Un Jefe indetenible

Written by Libre Online

29 de diciembre de 2025

En el 140 aniversario del natalicio y 80 de la muerte del general que más preocupaba a los nazis (Final)

Por Rafael Jesús de la Morena Santana

El Tercer Ejército avanzó cual ariete con la 4ta División blindada de punta de lanza, bajo la ventisca, sobre la nieve, con su líder caminando junto a ellos, disputando a hierro, sangre y fuego cada palmo del arduo sendero de 160 km a cubrir para marcar la diferencia entre el fracaso y el éxito. De pronto, contra los pronósticos, el milagro se manifestó: el 23 el cielo amaneció despejado y el sol brilló, los guerreros de la Justicia dieron gracias a Dios, su incontrastable aviación entró en acción, masacró en el aire a la Lutfwaffe, luego atacó sin piedad a los sitiadores de la urbe y dejó caer cual maná vituallas, ropa, medicinas, municiones y armas a los heroicos de Bastogne, casi carentes de elementos para resistir, pero decididos a rechazar la presión rival y caer antes que rendirse, estaban en precario, al borde de un colapso en horas, cifraban sus esperanzas en el Tercer Ejército.

El Señor velaba, el que parecía imposible regalo de Navidad llegó el 26 de diciembre, ese día memorable la columna del Teniente Charles Boggues rompió el cerco nazi y estableció contacto con los estoicos de Bastogne, el sitio había terminado, Patton cumplió su palabra, una avalancha de tanques e infantería se derramó contra los alemanes, estallaba la ofensiva de los Aliados que el 16 de enero de 1945 en Houffalize les daría la Victoria definitiva en la Batalla del Bulge.

En febrero se reanuda el empuje hacia el Este, el Tercer Ejército siempre adelante, abruma la Línea Sigfrido el inconquistado muro occidental de Alemania, ocupa a paso de carga las ciudades de Prum, Bitburg, Coblenza y Trier, participando en el avance general americano en la Renania. El 23 de marzo cruza el caudaloso río Rhin por la cabeza de puente de Oppenheim, aniquila la hostilidad nazi e inicia una profunda penetración en el centro y sur del decadente Reich.

En la milenaria Baviera la supremacía militar de los Aliados es establecida por Patton, aplastando la fiera oposición de los alemanes que se obstinan en mantener Munich y Nuremberg, bastiones del nazismo. El Tercer Ejército libera los prisioneros del campo de concentración de Dachau y veloz pasa las fronteras de Austria donde toma Linz, y Checoslovaquia entrando en la ciudad de Pilsen, planeaba llegar hasta Viena y Praga, respectivas capitales de ambas naciones oprimidas por el III Reich, pero la política lo impide, eran para los rusos. La épica marcha concluía: El Almirante Karl Doenitz aceptó deponer las armas y Alemania firmó la rendición incondicional en el Cuartel General de Eisenhower en Reims, Francia el 7 de Mayo, la Segunda Guerra Mundial terminó en Europa. 

En junio Patton regresó a casa, desde 1942 no veía a Beatrice, junto a ella recibe masivos homenajes: Boston, Denver, Washington. En Los Ángeles presidió una Parada que recordó los triunfos celebrados por los vencedores en la Antigua Roma y escuchó el elogio público de Humphrey Bogart. Merecida apoteosis a quien se creció en la adversidad con una voluntad inquebrantable al servicio del Bien. Es la Gloria, que los pueblos reservan a los Grandes Capitanes de Historia.

Regresa a Europa, le transfieren del Tercer Ejército a tareas burocráticas, se resigna por disciplina, es su aporte a la reconstrucción de Alemania. Era su misión postrera, porque el 21 de diciembre de 1945, debido a las graves heridas sufridas en un fatal accidente de tránsito en Heidelberg, el valiente al que había respetado la metralla enemiga, salía del sendero de la vida para pasar el umbral de la Leyenda.

Si, porque al fiel creyente cristiano que fue George Patton, se pueden aplicar las palabras del Apóstol San Pablo en Timoteo 2, 4-7, él luchó con convicción, decisión y bravura el largo combate de su epopeya, corrió con sus heroicos soldados hasta metas impensables para obtener sublimes victorias, y con honor y coraje hizo prevalecer la causa sagrada de la Libertad.

A George Patton, el Héroe indispensable cuyo pensamiento estratégico forjó Tropas invencibles en fulgurantes campañas, se le concedieron todos los honores militares: Con una solemne procesión de guardias en traje de ceremonia, seguidos de familiares, amigos y afluencia de público hacia la Iglesia Episcopal de Heidelberg, donde se efectuó el servicio religioso. Luego de andanadas de 17 cañones, fue conducido a Luxemburgo, donde fue enterrado el 24 de diciembre de 1945 en el Cementerio Militar Americano de Hamm, con el rito de los Generales caídos en combate, bajo la bandera, salvas de fusilería y con las oraciones de un pastor, un sacerdote y varios rabinos. Su tumba ocupa una posición dominante delante de las hileras de cruces de sus hermanos de armas del Tercer Ejército, parece como si desde su Cruz invocara a sus espíritus a la pelea, los enardeciera y enalteciera, allí, donde el ambiente evoca sacrificio y devoción por el deber…el eco de las batallas nos hace escuchar una de sus frases inmortales: lead me, follow me or get out of my way.”

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