ACTUALIDAD CON CARLOS ARTIME

Written by Luis De La Paz

29 de diciembre de 2025

Por Luis de la Paz

Aunque la profesión principal de Carlos Artime es la de arquitecto, su vida ha tomado otros rumbos, alcanzando éxitos como pintor, ceramista, y también como escenógrafo. Se le puede definir como un artista muy completo.

Nacido en 1940 en Manzanillo, en el oriente de Cuba, tuvo una formación académica en la Universidad de La Habana, donde toma cursos de plástica aplicada a la arquitectura. Para esas clases contó con profesores que eran parte del llamado Grupo Los Once, que mucho aportó a la plástica cubana.

Sale de Cuba en 1991 y reside más de una década en Puerto Rico hasta que se establece en Miami. Sus cuadros van de lo figurativo a lo abstracto, con fuertes variaciones en el dominio del color y las formas. Su larga carrera cuenta con cerca de 40 exposiciones personales y sus piezas se exhiben en colecciones públicas y privadas alrededor del mundo. 

En el 2020 en su 80 cumpleaños, expuso varias piezas bajo el título 80 años no es nada, en el centro cultural Artefactus, donde también ha realizado escenografías para obras teatrales. Artime se mantiene activo y creativo.    

—¿Cómo llegas a la pintura?

En mi entorno familiar, tanto la pintura como la música y la literatura eran mi diario vivir, formaban parte de mi quehacer; crecí con la pintura, como se aprende a leer de forma natural.

—Eres arquitecto y artista plástico. En tu biografía se señala que realizas estudios de plástica aplicada a la arquitectura. ¿Cuál es la relación entre las dos y qué las une?

Comencé mi carrera de Arquitectura en 1961. En ese momento, la Universidad de La Habana comenzaba sus actividades docentes después de haber estado cerrada por la dictadura de Batista durante unos cuantos años y se iniciaba un nuevo período con la revolución, con ello una revisión de los planes de estudio y dentro de esto incluyeron una asignatura titulada Plástica, que no era más que diseño puro aplicado a la Arquitectura con un trasfondo del legado y trascendencia del Bauhaus, donde la Arquitectura como Arte Mayor se mostraba abierta a la creatividad contemporánea con sus mayores influencias. Los profesores eran: Guido Llinás, Raúl Martínez, Loló Soldevilla (pintores), Tomás Oliva (escultor), Joaquín Rayo (arquitecto).

—Entre tus profesores tuviste a Hugo Consuegra, Guido Llinás. ¿Qué aportaron esos maestros a tu formación como pintor?     

A Hugo Consuegra lo tuve como profesor de Historia del Arte y la Arquitectura, había formado parte del Grupo Los Once, pioneros del arte abstracto en Cuba. Guido Llinás fue mi principal profesor de Plástica también había formado parte principal del Grupo Los Once junto con Tomás Oliva y Raúl Martínez. De ellos comencé a ver el arte con otra dimensión; asistía a todas las exposiciones que realizaban y en ese momento era lo más avanzado del arte contemporáneo internacionalmente.

—Tu trabajo ha cruzado por varias etapas, bastante distintas, algo que es usual en un pintor. ¿Cómo ha sido la evolución de tu paleta?

A pesar de haber expuesto por primera vez en una exposición colectiva en 1965 en el Lyceum Lawn Tennis Club en el Vedado y posteriormente en 1968 mi primera muestra personal Una mujer me espera en la Biblioteca Elvira Cape de Santiago de Cuba, basada en un poema de Walt Whitman, del mismo título, nunca me consideraba pintor ya que mi enfoque y perspectiva era la Arquitectura pero la pintura era y es un medio de expresión con el que podía mostrar mis inquietudes buscando siempre nuevas técnicas, nuevos medios, dentro de eso transitando por distintas circunstancias de las que era consecuente en mi expresión en cada momento, en ese tránsito realicé exposiciones de arte completamente abstracto (Recorriendo en Cosmos) otras donde la expresión arquitectónica me eran necesarias (Recuerdos de la casa de los jazmines) cada momento de mi vida que ha sido trascendente, se pueden ver en mis pinturas.

—Eres escenógrafo que es, de alguna manera, trabajar el arte en tercera dimensión.  Cuéntanos de tus experiencias en ese campo. 

Como bien dices, la escenografía es arte en tercera dimensión, pero es mucho más; es trabajar teniendo en cuenta los múltiples factores que inciden en una puesta: espacio, movimiento escénico, luces, tramoya y requerimientos de la obra a partir del concepto del director. En algunos casos (muy pocos), luego de estudiar un libreto, texto, concepto, etc., se le puede hacer una propuesta al director, teniendo en cuenta también el presupuesto y la realidad de los materiales y elementos técnicos con que se cuenta; en otros casos, es el director el que va conformando su puesta y el escenógrafo va siendo consecuente hasta la realización final. Es gratificante porque de alguna forma se puede considerar (salvando las distancias) como arquitectura efímera en movimiento.

—Varias de las exposiciones en Artefactus han sido coordinadas por ti. ¿Cómo es el proceso de selección de los artistas que presentan?

Como se sabe, Artefactus es un Centro Cultural donde el Teatro es la sede, pero se quieren tener presentes distintas manifestaciones culturales, literatura, música y la pintura en el pequeño vestíbulo-galería, por lo que, al no ser esta una galería comercial, lo que se trata es nutrirla de distintas expresiones, pintura, fotografía, escultura, y que transiten por ella lo mismo un artista muy reconocido como alguien que expone por primera vez y que también tenga, en lo posible, que ver con las propuestas del Teatro, festivales, puestas específicas; para ello la selección se hace en conjunto con el Director del Teatro a partir de los artistas que se proponen.

—¿Qué es lo más complicado en la curaduría de una exposición?

La curaduría en sí es algo más complicado de lo que se entiende y no creo que se aplique en este caso, ya que requiere un estudio detallado del artista, de su obra, de su trayectoria, de lo que quiere mostrar y luego cómo lo pretende exponer. Lo complementario de estas exposiciones es que en el día de la inauguración, al pasar todos al teatro, podemos conversar y conocer un poco sobre el artista o los artistas que exponen, siempre acompañados de una presentación musical, convirtiéndolo en una obra más teatral, efímera y única.

—¿En qué proyectos personales y de curaduría trabajas para el año 2026?

Como se sabe, el teatro ha pasado o está pasando momentos de inseguridad económica, por lo que aún no nos hemos podido reunir para poder determinar el 2026. Estoy trabajando en este momento en forma, color y música, un concepto a partir de una pieza de gran formato, ya realizada, Susurro de un tránsito inacabado, de la que se está elaborando un video.

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