa norte de Oriente. El capitán de la nave, su tripulación y el coronel William A. Ryan (que morirá en el tercer viaje del Virginius) se fueron en dos botes a Nassau. En otras páginas hablamos en extenso del mártir Grave de Peralta.
La ayuda que necesitan los hombres que en la manigua exponen su vida comenzarán a recibirla de los cubanos desterrados que viven en islas vecinas.
La Sub-agencia de Cuba en la República Dominicana organiza una expedición que zarpará de Puerto Plata en agosto con un grupo de jóvenes que desembarcarán por las costas de Oriente, y cuyo transporte estuvo a cargo de Lorenzo Castillo.
El 17 de abril (1872) desembarca el capitán Morey por Babujal (costa sur) «con el capitán Miguel Pantojas, los oficiales Florencio y Ricardo Puentes, cuatro expedicionarios y dos marineros americanos».
El 18 de aquel mes de mayo envía José de Jesús Pérez un práctico de Bayamito a recoger a los pocos expedicionarios que habían desembarcado y ya el 23 estaban en su campamento del Pinar.
¿Qué había sucedido? Una semana antes, el 11 de abril, el coronel Melchor Agüero, jefe de la expedición, había dado instrucciones, a los pocos expedicionarios que habían desembarcado, de practicar un reconocimiento sobre la costa. Estos se encontraron en horas de la noche, frente a un campamento enemigo por lo que trataron de regresar al barco, pero no lo encontraron porque éste había zarpado de regreso.
Por tal motivo el capitán Morey y sus pocos acompañantes regresaron a la costa donde fueron recogidos por los hombres del brigadier Jesús Pérez.
Volverá nuevamente el joven Lorenzo Castillo a transportar en septiembre otra expedición organizada por la misma Subagencia de Cuba en la República Dominicana que desembarcará el día 24, como la anterior, en las vecinas costas de Oriente.
En junio 1872 se produce el desafortunado desembarco del «Fanny» en el que pierden la vida el Gral. Julio Grave de Peralta y una veintena de abnegados cubanos. Grave de Peralta había regresado al extranjero el 8 de marzo de 1871.
José I. Mayorga, aquel amigo de la causa cubana a cuyo nombre se había adquirido el Fanny, organiza en la acogedora tierra dominicana la que sería la última expedición del año 72. El barco Brillage Brige partirá, como los dos anteriores, de Puerto Plata con armas y pertrechos, pero fue interceptado por las autoridades inglesas de Jamaica.
En esos días comienza a organizarse, con el esfuerzo combinado de la Subagencia dominicana y la Junta o Agencia de Cuba de Kingston en Jamaica, una expedición que teniendo al frente al coronel Juan Luis Pacheco partió en febrero o marzo, pero fue retenida con armas y parque.
Volverá Pacheco en 1873 a transportar más expediciones organizadas por la Junta de Kingston, Jamaica. Una en marzo, la siguiente en junio.
Para julio ya pudo el Mayor General Manuel de Quesada, con la ayuda de su hermano Rafael, organizar una expedición que tendría como jefe al General José Miguel Barreto y partiría de Colón (entonces parte de Colombia) con 150 hombres desembarcando el 6 de julio por la ensenada de Mora, Pilón, en la costa sur de Oriente siendo protegidos por las tropas del Brigadier José de Jesús Pérez.
La segunda expedición del Virginius -a la que nos referimos separadamente- arribaba a la costa sur de Oriente, el 6 de julio de 1873. Será esperada, y su material trasladado, por el brigadier José de Jesús Pérez.
En esta segunda expedición del Virginius, Juan J. E. Casasús, el biógrafo del General Calixto García describe así aquella operación:
«El 6 de julio de 1873 arribaba a la costa sur de Oriente la segunda expedición del Virginius esperada por las tropas del Brigadier Jesús Pérez. Deja en tierra cubana 780 fusiles, 120 sables, 2,500 libras de pólvora, 400,000 cápsulas, ropa, zapatos y medicina. Con este formidable aporte, las tropas de Calixto libraron las más brillantes acciones».
Hay crisis en el exterior. Los «aldamistas» nada quieren saber de los «quesadistas» ni éstos de aquéllos. El asfixiante ego de las grandes personalidades que forman estos dos -hasta ahora- poderosos grupos los envuelven más en sus propios antagonismos personales que en atender a los que, con tan pocos recursos, luchan en la isla.
Incapaz Francisco Vicente Aguilera -con todo su prestigio, nobleza y desinterés- de poner de acuerdo a unos y a otros, asumió personalmente la responsabilidad de organizar las dos únicas expediciones que en 1872 saldrían de Nueva York: la de la goleta J. Adams que zarparía el 12 de marzo y la del vapor Fanny el 22 de junio. A ambas nos hemos referido.
Ante la poca efectividad de «aldamistas» y «quesadistas» los cubanos en la manigua buscarán de manos desterradas en islas cercanas la ayuda que tanto necesitan. En la República Dominicana y en Jamaica encontrarán respaldo. Poco y pobre, pero, prácticamente, el único que en adición al ofrecido por Aguilera recibirán en 1872 y los primeros meses del 73.
Ha regresado el Virginius de su segunda incursión a las costas cubanas y en octubre ya Manuel de Quesada ha convenido la utilización de esa nave para una nueva expedición. Ésta traerá como jefe de mar a Pedro Alfaro y, como jefe de tierra, al General Bernabé Varona (Bembeta) y contará con 37 tripulantes y 128 expedicionarios entre ellos Pedro de Céspedes (hermano del presidente), Jesús del Sol, Herminio Quesada (hijo del Gral. Manuel de Quesada), el coronel William A. Ryan (que había participado en varias incursiones a Cuba), y Juan N. Boza Agramonte.
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