ACTUALIDAD CON ALEJANDRO RÍOS

Written by Luis De La Paz

29 de abril de 2025

POR LUIS DE LA PAZ

Especial para LIBRE

Dialogar con un apasionado cinéfilo como lo es Alejandro Ríos, es siempre agradable. En cualquier conversación, ante la más mínima alusión a un hecho determinado, de repente aparece la referencia a alguna película, describiendo desde su memoria una escena o un pasaje que se inserta en el diálogo.

El interlocutor se deleita con la crónica, es un gesto culto, agradable y que en ocasiones anima a que se vea una película en una particular plataforma en la internet, pues muchas de ellas, esas que recorren festivales internacionales, pocas veces llegan al gran público. 

La conversación con Alejandro Ríos, que además de cinéfilo empedernido, crítico, comentarista en el Canal 41 de Miami y parte de la Feria Internacional del Libro de Miami es una oportunidad para explorar distintos ángulos del acontecer cultural relacionado con Cuba y Miami. 

—Una de las sesiones más atractivas para el público de Miami durante el Festival de cine fue Spotlight on Cuba, en la cual estuviste muy involucrado. ¿Cómo surge el proyecto y cuál fue el resultado cinematográfico?

Desde sus orígenes, el Festival de Cine de Miami ha sido el escenario natural para el séptimo arte con tema cubano. Hay un segmento de la filmografía sobre la isla que el castrismo cancela a mansalva y Miami, por supuesto, le abre las puertas. Directores noveles y veteranos no se cansan de repetir que las presentaciones de esta ciudad se hacen mayormente con la presencia entusiasta de sus compatriotas, lo cual les resulta muy satisfactorio. 

La nueva administración de los eventos culturales del Miami Dade College, dirigida por María Carla Chicuen, y el nuevo director del Festival de Cine, James Wooley, así como la programadora principal Lauren Cohen, comprenden la importancia del tema cubano en nuestra comunidad y lo avalan de tal modo al crear el programa Spotlight on Cuba. He sido responsabilizado con la curaduría de ese componente del Festival porque desde que arribé a Miami en 1992, Miami Dade College me ofreció la oportunidad de crear espacios donde proyectar y debatir la filmografía que se realiza sobre Cuba en el mundo.

—La película Adiós Cuba de Rolando Díaz estrenada en el Festival ha entrado en circuitos cinematográficos de Miami. ¿Podrías hablarnos como crítico de este film?

Adiós Cuba coloca y distingue el drama de la fuga de Cuba en un contexto internacional de tantas migraciones. Logra una fusión encomiable y verosímil entre el cine de ficción, mediante la historia de una pertinaz directora que quiere montar cierta obra de teatro en España sobre el éxodo cubano y los testimonios reales que necesita para dicho empeño. Hay una voluntad de hacer creíble la tragedia cubana mediante irrefutables conceptos y anécdotas. Es una película muy comunicativa con criollos libres que lloran y ríen mientras tratan de dilucidar la debacle nacional, con la fijeza del arte.  

—Algunos cineastas cubanos están trabajando en nuevos proyectos y alcanzando resultados notables, pienso en Lilo Vilaplana, Hamlet Lavastida, Carlos Lechuga, Eliecer Jiménez y Jorge Dalton, entre otros. ¿Cómo ves el cine con raíces cubanas que se está haciendo en la actualidad?

Incluso dentro de la isla, no obstante el daño que ha sufrido la industria del cine, se están terminando algunas películas independientes que prometen ser interesantes. 

Por otra parte, Pavel Giroud, exiliado en España, estrena próximamente su más reciente filme Comandante Fritz y todos los otros directores que mencionas laboran incansablemente y han demostrado que hay que acometer los proyectos y salvar los obstáculos. Me alegra constatar que el nuevo cine cubano parte de la verdad y de una notable mejoría estética para hacerlo competitivo internacionalmente. 

—Se ha reivindicado la figura y obra de Nicolás Guillén Landrián, que fue marginado en Cuba. ¿A qué atribuyes la revalorización del cine de Nicolacito?

Sigue siendo el mejor director de documentales que haya nacido en la isla. Creó un cuerpo estético, una manera Landrián de contar historias, distinción que solo alcanzan los clásicos. Desafió al castrismo a contracorriente cuando muchos de sus colegas cineastas cubanos y extranjeros veneraban la dictadura. Lo borraron del mapa cultural.  Intentaron liquidarlo físicamente mediante electroshock y prisiones, pero su obra sobrevivió afortunadamente y cuando las nuevas generaciones la conocieron, el deslumbramiento no se hizo esperar.  En vida, me honra haberle rendido el tributo que merecía durante la presentación de algunos de sus documentales y  pinturas en el Teatro Tower. 

El venerable Festival de Cine de Venecia incluyó el documental Landrián, de Ernesto Daranas, en su programa de Clásicos. Daranas también se ha dado a la compleja tarea de remasterizar las películas de Landrián que se deterioran abandonadas en las bóvedas del ICAIC. Este documental fue parte de Spotlight on Cuba. 

—Hacer una película se ha abaratado en parte, gracias a las tecnologías (aunque sigue siendo un arte costosísimo), sin embargo, el cine cubano de la Isla se ha estancado, como casi todo. Me gustaría tu opinión sobre este asunto.

Se estancó la llamada industria o sea el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. Liquidaron la Muestra de Jóvenes Realizadores, que era una cantera de esperanzadoras proposiciones. El diálogo entre los cineastas que no han abandonado la isla y las autoridades es cada día más sordo. El cine dejó de ser un “arma” propagandística de la revolución, ahora está en manos de quienes desbancan esa superstición. 

—Los cineastas cubanos dentro de Cuba se han enfrentado enérgicamente a la censura, aunque los resultados a sus demandas han sido modestos. ¿Cómo evalúas esa búsqueda de un espacio de libertad entre los cineastas, que no se aprecia con la misma intensidad entre los escritores?

Como grupos en la oposición los escritores fueron rápidamente fulminados. Los pintores dominaron los años ochenta con valiosa rebeldía y luego los cineastas echaron la batalla. Pero el castrismo confía en la fatiga y el miedo que provoca la represión y muchas veces facilita las oleadas de exilios. 

—Has sido parte de la vida cultural de Miami, en distintos aspectos, fundamentalmente en cine, a través de tu mirada indiscreta pero también con la Feria del Libro. ¿Cuál es tu valoración sobre el marco cultural miamense en la actualidad?

Miami ha vencido la demonización castrista y de sus comisarios. La vida cultural de la comunidad se ha visto enriquecida con el asentamiento de otros exilios y migraciones. Instituciones como Miami Dade College y avezados pioneros que creyeron en la ciudad y crearon notables foros y festivales de arte y literatura, pavimentaron el camino para crear esta insospechada capital cultural de las Américas.

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