ACTUALIDAD CON ARIEL MONTOYA

Written by Luis De La Paz

6 de mayo de 2025

POR LUIS DE LA PAZ

Especial para LIBRE

Entre los activistas de la vida política y cultural de Miami figura el político y escritor nicaragüense Ariel Montoya, quien además de poeta, periodista, editor y columnista internacional, es promotor cultural.

Vivió exiliado en Guatemala, donde tomó estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Francisco Marroquín, lo que le ha servido ampliamente en su vida de exiliado en Miami, hogar de muchos que han perdido su patria por problemas de persecución política, dictaduras y gobiernos que socaban las libertades individuales.  

Como escritor es autor de Silueta en fuga y Perfil de la hoguera, libro merecedor de una mención en el Premio de Poesía Rubén Darío 1999 y Poeta autoconvocado. Además, Sentencia de la Corte Centroamericana de Justicia: Conflicto entre Poderes del Estado en Nicaragua, del cual es coautor. Fue presidente de la Fundación Esquipulas, desde donde estructuró varios proyectos culturales, sociales e integracionistas.

Es columnista internacional en medios como el Miami Herald de Miami, así como de diarios como El Mundo de El Salvador y La Prensa de Nicaragua. Igualmente, se ha desempeñado como portavoz presidencial en campañas electorales y ha cubierto procesos electorales internacionalmente. Su más reciente proyecto ya puesto en marcha es la revista virtual Ariel. 

—Me gustaría comenzar por el presente más inmediato. Has inaugurado la revista virtual socio cultural Ariel. Háblame de ese proyecto y sus objetivos.

En 1996 en Nicaragua fundé la revista Decenio y el sello editorial de ese mismo nombre. Fue una publicación que logró conectar no solo a escritores y poetas de dentro de Nicaragua, sino que siempre tuvo una visión regional, internacional y eso le abrió puertas.

Posteriormente en el exilio acá en Miami, intenté reeditar Decenio pero fue imposible por muchas causas, y ante tanta falta de oportunidades para publicar que siguen dándose, funde la revista Ariel, electrónica, dada la ecumenidad de este nombre, desde lo bíblico hasta lo cinematográfico, cultural y comercial. Ha arrancado con buen pie, ahora en mayo comienza la fase de recaudar fondos y es una propuesta plural, estética, abierta, y con una inclinación marcadamente contra el marxismo cultural y sus afluentes pulposos, al que hay que combatir por el excesivo daño que han hecho los regímenes socialistas y sus dañinas consecuencias a la cultura y a la democracia.

—Eres un escritor que has publicado los libros Silueta en fuga y Perfil de la hoguera. Me gustaría que nos hablaras de tu poesía.

En realidad, he publicado 3 libros, los que tú mencionas y Poeta autoconvocado en Amazon, publicado en Estados Unidos en 2019. Ahora tengo uno ya en la puerta del horno Ligero equipaje, y para más adelante un volumen con mi poesía política, Plaza Avasallada. También mi poesía corre el mismo río de toda la poesía, desde el amor, la seducción, la vida, el Sol, la muerte y el asombro de su llegada.

—Uno de los eventos culturales más importantes del hemisferio es el Festival Internacional de Poesía de Granada, donde se dan cita cientos de poetas. Podrías decirnos cómo está funcionando el Festival en la actualidad con tantas restricciones a la libertad de expresión.

Ahí hay mucha desinformación en cuanto a eso. Hay mucha confusión y mucha autopropaganda. La idea original de ese Festival es mía. Pero como suele suceder las buenas ideas te las plagian y la idea llegó a los oídos del poeta Francisco de Asís Fernández “Chichi”, quien sin titubeos ni reparos la agarró y la llevó a la realidad.

Hubo polémica al principio por la autoría de la iniciativa, pero volvemos a lo mismo, el marxismo cultural, esta vez sandinista, se quedó con la iniciativa. Recuerdo que Sergio Ramírez y Carlos Tunermann me llamaron diciéndome que dejara de denunciar el atraco y Gioconda Belli fue más atrevida aún, se encargó de mandar cartas a todos los poetas, (incluyendo a quienes había yo publicado en Decenio y ellos también se volvieron contra mí. 

Esa es la historia. Luego hice el de Managua. Finalmente quiero decirte que ese Festival de Granada, producto de la megalomanía de su “Presidente”, fue más bien un circo cultural, metían danza, llevaban cantantes, carrozas y un sin fin de cosas más para que la gente llegara. Es más, un poeta de Brasil, famoso, debo buscar su nombre en YouTube, fue entrevistado estando él con el poeta Ernesto Cardenal y dijo que eso era mejor que “el Carnaval de Rio de Janeiro” … te podés imaginar. Ahora todo es historia, la cultura en general es oficial.

—La situación política y represiva en Nicaragua se ha recrudecido ¿Cómo valoras lo que está ocurriendo en tu país?   

Mal. Muy mal. Al igual que Cuba, no hemos dimensionado y llegado a la conclusión de que la lucha debe ser política y partidaria para llegar a una salida, para propiciar un Diálogo con el régimen de Managua. Muchos, mojigatamente dicen que con gentes como Ortega o los Castro no se negocia, entonces, ¿con quién vas a hacerlo?

Hacen falta dos cosas: Primero que la Derecha se una en torno a ella, luego se verán algunas alianzas, y que esa misma Derecha pierda su timidez, blandenguería y flojera, para crear una dirigencia política liberal (de Derecha) capaz de convencer a la Comunidad Internacional para que nos ayude a presionar a Ortega para sentarse a dialogar y convocar a elecciones en 2026. Trato de ser más accionario que reactivo, por eso he fundado el Partido Organización Política Accionaria (OPA) y en eso estamos trabajando.

—Te exiliaste en Guatemala en 1985, o sea pocos años después de la toma del poder por los Sandinistas. ¿Qué te forzó al exilio?

En Guatemala viví mi primer exilio en los 80. Deserté en muchas ocasiones del Servicio Militar Obligatorio impuesto por los comandantes sandinistas, en 1984 mientras estudiaba Derecho en la Universidad Centroamericana (UCA). Ya militaba en la Juventud del Partido Conservador y logré algún respaldo político y mis padres me sacaron a Guatemala, con pasaporte real pero con nombre cambiado, me llamaba “Fausto Felipe Garzón Ruiz”. Mucha gente no lo ve así pero en Nicaragua hubo su “Gulag”, hubo de todo lo vivido por la Europa del este, por la Unión Soviética y por Cuba en cuanto a represión, violaciones a los Derechos Humanos y estalinismo crudo. Eso me obligó a exiliarme, una época muy dura, muy difícil que aún padecemos los nicaragüenses.

—Tu información en internet señala que fuiste candidato a Alcalde de Managua en el 2017, y que tomas nuevamente el camino del exilio en el 2018. ¿Qué te motivó a regresar a Nicaragua, a aspirar a acalde de la ciudad más importante del país y finalmente partir al destierro en Estados Unidos?

Más bien esa fue una anticampaña. Sabía que no iba a ganar ningún Partido a no ser el Sandinista. Pero corrí pues también lo hicieron otros partidos en unas elecciones donde los privilegios son solo para el Partido oficial.

En 2018 estalló una nueva insurrección, fallida por cierto contra el gobierno de Ortega que ya llevaba tres periodos consecutivos y que si bien es cierto que comenzó como una protesta ante los atropellos institucionales cometidos en el Segundo periodo, fue manipulada por sectores políticos que antes habían comido con Ortega en la misma mano, y eso fracasó.  Fracasó también porque no había operadores políticos de la oposición, solo jóvenes cuyos impulsos no fueron suficientes. En mi caso, participé activamente en las marchas, y di declaraciones a los medios, además de mantener por décadas una columna de opinión política y cultural en el Diario La Prensa. Eso hizo que alguien me chivateara, que me hicieran llamadas anónimas amenazándome de muerte, hasta que recibí la última donde me daban datos específicos de mis andanzas en la ciudad, así fue que me exilié y estoy aquí desde 2018. Sé que volveré pues no puede un régimen erigirse en dueño del destino de millones de gentes.

—Eres parte activa de la vida cultural y política de Miami, ¿cómo evalúas la actitud de los nicaragüenses en el exilio ante Daniel Ortega y su gobierno? 

Esta es una experiencia muy rica en este nuevo exilio, pues el convivir con gente de toda Hispanoamérica, con estadounidenses y de otras nacionalidades te permite crecer, destronar el atavismo y el nacionalismo que todos traemos y que vamos perdiendo al interactuar con otras culturas. Miami es una gran ciudad, es una metrópolis, claro, también tiene sus contras, pero se respira libertad.

Los nicaragüenses en su mayoría estamos contra el régimen de Managua, y podría decirte que hay en cada uno una nostalgia, pública u oculta, por querer volver. Lamentablemente la unidad no se va a dar, existen muchos antagonismos, muchos cacicazgos, pero ante el debate de la historia llegará un momento en el que las voces gritarán más alto, y los puños se cerrarán  con más fuerza al viento, pidiendo libertad y democracia con propuestas accionarias.

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