Cuando el tirano en ciernes comenzaba la comunización de Cuba su amigo de la Ortodoxia Luis Conte Agüero lo retó, lo exhortó, le pidió y le exigió , que denunciara y parara el avance comunista.

Con admiración lo leía, lo escuchaba por la radio y llevé mi televisor Zenith de 17 pulgadas al Instituto para que todos mis condiscípulos viéramos y escucháramos sus valientes pedidos.

Pensaba inocentemente que era una gran oportunidad para Fidel recapacitar. Pero de eso nada, furiosamente intentó desacreditarlo y desprestigiarlo en una maratónica y tumultuosa comparecencia televisiva. Acto seguido lanzó a las turbas a perseguirlo, a pedir paredón para Conte.

Fue el primer “acto de repudio” y Luis tuvo que pedir asilo en una Embajada.

En el exilio de principio a fin mantuvo una posición beligerante contra la tiranía. Fundó la combativa organización “Centinelas de la Libertad”. Tuve la gran suerte de entablar una firme amistad con él..

Unos días antes de zarpar para Cuba en una expedición para llevar a Cuba a los capitanes del Escambray Edel Montiel y Vicente Méndez se apareció este hombre en la casa de Carlos Zarraga y nos entregó unos compactos equipos de telegrafía y nos dijo: “Esto es para que se puedan comunicar con el exterior”.

Siempre estuve en contacto con él, invariablemente me invitaba a los actos del Partido Ortodoxo. No iba. Una tarde Enrique Alejo le explicó en mi defensa: “Doctor, Estebita no asiste porque él pertenece a una antigua familia de firme militancia Auténtica”. Se rió.

Estuve festejando su centenario, lo felicité, lo abracé, le entregué mi libro.

Tuvo cientos, miles de amigos, y uno de mis orgullos en la vida es que fui uno de ello.

E.P. D. El Centinela de La libertad.