POR LUIS DE LA PAZ
Especial para LIBRE
Uno de los hombres más activos y constantes en la lucha pacífica contra la longeva dictadura castrista lo ha sido Ángel De Fana, un expreso político que pasó 20 años y 7 meses tras las rejas por luchar contra un régimen que se proyectaba como un sistema político antidemocrático y despiadado con el pueblo. De Fana anticipó lo que se avecinaba para Cuba y trató de evitarlo. La historia ha demostrado que ese régimen ha sido la peor tiranía que ha conocido el continente americano en los últimos dos siglos.
De Fana tiene una trayectoria de activismo militante, es agudo en sus opiniones, incesante en su trabajo, constante en sus metas, que no son otras que la libertad y la democracia para Cuba. Conversar con él, es estar cerca de los sueños de la mayoría de los cubanos y de un luchador íntegro.
—Presides la organización Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, ¿podrías hacernos un resumen de sus propósitos y gestiones que la consolida como una de las instituciones más combativas del exilio?
Por iniciativa y patrocinio del empresario cubano residente en España Leopoldo Fernández Pujals (Leo), se funda en 1996 el ‘Grupo de Trabajo” Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, como organización no lucrativa registrada en Miami. Su objetivo fundamental es la democratización de Cuba.
En los primeros dos años nuestra misión estaba enfocada en divulgar internacionalmente la realidad cubana bajo el comunismo y en particular la situación de los presos políticos.
Posteriormente redujimos la actividad internacional y nos concretamos más hacia el interior de Cuba, apoyando con recursos económicos, equipos de comunicación y otros medios que ayudaran a las organizaciones e individuos de la oposición; al mismo tiempo que enviábamos ayuda económica a los presos políticos a través de sus familiares.
En la actualidad y en los últimos cinco años, las operaciones de Plantados se reducen a ayudar económicamente, por medio de sus familiares, a los presos políticos –y a algunos expresos políticos– que tienen o estuvieron más de quince años cumplidos de encierro.
—Estuviste vinculado a la producción de la importante película Plantados y Plantadas de Lilo Vilaplana. Cuéntanos de ese trabajo cercano entre productores, realizadores y los testimonios de los presos políticos cubanos y lo que sentiste al ver las películas terminadas.
El primer proyecto de Plantados, promovido por Leo, fue la realización de una película sobre el presidio político en Cuba, para su exhibición mundial. Durante unos 15 años se hicieron tres intentos: el primero en Europa, el segundo en Hollywood y el tercero proponiendo la ejecución de la película al famoso actor cubano Andy García, con guión de Guillermo Cabrera Infante. Ninguno de esos proyectos fructificó, costando varios miles de dólares a Leo.
Entonces llegó Lilo Vilaplana, a quien conocí cuando sobre mi persona hizo uno de los capítulos de Leyendas del Exilio para el Canal 41 de la televisión local. En un viaje que Leo realizó a Miami, Ernesto Díaz, Roberto Perdomo y yo organizamos un encuentro entre Leo y Vilaplana. Ese día, tras una breve conversación entre ellos delante de nosotros y algunas otras personas presentes, Leo se comprometió a financiar totalmente la proyección de lo que se convirtió en la película Plantados.
La experiencia de organizar los varios encuentros de un grupo de expresos con los técnicos y actores que participarían en la película, de compartir con Lilo y con Leo las ideas que formarían el guión, el estar presente en la mayoría de las ocasiones de filmación (Ernesto y yo éramos como una especie de “supervisores históricos”), es algo inolvidable para mí. La película dio lugar a que existiese una gran amistad entre los expresos que de una forma u otra tuvimos que ver con la filmación y los actores, actrices y personal técnico; especialmente con Lilo y su esposa. Muchas veces, muchas veces, viendo la filmación de algunas de las escenas no podía evitar que brotaran mis lágrimas; me parecía que había regresado al pasado carcelario, a la represión, al enfrentamiento. No puedo decirte, no lo recuerdo, cuando vi la película completa por primera vez: quizás fue en la presentación que hicimos a un pequeño grupo de gente del cine y de la prensa en una de las salas donde después se estrenó al público. Es que ya la había visto, en pruebas, en la computadora o en televisores, antes del estreno.
—Tu historia personal como preso político motivó al periodista español Gonzalo Altozano a escribir La balada del plantado un libro que cubre parte de tu vida en el presidio, que es también un poco la de tus compañeros de lucha. Háblanos de ese libro.
Gonzalo Altozano es un periodista español a quien conocí hace unos diez años, cuando otro amigo residente en Madrid le indicó que me utilizar para que lo conectara con personalidades del exilio cubano a quienes quería entrevistar. Cuando conoció las cosas del presidio político de nuestro país, se embulló para entonces entrevistar, en otro viaje, a algunos expresos y a mí, que me iba entrevistando en el carro cuando lo llevaba a las entrevistas, en los almuerzos, y en mi casa, porque fue mi huésped durante los días de ese segundo viaje. Nos hemos hecho grandes amigos. En su primera versión del libro, yo era un personaje que iba apareciendo entre otras entrevistas; pero al final decidió hacer dos libros: Cordillera de Plantados, que contiene como doce entrevistas, y La Balada del Plantado Ángel De Fana. Ambos libros los editamos en Miami y Gonzalo los donó a Plantados, o sea, si vendemos uno de esos libros, el dinero se utiliza para ayudar a los presos políticos en Cuba.
—Eres el director de la revista Lux, que se edita de manera impresa de actualidad. Cuéntanos de la trayectoria de esa publicación y de su título.
La revista Lux era en Cuba el órgano oficial de la Federación de Plantas Eléctricas, que editaban los sindicalistas de ese sector. En el exilio, su dirigente Ángel Cofiño comenzó a reeditarla, en un formato más pequeño, como órgano de la Federación en el exilio. Al fallecer Cofiño, los también con historial de dirigentes sindicales René L. Díaz y especialmente su último director, Calixto Campos, la llevaron nuevamente al formato actual y me contrataron para que yo la fabricara, lo cual hice durante varios años. Al fallecer Calixto, sus hijos y varios de los miembros de la Federación me pidieron que la continuara editando, con ese título, no ya como órgano de la Federación que dejó de existir, sino de mi propiedad. Le dedico mucho tiempo y devoción, creo que es un buen vehículo para transmitir lo que yo y mis amigos y compañero de lucha más cercanos pensamos sobre la actualidad política y el futuro democrático de nuestro país.
—Has dedicado tu vida a luchar por la justicia en Cuba, llevando la voz de los exiliados a distintos foros en el mundo. ¿Cuál ha sido la recepción general que has recibido como enviado por los exiliados?
He tenido la oportunidad y el privilegio de participar en eventos internacionales sobre la realidad cubana, de entrevistarme con personalidades importantes de Europa, América Latina y, naturalmente, de Estados Unidos. A veces yo y quienes han participado conmigo en esos eventos, hemos tenido que enfrentarnos a los comunistas, a los aliados de la tiranía cubana, pero en la mayoría de las ocasiones hemos sido bien recibidos, se nos ha escuchado y se nos ha mostrado solidaridad. Hay momentos inolvidables, como cuando organizamos en México una conferencia con antiguos guerrilleros izquierdistas, como el fallecido gran amigo Jorge Poo, que en aquel momento se oponían al régimen de los Castro por ser violador de los derechos humanos.
—Como el nuevo período del presidente Donald Trump acaba de comenzar, repetiré una pregunta que ya he formulado. ¿Se deben esperar algo significativo con relación a Cuba?
Creo que la administración del presidente Donald Trump puede contribuir a ponerle fin a la tiranía comunista en Cuba, pero yo siempre he creído que la solución a nuestro problema no está determinada por la ayuda que puedan prestarnos desde el exterior, que siempre es conveniente solicitarla, sino en lo que podamos producir en el enfrentamiento contra la tiranía dentro de nuestro país.
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