Por Ricardo Segura
El carisma, ese magnetismo personal que permite atraer o fascinar a los demás, no es una cualidad, capacidad especial o ‘superpoder’ que solo poseen unos pocos afortunados, sino que pueden desarrollarlo y entrenarlo todas aquellas personas que se lo propongan seriamente, señala la comunicadora Raquel Roca.
Y, según Roca, desarrollar nuestro carisma personal, ha pasado de ser una opción a convertirse en una necesidad, para quienes aspiren a prosperar en los negocios, el trabajo o el ámbito profesional, al ser una fortaleza que no solo nos permite sobresalir entre otros seres humanos sino además volvernos irreemplazables en la era de la Inteligencia Artificial (IA).
Raquel Roca es licenciada en Periodismo; forma parte de programas de Alta Dirección en distintas organizaciones; es conferenciante, consultora y docente especializada en futuro del trabajo, transformación cultural, competencias digitales, marca personal; y ha fundado la academia digital Silver Academy.
“La tecnología ha cambiado el contexto en que nos movemos y eso nos obliga a los seres humanos a mejorarnos a nosotros mismos”, según Roca.
Añade que una de las mejoras personales más decisivas que podemos emprender es la de optimizar nuestro carisma, el cual “nos distingue como personas en un mundo dominado por la tecnología, nos hace únicos y nos da una ventaja que nos hace destacar”.
“En esta era dominada por la IA, el carisma es la cualidad que nos hace insustituibles, porque mientras las máquinas procesan datos, nosotros conectamos, inspiramos y creamos un impacto real en las personas”, enfatiza.
En su último libro, ‘El poder del carisma’, Roca explica el modelo Black J.A.G.U.A.R, destinado a potenciar nuestro carisma, incluyendo técnicas para “amplificar nuestro encanto y presencia, dominar el arte de conectar, y comunicar e influir con habilidades que ya poseemos, pero no exploramos”.
Como ejemplos llamativos, pero respaldados por la ciencia, de los resultados de aplicar este método, Roca apunta que nuestra mirada puede aumentar nuestra atracción en un 15 % si mantenemos el contacto visual; que los movimientos de nuestro cuerpo son nuestro lenguaje no verbal más poderoso o que en ciertos casos llevar una camisa hawaiana puede triplicar la percepción positiva que los demás tienen de nosotros.
Señala que “el carisma es una cualidad transformadora, un conjunto de habilidades que cualquier persona puede activar y desarrollar con práctica y consciencia”.
Capacidad transformadora que se puede adquirir
Pero “es mucho más que tener una habilidad social o una presencia magnética, hablar bien, ser encantador o empático, lo cual puede ayudar, pero resulta insuficiente”, de acuerdo a esta experta.
“Las personas verdaderamente carismáticas generan un campo de energía que hace que otros se sientan escuchados, valorados y comprendidos. Son capaces de conectar con los demás de una forma que transforma la interacción entre ambos”, puntualiza.
Para Roca, “la diferencia clave entre una persona que simplemente destaca y alguien verdaderamente carismático (con poder de influencia y transformación) es que este último, no solo brilla, sino que hace brillar a los demás”.
Apunta que “esta capacidad de conectar, cautivar e inspirar confianza y seguridad, no solo nos hace destacar en los ámbitos laboral, profesional y empresarial, por ejemplo, al hablar bien en una reunión o al proponer una idea en el trabajo”.
“El carisma también tiene un impacto positivo en nuestras relaciones familiares, de pareja y de amistad, y en asuntos tan cotidianos y sencillos como entrar a un sitio lleno de desconocidos o pedir algo en una tienda”, destaca.
“¡Es esa chispa que cambia la forma en que el mundo nos percibe y la forma en que nos percibimos a nosotros mismos!”, enfatiza.
Explica que mejorar nuestro carisma incluye activar habilidades que ya poseemos, pero no hemos explorado, como ser sutiles, intuitivos e inolvidables en las interacciones sociales; seducir sin intentar convencer; inspirar sin esfuerzo, liderar con autenticidad y respeto; y dominar el arte de conectar, comunicar e influir.
Raquel Roca describe a continuación tres ejercicios prácticos, basados en la ciencia, para activar estas habilidades que están latentes en todos nosotros a la espera de que las despertemos.
El contacto visual
“La neurociencia ha demostrado que mantener contacto visual con alguien activa la liberación de oxitocina, la hormona del apego y la confianza. Además, nuestro cerebro está programado para interpretar una mirada sostenida como una señal de interés y conexión emocional”, según esta especialista.
“Mirar a los ojos durante 2 minutos puede aumentar la percepción de atracción en un 15 %, porque la mirada genera una sensación de intimidad y nuestras mentes empiezan a “alinearse” con la otra persona” puntualiza.
Ejercicio: Durante una semana, mantén un contacto visual más prolongado en tus conversaciones, sin que tu mirada divague constantemente, ni tampoco forzarla. Cuando hables con alguien, fija tu mirada en sus ojos durante al menos 3-5 segundos antes de moverte a otro punto de su rostro. ¿Sientes que la conversación fluye mejor? ¿Notas cambios en la conexión con los demás?
Movimientos corporales
Roca explica que los movimientos naturales y el dominio del tiempo que tiene un jaguar son una muestra de lenguaje no verbal poderoso, y un excelente ejemplo para desarrollar un movimiento corporal con un impacto positivo en la comunicación.
“Cada uno de los movimientos de este felino es preciso, sin desperdicio de energía. Camina con una cadencia controlada, transmitiendo dominio del espacio y del tiempo”, comenta.
“Una persona carismática no se mueve con prisa ni torpeza, sino con fluidez y consciencia. Sabe el espacio que ocupa su cuerpo en el lugar, y el impacto que éste genera, manejándose en el equilibrio para irradiar seguridad y poder, desde la calma”, añade.
Ejercicio: Durante tres días, concéntrate en la forma en que te mueves. En lugar de gestos nerviosos, movimientos repetitivos o posturas encogidas, adopta un ritmo más pausado, con movimientos deliberados. Maneja tus tiempos al caminar, al sentarte, al hablar. ¿Sientes más control sobre la interacción con los demás? ¿Cómo reacciona la gente a tu lenguaje corporal?
Patrones en la vestimenta
Roca señala que podemos aumentar la percepción positiva que los demás tienen de nosotros mediante nuestra indumentaria, pero para conseguirlo tenemos que entender cómo se produce esta influencia.
Por ejemplo, “el denominado ‘efecto camisa hawaiana’ es un concepto basado en el impacto psicológico de los patrones repetidos en la vestimenta”, según esta experta.
“Se ha descubierto que la presencia de varios iconos o imágenes iguales y agrupadas genera en las personas que lo observan una sensación de optimismo y confianza sobre sus propias posibilidades” y también que “el cerebro humano interpreta la repetición de elementos visuales como una señal de estabilidad y seguridad”, puntualiza.
“Es un principio similar al usado en comunicación visual para reforzar mensajes positivos: cuando vemos un grupo de imágenes coherentes y organizadas, nos sentimos más cómodos y confiados”, recalca.
Ejercicio: Durante una semana, elige prendas con patrones específicos y observa las reacciones de las personas al verlos. Un día viste una prenda con líneas estructuradas y otro día alguna ropa con patrones más orgánicos. ¿Notas cambios en la actitud de los demás? ¿Cómo te sientes con cada estilo de indumentaria?
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