Años Críticos: del camino de la acción al camino del entendimiento

Written by Enrique Ros

29 de diciembre de 2025

El camino de la acción (XI)

El 4 de septiembre “dos aviones desconocidos volando sobre territorio de Las Villas se aproximaron a la base aérea de esa provincia pero la artillería antiaérea logró ahuyentarlos del paraje”. Y viene otra nota: “alrededor de las cuatro de la madrugada del día siguiente, reaparecieron dos aviones bimotores de las mismas características anteriores, que fueron ahuyentados por el fuego de la artillería al acercarse a la base aérea”.

Eran pequeños aviones que, con mil penurias, costeaban grupos revolucionarios en el destierro que no contaban con el apoyo de la Agencia de Inteligencia.

Se produce de inmediato un nuevo ataque. El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias confirmó que grupos anticastristas bombardearon en las primeras horas del domingo 8 de septiembre el central azucarero Jaronú, en la costa norte de Camagüey. Era la misma tripulación (Mimo Gutiérrez y Jorge Mo-niz), que tres semanas antes atacara el Central Cunagua, la que ahora arrojaba granadas y fósforo vivo sobre el Jaronú.

Así lo informa la prensa castrista:

“Aproximadamente a las cuatro y treinta de la tarde del ocho de septiembre, un avión pirata, procedente del rumbo norte, voló sobre “Central Brasil”, en la costa norte de Camagüey, lanzando 5 bombas de 50 libras cada una. las que estallaron en las inmediaciones del Central”.

NUEVA OPERACIÓN DE 

INFILTRACIÓN

En el mismo mes de septiembre el barco comandado por Cancio se encuentra en una operación diversionaria frente a La Habana.

La intensa lluvia de aquella noche sin luna no les permitía identificar, con exactitud, la posición en que se encontraban cuando se acercaban a la costa. Para cerciorarse , y porque se trataba de una operación diversionaria, decidió Cancio disparar varias luces de bengala con la intención de provocar a la radio cubana a hablar y, así, identificar con precisión el punto en que se encontraban. “La reacción fue casi inmediata y oímos a la estación de Bahía Honda y al puesto de La Gobernadora reportar las bengalas a la CLT, mientras que un reflector de alta potencia, situado al oeste de la punta, comenzó a barrer el mar”, recuerda Cancio. Continuó navegando el buque a lo largo de la costa hacia La Habana disparando el resto de las bengalas cuando se encontraba a la altura del Morro. Terminaba así aquella operación que perseguía atraer la atención de las fuerzas cubanas hacia un lugar bien distante de donde, en ese momento, se estaba produciendo una infiltración.

“Las incursiones filibusteras” mantenían en jaque al gobierno cubano. Afirma Raúl Castro que los “episodios del Bolivia, Casilda y Santa Lucía desbordan los límites” de ataques, más o menos “por la libre”… se utilizan “elementos militares que no están al alcance de cualquier pandilla sin respaldo oficial”. El gobierno castrista, quiere, con esta escandalosa denuncia, hacerse oír en el Potomac. También en Moscú. Lo consigue.

El 11 de septiembre era Pravda quien “examinaba, una por una, las últimas agresiones contra Cuba, desde el ataque al Bolivia al bombardeo al Central Brasil”… y advierte: “ese camino es sumamente peligroso”.

Pravda —el órgano oficial del gobierno moscovita— hace un apropiado recordatorio a los “compromisos contraídos”, que califica de “compromisos sensatos”:

“Todos los pueblos aclamaron el arreglo pacífico de la Crisis del Caribe el pasado año por medio de un compromiso sensato. Pero si las fuerzas agresivas quieren, otra vez, retrotraer al mundo a aquella situación, deberán recordar a la Unión Soviética y sus promesas concretas de ayudar a Cuba a defender su independencia. Den por descontado que la Unión Soviética cumplirá sus promesas”.

La “promesa concreta” seguirá vigente. Burlándose de la conocida debilidad de Kennedy, la prensa cubana se hizo eco de la advertencia de Pravda y aseguró que “hasta un analfabeto de Harvard entenderá la cosa”.

El mensaje llega, esta vez, alto y claro, a Washington. Ante la advertencia soviética y el oportuno recordatorio de los “compromisos contraídos” no se permitieron nuevos ataques a las instalaciones cubanas ni incursiones a las costas de la isla. Con excepción de un ataque a un aserradero en las zonas de Banes, provincia de Oriente, que fue producido “por un barco pirata, al amparo de la oscuridad”. El aserrío —situado en Cabo Guin— quedó destruido. “Después de perpetrada la fechoría, la embarcación huyó rumbo norte”.

Vuelve a ser el Ministerio de las Fuerzas Armadas el encargado de difundir la noticia e indicar “la dirección” que toman “las naves piratas”. Es un recordatorio, en español, a “los compromisos contraídos”. Refrescado antes, en ruso y en inglés. A partir de aquella fecha no se permite ni un solo ataque a las costas cubanas ni a las organizaciones que gozaban del favor oficial ni a aquéllas que actuaban por la libre. Kennedy, que andaba de prisa, a espaldas de todos, por los caminos del acomodamiento y, también, de la eliminación física, no quería entorpecer esas rutas con los escollos que podían surgir por el camino de la acción.

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