Cientos de veces hemos dicho estas palabras: “¡Para Cuba ya es hora!” pero sinceramente yo creo que ahora sí es la hora de la hora para Cuba.
El intento de adoctrinamiento no ha funcionado. La juventud cubana se siente traicionada por una pandilla de viejos panzones y ricachones con grados de coroneles y generales.
La Patria de una punta a la otra vive de protesta en protesta. La nación arde en deseos de ser libre, de prosperar y de tener un futuro luminoso.
Hasta aquí nos llega el clamor, las quejas, la inconformidad , la falta de libertad, el cubano no aguanta más aquel régimen que los atosiga, los ahoga, que los reprende, los apalea, los envía a inmundas ergástulas, que no les permiten estudiar la carrera que libremente deseen conseguir. Con hospitales en infrahumanas condiciones.
Han descubierto que mientras ellos y sus familiares padecen la falta de alimentos, que solamente se visten bien, que comen mejor y tienen medicinas, esto proviene de los amigos y parientes en el exterior mientras los jerarcas de la tiranía viven como reyes.
Y desde que gracias a Dios falleció el genocida luciendo como un esperpento en condiciones físicas y mentales deplorables, la parentela se soltó el moño y salió a exhibir en las redes sociales sus comodidades, elegancias, carros de lujos. Y eso lo han visto los cubanos de a pie, y han llegado a la conclusión de que es tremenda mentira eso de “todos somos iguales”.
Por lo tanto, aquí y allá debemos halar parejo, debemos hacer un monumental esfuerzo para barrer del mapa a esa gentuza que oprime a la nación cubana.
Llega la hora sagrada en que cada cual debe asumir su papel, su rol histórico y hacer cada cual todo lo que esté a su alcance para dañar al régimen. Aquí y allá.
Sin alardes, evitando el divisionismo y atacar con todos los hierros -en periódicos, revistas, y cuanta publicación exista- al régimen tiránico que impera en Cuba.
Denunciar -como hice yo hace unos días con la sangrienta Masacre de Cojímar- todos y cada uno de los crímenes realizados por la más brutal dictadura que ha sufrido este continente.
Cada cubano lo primero que debe hacer al levantarse cada mañana es pensar: “Cómo puedo dañar a los que han destruido a nuestro país” …
Utilizar como consigna: “No voy a decir algo, ni escribir algo que bien pudiera ser reproducido en los órganos de propaganda de la tiranía”. Es decir, evitar la crítica entre los anticastristas, todos los ataques tienen que ser contra los esbirros.
Cubanos: yo no le pido a alguien que haga algo que yo no esté participando del esfuerzo, simplemente digo, y repito, que cada cual haga lo que esté a su alcance.
Para que Cuba sea libre todos y cada uno de nosotros tiene que poner su granito de arena.
Adelante ¡Cuba libre en el 2022!
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