Arquitecto Pedro Martínez Inclán, el primer urbanista cubano

Written by Alvaro Alvarez

30 de septiembre de 2025

Por: Álvaro J. Álvarez

Pedro Martínez Inclán, nació en la ciudad de Cienfuegos el 7 de noviembre de 1883, donde pasó su infancia. 

Sus hermanos: Fernando, Santos, Rafael y Florentina.

Trasladado a La Habana, se graduó de Bachiller en Letras y Ciencias en 1896.

Trabajó después como Maestro de Instrucción Pública, mediante oposiciones practicando y ejerciendo el Magisterio en su ciudad natal y en la propia Habana. 

Impelido por su espíritu de superación y al calor de la propia vocación que le animaba, ingresó en la Escuela de Arquitectura de La Universidad de La Habana, graduándose de arquitecto en el año de 1910. 

Ocupó el cargo de Arquitecto Municipal de Cárdenas y después fue nombrado Arquitecto de Zona de la Sección de Arquitectura, Departamento de Fomento del Municipio de La Habana, y en el año 1913, siendo Alcalde de La Habana el doctor Fernando Freyre de Andrade y Jefe del Departamento de Fomento el arquitecto Rodolfo Maruri, fue elevado al cargo de Jefe de la Sección. 

Su actuación municipal fue siempre encaminada a conseguir un mejoramiento, muy necesario entonces, del ejercicio profesional del arquitecto, redactando acuerdos que fueron después aprobados por el Consistorio, así como disposiciones interiores que, aprobados por el Alcalde y el Jefe del Departamento, lograron levantar la moral profesional que se encontraba bastante deprimida. 

Por su labor al frente de la Sección de Arquitectura del Departamento de Fomento, hoy de Urbanismo, puede considerarse como uno de los funcionarios que en el cumplimiento del deber más se ha destacado en la consecución de este propósito. 

Su vocación y sus condiciones pedagógicas, demostradas con antelación le impulsaron al logro de la aspiración de toda su vida, y es por ello por lo que en año 1924, renunció al cargo municipal por habérsele nombrado Profesor Titular de Arquitectura de Ciudades, Parques y Jardines, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana. 

Años después realizó los ejercicios de la oposición obteniendo la Cátedra, luego a propuesta del Consejo Universitario, fue elevado a la alta categoría de Profesor Eméritus, a los 65 años, después de haber dedicado todos sus empeños a la docencia dando en ella muestras inequívocas de sus profundos conocimientos de las disciplinas que ésta comprende. 

Harto difícil es plasmar en espacio tan reducido, la destacada personalidad del Profesor Martínez Inclán, “pues han sido tan variadas sus proyecciones en el campo profesional de la Arquitectura, que es difícil deslindarlos”.

En primer término, teniendo en cuenta su valor debe ser considerado desde el punto de vista colectivo. En este aspecto, fue uno de los fundadores del Colegio de Arquitectos de La Habana, creado en el año 1916, como una necesidad muy sentida entonces, para el mejoramiento profesional de la clase, y por sus propios merecimientos, fue electo presidente de este en dos oportunidades, una de ellas en el año 1921, siendo esa organización profesional una de las precursoras de nuestra actual estructuración colectiva, el Colegio Nacional de Arquitectos. 

En los primeros años de la instauración de este Colegio, se alejó el Arg. Pedro Martínez Inclán de las actividades del mismo, debido a sus frecuentes viajes al extranjero y por el propio cumplimiento de sus deberes en la Cátedra, no obstante lo cual, en el año 1936, fue electo Vocal y Miembro del Tribunal de Sanciones y en el año 1937, nominado Vice-Contador del Comité Ejecutivo del Colegio Nacional de Arquitectos, volviendo a ser electo en los años de 1943, otras dos veces Delegado a la Asamblea Nacional y en 1947, a la vez Segundo Vice Presidente del Ejecutivo en los años 1948 y 1949.

En el desempeño de su Cátedra, fue nominado Miembro de la Junta de Inspectores del Consejo Universitario, Presidente de la Facultad de Arquitectura, Presidente de la Comisión de Obras por 14 años consecutivos, Miembro de la Comisión de Intercambio cultural y para el estudio de Leyes de Planificación, Comisionado para estudiar la Organización del Museo de Arte y Urbanismo, Miembro de la Comisión para el estudio de un nuevo Código de Construcciones. 

Siempre preocupado del mejoramiento de las disciplinas a su cargo, en cuyo empeño su labor fue verdaderamente encomiable, demostrado por las publicaciones que ha ofrecido, entre las que deben citarse, Enseñanza Universitaria del Urbanismo, comentada por el Profesor Brunner, Planes de Estudios, Proyecto de Creación y Organización de un Instituto de Urbanismo (Escuela de Planificación) para la Universidad de La Habana. Reformas del Plan de Estudios de la Escuela de Arquitectura, Práctica de Planificación, de Ciudades, Jardines Tropicales, Cómo apreciar Pintura, Escultura y edificios, con un prólogo del Profesor Rodríguez Castells y, por último, la Carta de La Habana, consecuencia de la Carta de Atenas, que fue sometida a la consideración del VII Congreso Panamericano de Arquitectos, que se celebró en La Habana, como una recomendación del Primer Congreso Nacional de Arquitectos. 

Laborando en pro de su superación cultural, representando al Ayuntamiento de La Habana y en su carácter de Jefe de la Sección de Arquitectura del Departamento de Fomento, realizó un viaje a Europa, para hacer estudios sobre Casas Baratas, habiendo visitado los núcleos de habitaciones populares más importantes de ese continente, y siendo ya profesor de la Universidad, hizo otros dos viajes a Europa, y a los Estados Unidos, para estudiar Historia del Arte en los Museos más notables, visitando también Escuelas de Arquitectura, en cuyos talleres tomó lecciones de profesores eminentes, cursando Ladscape Desing, Planting Desing y Holticulture, en la Extensión Universitaria de la Universidad de Columbia, en New York. 

Como urbanista, redactó numerosos Acuerdos Municipales y Reglamentos de Organización, siendo Arquitecto Jefe de la Sección de Arquitectura del Departamento de Fomento, Municipio de La Habana.

Siendo uno de los autores del Decreto sobre Playas y Repartos, trazó Anteproyectos Generales de los Planos Reguladores para La Habana, considerando en él solamente su término municipal y toda la región, así como para las ciudades de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Santiago de Cuba, y San Diego de los Baños. 

Tomó parte como Consultor en el Ministerio de Obras Públicas, y también fue el impulsor del Proyecto de la Ciudad Universitaria. 

Como conferenciante Pedro Martínez Inclán, ofreció pruebas inequívocas de su amplia capacidad, en la Escuela de Verano para Maestros en la ciudad de Cienfuegos, en la Academia Nacional de Artes y Letras, en la Universidad de La Habana, en el Club de Leones y en el Club Rotario, en la Sociedad Cubana de Ingenieros y en el Colegio Provincial de Arquitectos de La Habana. 

Entre sus trabajos sobresalientes pueden citarse, el presentado al Primer Congreso de Municipio, titulado Concepto del Jardín Público Moderno, la Ponencia en la Comisión Revisora de la Ley de Casas Baratas, debida al arquitecto Luis Bay Sevilla, el Manifiesto del Patronato de Urbanismo de Cuba y la Ley Nacional de Planificación, debida al propio Patronato. 

Desde el punto de vista social, proyectó y dirigió la construcción de muchas obras particulares, abarcando desde residencias particulares, casas de apartamentos, talleres para industrias y pabellones para clínicas médicas y en la propia Universidad de La Habana, debido al cargo que ostenta en la misma, pudo proyectar y dirigir la construcción de los edificios existentes en ella, Escuela de Comercio, de Farmacia, de Ciencias, así como la Plaza Rector Cadenas y los Jardines, en gran parte. 

Entre 1913 y 1933 fue arquitecto municipal de La Habana. Durante el gobierno de Mario García Menocal (1913-1921), diseñó el primer Plan Director de La Habana, el cual se perfeccionó posteriormente entre 1925 y 1926, hasta convertirse en el plano regulador de La Habana o Plan General del Sistema de Parques y Avenidas de La Habana, que proponía la articulación del núcleo histórico de la ciudad y el puerto con la nueva urbe, mediante avenidas, plazas, rotondas y espacios verdes.

El centro del proyecto fue la Plaza Cívica, cuya ubicación en la Loma de los Catalanes fue seleccionada por el autor, con viales que irradiaban de ella hacia el Castillo de Atares, el río Almendares hasta terminar en el bosque de La Habana.

En 1931 proyectó el edificio de apartamentos de Justo Carrillo en las calles 23 y 16, en El Vedado, considerado el primer edificio del racionalismo canónico de La Habana.

En 1944 propuso al director de Urbanismo de la Secretaría de Obras Públicas, Luis Dauval, y al referido ministro, el proyecto de una importante política urbana de viviendas sociales y equipamientos; en especial, un Plan Nacional de 1,500 escuelas, el paso superior del ferrocarril en La Habana, el alcantarillado de Bejucal y la primera fase del Barrio Obrero de Luyanó, el cual proyectó junto con los arquitectos Mario Romañach y el recién graduado Antonio Quintana Simonetti.

Durante el gobierno de Ramón Grau San Martín (1944 a 1948) fue asesor del ministro de Obras Públicas, José San Martín, así como presidente del Colegio de Arquitectos, profesor de la Facultad de Arquitectura y miembro de la Academia de Artes y Letras.

Otro de sus aportes a la arquitectura habanera fue la propuesta para ventilar los edificios en el clima tropical con las Cuatro P: puntal, persianas, portal y patio.

En el orden cultural y debido a sus propios merecimientos, fue exaltado a Miembro de Número de la Academia Nacional de Artes y Letras, habiendo sido Tesorero de la misma, Miembro de la Junta Nacional de Arqueología, Miembro Arquitecto del Patronato del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, Presidente del Patronato de Urbanismo de Cuba, y en distintas oportunidades, Miembro de Jurado, incluyendo entre éstos, el del Salón Nacional de Pintura y Escultura, Comisionado por el Ayuntamiento de La Habana para representarlo en el Congreso Internacional de Urbanismo celebrado en México, evento en el cual también representó a la Universidad de la Habana, Miembro del Primer Congreso de Municipios que tuvo por sede La Habana, Miembro de la Sociedad Cubana de Ingenieros y del Colegio de Ingenieros Civiles de Cuba, y por último Miembro del Primer Congreso de Arquitectos de Cuba, a cuya consideración presentó brillantes trabajos entre ellos la Carta de La Habana. 

Las congratulaciones recibidas por el Profesor Pedro Martínez Inclán han sido muchas, debiendo citarse entre ellas, de la propia Facultad de Arquitectura, del Colegio Nacional de Arquitectos, de Ministerio de Obras Públicas, del Claustro Universitario, de la Sociedad Cubana de Ingenieros, y de la Academia Nacional de Artes y Letras, con motivo de su discurso de ingreso en la misma. Del extranjero, fue nombrado Reporter para Cuba de Housing por la Liga de Ginebra, a propuesta del doctor Olsenha, recibiendo peticiones de Críticas para las publicaciones de la Architectural Book Publishing Co., y de la casa Macmillan de New York; la Revista Tours and Cities publicó artículos debido a su pluma y, por último, sus trabajos sobre Urbanismo han sido favorablemente criticados y su autor ha recibido felicitaciones muy laudatorias de Perú,  México, Colombia, España y los Estados Unidos, debiendo hacerse resaltar que su nombre ha sido citado en relación con trabajos publicados en la Obra Manual de Urbanismo, por Karl Brunner Profesor de la Escuela de Viena. Tal es a grandes rasgos, la obra de una vida laboriosa que tanto honró al Arquitecto y Profesor Pedro Martínez Inclán, honrando también al Colegio Nacional de Arquitectos del cual fue Miembro de Honor y a la Universidad y a Cuba entera por la brillantez y ejemplaridad de su carácter.

Pedro Martínez Inclán falleció en La Habana en 1957 a los 74 años dejando viuda a su querida esposa Pastora.

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