El camino de la acción (VII)
Enrique Ros (†)
La Administración de Kennedy cierra sus ojos —como hizo en la etapa anterior a la Crisis de los Cohetes— a lo que en Cuba sucede. Increíblemente, en junio 3, de 1963, el Secretario Auxiliar de Defensa, Paul H. Nitze, manifiesta que Estados Unidos no tiene pruebas de que la Unión Soviética esté construyendo una base de submarinos en Cuba. Sólo el Ministerio de Defensa y el Presidente de los Estados Unidos pretenden ignorar un hecho de todos conocido.
Con grandes esfuerzos, las organizaciones que no tienen el respaldo oficial realizan sus acciones y mantienen en jaque al régimen castrista. En la madrugada del 12 de junio diez exiliados desembarcan cerca de Cárdenas para atacar una refinería. El grupo lo componen Evangelio Rufín, los hermanos Roberto y Jorge Rodríguez Triana. Reinaldo Lermo; Ellie Mor Ruiz; Juan Espinosa; Jorge Rufín, Ricardo Morales y Ramón Cuevas Conté. A su regreso son detenidos en Cayo Maratón. El Departamento de Estado informó que la Oficina de Aduana de los Estados Unidos y el Servicio de Inmigración los habían retenido “pendiente de ulteriores investigaciones”. Eran miembros de Comandos L.
Cinco días después va a partir, a bordo de un bimotor Beech Craft, otro grupo de seis combatientes. Tienen señalado como objetivo una de las refinerías de petróleo en las afueras de La Habana. Pero son detenidos cuando se acercan al pequeño avión. Este grupo lo componen Carlos E. Hernández —que había participado como miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil, en el ataque al Blanquita en agosto del año anterior—, Evelio Alpízar, René José Espinosa Hernández, Víctor Espinosa Hernández y Miguel Álvarez. También Humberto Solís, telegrafista de la Brigada 2506. Permanecen detenidos por 2 ó 3 días pero son liberados por gestiones de Carlos Zárraga. Luego irán a New Orleans para otra acción que también se frustra.
Es la prensa castrista la que se hace eco de otro ataque. “En la madrugada del 10 de junio, un grupo de mercenarios… tripulantes de una lancha pirata artillada con ametralladoras y un cañón de 30 milímetros… desembarcó en Cayo Blanco, a 15 kilómetros de la Bahía de Cárdenas y atacó por sorpresa a una patrulla de cuatro marineros”.
Los combatientes cubanos se mantenían activos en todo el continente. En el puerto de Veracruz, el 15 de junio, se realiza una acción para volar los barcos castristas “Oriente”, “Las Villas” y “Bahía de Siguanea”. La operación había sido planeada por un experimentado revolucionario, Manuel Cobo Sausa, experto en pesca submarina quien intenta colocar una bomba magnética debajo de la línea de flotación del “Bahía de Siguanea”. Falla el intento. Son detenidos Carlos Fernández Trujillo, delegado de Rescate Revolucionario y del Consejo Revolucionario. Junto a él son también arrestados José María Toral; Agustín Santana González, Carlos Sama Rabelo y Alejandro del Valle.
LA EXTRAÑA AVENTURA DE NEW ORLEANS
A mediados de julio partieron de Miami hacia New Orleans cerca de 20 jóvenes que irían a tomar un entrenamiento en aquella zona y luego pasarían un entrenamiento mayor en Centroamérica. Fueron cuatro pequeños grupos de cinco personas cada uno. La movilización la costeó, con fondos personales, un modesto y trabajador militante del Movimiento Demócrata Cristiano: Heriberto Valdés Mollineda.
El traslado de estos compañeros a New Orleans coincide — aunque no hay firme evidencia de la posible conexión— con la confiscación por el FBI de dinamita y diversos materiales para la confección casera de bombas aéreas, cerca del lago Pontchartrain. El campo de entrenamiento, originalmente organizado por Frank Sturgis (Frank Fiorini), fue usado por el MDC, el Directorio Revolucionario Estudiantil, el Movimiento 30 de Noviembre y el MIRR, pero curiosamente, Laureano Batista, que estaba al frente de las operaciones militares del Movimiento Demócrata Cristiano, había partido hacia Venezuela el sábado 20 de julio. Coinciden estos eventos con las declaraciones, prominentemente destacadas en la prensa, de Artime “que partirá para Centroamérica para desarrollar su plan de guerra”.
El Consejo Revolucionario ha desaparecido de la actualidad. La oficina de Judicatura Cubana se vio obligada a desalojar su local de la calle 25 y compartir la casi desierta oficina del Consejo. Alabau Trelles mantiene a duras penas su Asociación de Funcionarios del Poder Judicial y, junto con el Colegio de Abogados Cubanos, el de Procuradores y la Asociación de Funcionarios del Tribunal Electoral, crea La Federación de Organizaciones de Juristas que, tampoco, a nada habrá de conducir. Son los estertores de la crisis que se había hecho pública tres meses antes con la renunciare José Miró Cardona a la presidencia del Consejo Revolucionario.
Para el 10 de agosto ya habían regresado a Miami los jóvenes que habían partido para iniciar su entrenamiento en New Orleans en el campamento que fue allanado por el FBI.
Cari M. Davis, que con frecuencia piloteaba algunos de los pequeños aviones del MIRR, de Orlando Bosch, mantenía en aquellos días frecuente contacto con militantes del Movimiento Demócrata Cristiano (MDC). Días después del viaje a New Orleans y de la breve ausencia de los miembros de esta última organización desapareció de la escena revolucionaria de Miami.








0 comentarios