Actualidad con JOAQUÍN GÁLVEZ

Written by Luis De La Paz

11 de febrero de 2025

POR LUIS DE LA PAZ

Especial para LIBRE

Si algo define el trabajo del poeta y promotor cultural Joaquín Gálvez es su constancia, la doble tenacidad como escritor y animador de la vida de los intelectuales en el Sur de la Florida.

Por casi tres lustros condujo la tertulia La Otra Esquina de las Palabras, un encuentro artístico cuya finalidad se centraba en mostrar el quehacer cultural en un Miami siempre tildado injustamente de páramo cultural, expresión repetida hasta la saciedad para desmontar un sólido legado de una comunidad creativa, creciente y activa. Aunque la tertulia cerró, su labor como promotor se mantiene vigente con la revista digital Insularis Magazine.  

Joaquín Gálvez ha dejado una huella como poeta, con sus libros Alguien canta en la resaca, El viaje de los elegidos, Trilogía del paria, Hábitat, Retrato desde la cuerda floja y Desde mi propia Isla. Su más reciente incursión ha sido dentro de la ensayística, ¡Cuídate Cuba, de tu propia Cuba!, un compendio de artículos y ensayos. 

De la actualidad conversamos con Joaquín Gálvez. 

–Eres parte de la vida cultural de Miami. ¿Qué valoras del ritmo cultural local y qué lamentas?

Valoro la permanencia de ciertos espacios culturales, es decir, que a diferencia de años atrás, se ha logrado una constancia y durabilidad. Recuerdo que una de las razones por la que se quejaban muchas personas, amantes de la cultura en Miami, era precisamente por el temprano cierre de ciertos espacios, ya fueran tertulias, galerías, salas de teatro, etc. Quizás esto influía para endilgarle a Miami el calificativo de “páramo cultural”. Y, aunque algunos espacios han cerrado, se han abierto otros. Lo que más lamento es que la polarización política que ha sufrido Estados Unidos en los últimos años, así como el controversial tema de acercamiento cultural a Cuba, hayan repercutido negativamente en el entorno cultural de Miami provocando una división entre escritores y artistas. Por otra parte, existen espacios que responden a cierta tendencia política, con sus preferencias de grupo, y, por lo tanto, no le dan una merecida participación a algunos escritores y artistas de calidad. Eso se ha visto principalmente en nuevas revistas con poder mediático, en las que a escritores y artistas relevantes del exilio no se les concede un mínimo de cobertura o mención por su labor, incluso se les ignora hasta cuando fallecen. 

–Durante más de una década has mantenido una tertulia, que recientemente cesó, aunque no es primera vez que eso ha ocurrido. Sin embargo, has expresado que en este caso el cierre es definitivo. ¿Qué te ha desanimado a seguir?

Hace quince años, cuando comencé a coordinar La Otra Esquina de las Palabras, en el Café Demetrio de Coral Gables, me propuse que esta tertulia tuviera cierta permanencia, que su existencia no fuera efímera, como les sucedieron a otros espacios culturales en Miami. Pero nunca pensé que duraría casi quince años. Creo que ya se había cumplido una etapa con este proyecto y que era hora de ponerle fin con una buena memoria de su legado, para dedicarle más tiempo al trabajo de edición de Insularis Magazine, el cual emprendí hace tres años, así como a la creación literaria. De todos modos, no descarto la posibilidad de que con el proyecto de Insularis se hagan encuentros tertulianos esporádicamente. 

–Si bien a los medios de comunicación se le denominan el cuarto poder, en la actualidad las redes sociales se han convertido en un poder, diríamos el quinto poder, aunque descontrolado. ¿Cómo comportarse ante las redes, que en general no velan por la transparencia y el equilibrio informativo?

Creo que las redes sociales si bien son una herramienta efectiva para la divulgación por su alcance masivo, hay que observarlas con mucha cautela y escepticismo para no caer en la trampa de la desinformación. Es un medio donde no prima la responsabilidad profesional y, por lo tanto, se presta para la noticia e información falsa y para crear estados de opinión, ya sean a favor o en contra, con alguna intención. Es importante estar alerta y no dejarse manipular por cualquier información o noticia que aparezca, no solo en las redes sociales sino también en los medios tradicionales, los cuales pueden responder a intereses partidistas. Por eso el lector diligente debe siempre corroborar toda información en diferentes fuentes para establecer un juicio u opinión.  

–Los escritores exiliados tenemos que enfrentar a un gobierno que nos ningunea, mientras que fuera de la Isla hay quienes se empeñan sistemáticamente en manchar la labor, de que quienes con mayor o menor éxito intentan promover la literatura y obras de los exiliados. ¿Cómo enfrentar ese escenario; se debe ignorar o desafiar abiertamente esa realidad tan lamentable?  

Siempre he sido de la opinión de que quedarnos callados es validar esa agenda perniciosa y permitir que sus perpetradores afiancen sus planes de borrar el legado cultural del exilio. Cuando digo exilio me refiero a ese que nunca se alineó con la cultura oficial cubana y que debido a ciertos intereses de poder sus escritores y artistas son ninguneados y excluidos de toda documentación cultural, ya sea en la oficialista EcuRed o en revistas y publicaciones que se editan en la diáspora, en las que predomina la afiliación al oficialismo cultural como epicentro de la cultura cubana. A los intelectuales que defienden la libertad y la democracia, razones por las que estamos en el exilio, les corresponde decir la verdad –o su verdad– por muy incómoda que esta sea.  

–El año que recién terminó dejó una triste estela de figuras de las artes cubanas fallecidas, los escritores Armando de Armas, Orlando Rossardi, Reinaldo García Ramos, el pintor Baruj Salinas, la compositora Marta Valdés, los editores Nancy Pérez Crespo y Juan Manuel Salvat. Me gustaría una reflexión sobre esta realidad.

Tristemente, el 2024 fue un año en el que se nos fueron varias figuras destacadas de la cultura cubana. Ante la inexorable llegada de la muerte solo nos queda preservar el legado de los que con su obra han contribuido a enriquecer nuestra cultura. Como dije una vez en una entrevista, la cultura cubana es una, más allá de partidismos políticos y del territorio donde se geste, ya sea el insular o el extranjero. Una Cuba del futuro, en la que ya no exista la censura y la exclusión por razones políticas, como sucede actualmente con el régimen castrista, debe incluir el aporte de los escritores y artistas exiliados como parte indisoluble de nuestro acervo cultural. No se puede permitir que la cultura sea un arma de manipulación a favor de cierta tendencia política para producir un falso cambio, favoreciendo solo a quienes comulguen con una agenda determinada mientras se excluye a los que disienten o resultan incómodos para propiciar dicho cambio.    

–Hace poco publicaste un libro que ha desatado cierta polémica, ¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba!, ¿A qué atribuyes que el libro haya levantado ronchas?  

Es lamentable que, en el exilio, dentro de un ámbito democrático, persistan patrones del castrismo. Si en Cuba el régimen te censura, te margina y hasta te encarcela por expresarte libremente, en el exilio se tiende a la autocensura por temor a ser excluido de alguna publicación supuestamente importante, o para no caer en la lista negra de cierto grupo influyente. En todo caso, esto demuestra que independientemente de la coacción que ejerza una dictadura totalitaria, somos propensos a esa dictadura invisible que representa la aprobación colectivista, al punto que vamos en contra de un derecho legítimo del individuo como es la libertad de expresión y pensamiento por temor a quedar fuera del juego. La honestidad intelectual debe ser la virtud fundamental de todo creador y pensador; todo acto de censura y autocensura en democracia es un retorno a esos males que propician el surgimiento de una dictadura.  Este libro, independiente de que exprese mi opinión sobre varios temas polémicos relacionados con la problemática cubana, es una defensa al individuo y su derecho de expresarse libremente, precisamente en tiempos en que se intenta cercenar ese derecho hasta en un sistema democrático. ¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba! pone el dedo en la llaga en aras de una Cuba con cultura democrática en la que vuelva a existir la libertad de expresión y la tolerancia a la otredad de pensamiento. Por eso es también un libro que cuestiona y critica los mecanismos de poder que tienden a centralizar y homogeneizar la cultura. Para ello suscribo la famosa frase de Orwell: “Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”.

–¿Cómo va tu labor como poeta?

Luego de publicar mi primer libro en prosa, ¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba! (Neo Club Ediciones, 2024), a finales del pasado año, volví a retomar mi labor poética. Me encuentro en estos momentos en la preparación de un cuaderno de poemas breves (y brevísimos), que mezclan el epigrama, el proverbio y el aforismo, más o menos en la línea conceptual de los Pájaros perdidos de Tagore, los Proverbios y cantares de Machado, y las Greguerías de Gómez de la Serna. Es mi homenaje a una tradición literaria, casi extinta con la modernidad y postmodernidad, con su expresión lacónica y sencilla, y al posible hallazgo de ese verso memorable que, según Borges, puede distinguir a todo poeta.  

Temas similares…

El rascacielos rompecabezas

El rascacielos rompecabezas

Tirana, la capital de Albania, en Europa, contará con un edificio único en su tipo: una torre de 70 metros de altura...

0 comentarios

Enviar un comentario