LOS VALIENTES PATRIOTAS DE LA FUERZA AÉREA DE LA BRIGADA 2506

Written by Alvaro Alvarez

29 de diciembre de 2025

El jueves 13 de abril de 1961 a las 10:00 am los consejeros norteamericanos citaron al escuadrón de B-26 a la oficina de operaciones, unos 37 entre pilotos y navegantes, todos cubanos.

Pidieron un voluntario para una misión especial, aunque todos levantaron la mano, Luis Cosme Toribio (2do. Jefe de la Fuerza Aérea) escogió a Mario Zúñiga Rivas, que fue quien hizo el paripé de ser un piloto castrista que había desertado con su B-26 y aterrizado en Miami, cuando realmente salió a las 4 am de Happy Valley en Puerto Cabezas en la costa caribeña de Nicaragua pasando por arriba de Sancti Spíritus, hasta aterrizar en Miami en las primeras horas del sábado 15. Voló solo sin su navegante acostumbrado. Esa misma noche lo llevaron al aeropuerto de Opa-Locka y un C-54 lo llevó de regreso a Happy Valley.

El sábado 15 de abril a partir de las 2:20 de la madrugada despegaron 8 B-26 (aunque tenían 16) simultáneamente, tres B-26 de la Escuadrilla Puma atacaron al amanecer el aeropuerto de Columbia en La Habana. Tres B-26 de la Escuadrilla Linda atacarían el aeropuerto de San Antonio de los Baños, y dos B-26 de la Escuadrilla Gorila al Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

La Escuadrilla Puma estaba formada por:

Puma 1: Capt. José A. Crespo Grasso y el navegante Lorenzo Pérez Lorenzo.

Puma 2: Capt. Daniel Fernández Mon y su navegante Gastón Pérez Rangel.

Puma 3: Capt. Osvaldo Piedra Negueruela y el navegante José A. Fernández Rovirosa.

La Escuadrilla Linda los siguientes:

Linda 1: Capt. Luis Cosme Toribio y el navegante Nildo Batista Hernández.

Linda 2: Capt. René García Fernández y como navegante Luis Fernández Ardois.

Linda 3: Capt. Alfredo Caballero González con el navegante Alfredo de la Maza Barrios.

La Escuadrilla Gorila eran dos aviones:

Gorila 1: Capt. Gustavo Ponzoa Álvarez y el navegante Rafael García Pujol.

Gorila 2: Capt. Gonzalo Herrera Cabrera y su navegante Ángel López Domínguez.

Cada B-26 llevaba 8 ametralladoras 50 mm en la nariz del avión, 2 bombas de 500 libras, 10 de 250 libras y 8 cohetes en las alas.

El B-26 # 935 de Matías Farías con su navegante Eddy González tuvo la misión de servirles de protección porque estuvo patrullando desde 5,000 pies y volando entre Batabanó y San Antonio de los Baños por si algún avión castrista despegaba, pero ninguno lo hizo.

Como a las 9:30 am regresaron los primeros a Happy Valley, Gorila 1 de Gustavo Ponzoa y Gorila 2 de Gonzalo Herrera. Luego llegaron Linda 1 de Luis Cosme y Linda 2 de René García. Luego aterrizó el Puma 3 de Osvaldo Piedra. 

El Puma 1 de Crespo tuvo que desviarse y aterrizar en la base de Boca Chica en Key West.

El Puma 2 de Daniel Fernández (†) y Gastón Pérez (†) fue alcanzado por las baterías antiaéreas de Columbia y cayó al mar frente a La Habana.

El Linda 3 de Alfredo Caballero tuvo que aterrizar de emergencia en Gran Caimán. 

Resumen, 5 aviones regresaron a su base, uno fue derribado y dos tuvieron que desviarse, uno hacia Key West y el otro hacia Gran Caimán, después de llenar los tanques de combustible regresaron a Happy Valley.

El daño causado fue el siguiente: Puma destruyó las rastras de municiones en Columbia. 

Linda destruyó un T-33, un C-47, dos F-47, un F-51 e inutilizó parcialmente tres B-26.

Gorila destruyó un Sea-Fury, un PBY (Catalina), un DC-3 de Cubana de Aviación, un C-47 de transporte y un B-26. 

A los castristas le quedaron dos B-26, tres Sea-Fury y dos T-33 en San Antonio de los Baños y un Sea-Fury en Santiago de Cuba, o sea 6 cazas y 2 bombarderos utilizables.

Según estaba establecido, ese mismo día 15 a las dos de la tarde esas mismas tripulaciones saldrían nuevamente de Happy Valley para realizar un segundo bombardeo, en horas del atardecer. Ataque que nunca ocurrió porque fue suspendido (otro gran error).

Los supuestos ataques que deberían haberse realizado, según el plan establecido el domingo 16, también fueron cancelados. 

Lo que hubiera sido un bombardeo repetido con un total de 48 misiones con los 16 B-26 durante tres días consecutivos se convirtió realmente en las 8 misiones iniciales del sábado 15. Desde que el presidente JFK suspendió esos otros bombardeos condenó a muerte a la Brigada 2506 porque el único éxito posible era el haber tenido el dominio del aire, y con los 8 aviones que les quedaron a los castristas destruyeron una operación que hubiera triunfado a pesar de que los B-26 de la Brigada tenían que volar casi 1,000 km para llegar a la Ciénaga de Zapata, sin tener el artillero de cola que se lo quitaron para ponerles un tanque adicional de combustible. Cuando los pilotos castristas se dieron cuenta de eso, atacaban a los B-26 por detrás.

El domingo 16 de abril de 1961, a las 11:30 de una noche iluminada por la luna, 6 hombres rana se alejaron del Blagar para llegar hasta Playa Girón y así poder marcar la playa para que los brigadistas supieran donde tenían que desembarcar. Ellos eran Grayston Lynch (Gray), Eduardo Zayas-Bazán, José Enrique Alonso, Gregorio Loret de Mola, Gaspar Betancourt y Jesús Llama (Chiqui).

A unos 60 metros de la orilla la hélice del motor de la balsa de goma chocó con los arrecifes, que según los expertos de la CIA eran sargazos (otro de los errores de los expertos).

Entonces vieron un jeep cuyas luces iluminaron la balsa, Gray gritó “¡Fuego!” y en ese momento comenzó el ataque a Bahía de Cochinos o Playa Girón. Los seis tiraron con sus armas Bar y Thompson. Se había roto la sorpresa y el pueblo de Girón apagó sus luces dejando la playa a oscuras.

Pero los hombres-rana pudieron desplegarse y pusieron las intermitentes luces rojas de desembarco. Al poco rato al llegar Artime y San Román les dijeron: ¡Bienvenidos a Cuba!

El lunes 17, desde las 2:00 am, seis aviones (cinco C-46 y un C-54) transportaron a más de 170 paracaidistas a razón de unos 30 en cada avión.

En uno de esos aviones C-46, piloteado por el Capt. Eduardo Ferrer González con su copiloto Raúl Solís Sariol, llevando como PDO a Alberto Pérez Martínez y Francisco “Chiqui” Ginebra, iba el Jefe del Batallón 2 (Paracaidistas) Alejandro del Valle (uno de los 10 que murieron en el bote Celia, rescatados a 100 millas del Mississippi después de 15 días a la deriva).

Los B-26 en sus misiones de protección, despegaron más tarde desde Happy Valley por ser más rápidos que los aviones de transporte.

Los primeros en despegar (2:45 am) fueron el Capt. René García junto con su navegante Luis Fernández Ardois (Linda 2) y le siguió el Capt. Mario Álvarez Cortina con su navegante Salvador Miralles Poveda (cariñosamente, el enano por su estatura de 5’). Que al pasar por Isla de Pinos vieron al buque patrulla Baire y aprovecharon para hundirlo con bombas y cohetes.

Al llegar al área del desembarco (6:45 am) ya se encontraban allí dos B-26 que habían salido a las 3:15, el del Capt. Joaquín Varela Vieytes y su navegante Tomás Afont Rodríguez y el del Capt. Gonzalo Herrera Cabrera con el navegante Ángel López Domínguez. 

Estos cuatro B-26 le sirvieron de escolta a los transportes que estaban llegando con los paracaidistas, luego atacaron por la carretera al sur del Central Australia. Aunque Varela-Afont tuvieron que abandonar el aérea antes que Herrera- López debido a una falla con la transferencia de combustible del tanque de descarga.

El B-26 de García-Ardois y el otro de Álvarez-Miralles tuvieron que regresar a la base por falta de combustible.

Herrera después de recibir órdenes del Jefe del Desembarco se quedó para atacar al enemigo que venía avanzando por la carretera procedente del Central Australia.

A las 3:45 am salieron dos B-26 más; uno tripulado por el Capt. Mario Zúñiga con el navegante Oscar Vega Vega (Chico 1) y el B-26 # 935 piloteado por el Capt. Matías Farías Riesgo con el navegante Eduardo “Eddy” González (Chico 2).

El #935, tripulado por Matías Farías, llegó a Playa Larga pasadas las 7:30 am y al divisar la columna castrista que avanzaba a campo abierto desde Cienfuegos, se lanzó sobre ella decidido a atacarla. Después de un par de pasadas en las que les provocó numerosas bajas, continuó hasta Soplillar en apoyo de las fuerzas de Hugo Sueiro Ríos (Batallón 2) que intentaban proteger la línea establecida entre esa localidad y Yaguaramas.

Al llegar a la zona de combate, Mario Zúñiga vio al Sea-Fury que estaba atacando al Houston, se colocó en posición y abrió fuego con sus ametralladoras .50 contra el caza del castrista Enrique Carreras Rolas y al motor empezarle a fallar tomó rumbo norte hacia el aeropuerto de Varadero. El Capt. Matías Farías que estaba más al norte le informó a Zúñiga que se ocuparía de perseguirlo y rematarlo.

Entonces apareció el Sea-Fury del castrista Gustavo Bourzac y empezó atacar al Río Escondido, Zúñiga giró violentamente su avión para colocarse en posición de combate, aunque el Sea-Fury era más rápido, la experiencia de Mario logró neutralizarlo tirándole dos cohetes que le pasaron rozando el lado derecho del Sea-Fury, que se aconsejó y se alejó hacia su base de San Antonio de los Baños. Zúñiga y Vega tuvieron que aterrizar de emergencia en Gran Caimán para al día siguiente ser evacuados por un C-54 que los llevó de regreso a Happy Valley.

El Capt. Matías Farías al comprobar que había agotado más combustible del calculado, estableció contacto con el puesto de mando en Playa Girón y después de comunicar que se retiraba hacia las Islas Caimán (o Jamaica), inició un amplio viraje hacia el sur, sin advertir que un Sea Fury enemigo se acercaba por la derecha.

El caza castrista le disparó desde corta distancia errando por muy poco. Farías intentó alejarse haciendo un nuevo giro, pero el avión enemigo se le pegó en la cola y volvió a tirarle. Una estela de humo comenzó a brotar de una de sus alas y eso lo obligó a descender bruscamente para escapar de su perseguidor.

Al ver que el combustible no le alcanzaba para el aterrizaje en Gran Caimán, estableció nuevo contacto con el puesto de mando e informó que intentaría descender en la pequeña pista ubicada a metros de la playa.

Justo en ese momento, apareció el T-33 del capitán Alberto Fernández, quien lo alcanzó con sus proyectiles calibre .30, matando al navegante Eddy González con un tiro en la nuca (†).

Farías trató de ascender para lanzarse en persecución de su atacante que acababa de rebasarlo, pero el estado de su aparato se lo impidió, tenía un solo motor, estaba herido en la cabeza, una oreja un poco quemada y un brazo en mal estado. No obstante, logró aterrizar en la pista de Girón y para suerte de él llegaron el mecánico Roberto L. García Pérez (#2212) y el operador de radio Roberto Pichardo Vázquez (#2205) y como ambos sabían cómo abrir la cabina, pudieron sacarlo rápido. Allí estaban también los mecánicos Pablo Astudillo Ojeda (#2403) y Benigno García López (#2436) que les ayudaron a bajar a Matías que estaba semi aturdido.

Como había humo, pensaron había fuego cuando en eso algunos de los cohetes en las alas, se dispararon, entonces tuvieron que alejarse rápidamente. Por suerte las bombas ya Farías las había lanzado sobre el enemigo. 

Luego que el avión se enfrió los dos Roberto metieron parte de los restos de Eddy González en una caja metálica de balas y lo enterraron a la orilla del mar y luego rezaron. 

(Matías, la madrugada del 19 fue evacuado por el único avión que aterrizó allí, el C-46 del Capt. Manuel Navarro Macho, alias Macarios).

A las 6:40 cuando llegaron al área los B-26 de Gustavo Ponzoa con Rafael Garcia Pujol de navegante y el de Ignacio Rojas González con el navegante Esteban Bovo Carás vieron las grandes columnas de humo que salían del Houston y del Río Escondido. Rojas trató de soltar los tanques desechables de combustible, pero uno se quedó colgando de una de sus alas y Ponzoa como jefe de seguridad de vuelo, le ordenó regresar a la Base. 

Ponzoa se pudo comunicar con el Houston y ellos le pidieron que se mantuviera sobre los barcos para protegerlos en caso de un nuevo ataque de los castristas. Entonces se quedó desde las alturas patrullando las aguas donde se encontraban aquellos 7 barcos indefensos.

Sobre las carreteras se podían ver el gran número de vehículos destrozados por los B-26 de Gonzalo Herrera y de Matías Farías.

Cuando le quedaban 425 galones de combustible, lo necesario para el regreso a la Base, Ponsoa vio aparecer un T-33 que le pasó por delante a menos de 500 pies y le lanzó una ráfaga larga de ametralladora sin causarle mayor daño. En ese momento (12:15 pm) llegaron los B-26 de Raúl Vianello Alacán con el navegante Demetrio Pérez Rodríguez (Paloma 1) y el de Antonio Soto Vázquez con su navegante Benito R. González Carvajal (Paloma 2) que venían a relevarlo.

Al poco rato de entrar en acción en el aérea entre Palpite y Soplillar, Paloma 2 perdió un motor por las balas del T-33 de Alvaro Prendes y tuvo que aterrizar en Gran Caimán antes de regresar a la Base.

Paloma 1 estuvo atacando el área hasta el Central Australia y al regresar fue sorprendido por el T-33 de Rafael del Pino quien le causó grandes daños, Vianello al sentir el impacto de las balas enemigas y comprendiendo lo que vendría, se dirigió hacia donde estaban los barcos de la marina americana, luego le estrechó la mano a su navegante y le dijo: “salta que allá abajo nos vemos”. 

Demetrio Pérez saltó a menos de 1,000 pies de altura y en el instante en que su paracaídas se abría vio aterrado como el avión con Vianello a bordo, se precipitaba violentamente en el mar.

Vianello fue el cuarto de los pilotos en morir (†).

El B-26 de Miguel A. Carro Suárez (León 1) y su navegante Eduardo Barea Guinea que había salido a las 11:30 tuvo que regresar debido a un fallo mecánico. El otro avión (salían en parejas de la Base, que fue otro error, porque deberían de haber salido cuatro a la vez) era el León 2 tripulado por el Capt. Crispín García Fernández y el navegante Juan M. González Romero cuando llegaron como a las 2:15 pm no había otros aviones amigos ni castristas en el aire, tuvo que volar solo durante dos horas, con el enemigo que le tiraba desde tierra, eso le causó el agotar el combustible que necesitaba para regresar a la Base, entonces tuvo que dirigirse hacia Boca Chica en Key West para abastecerse y poder regresar a la Base.

Salieron de Cayo Hueso a las 5:40 pm, pero nunca llegaron porque se estrellaron contra una montaña cerca de San José de Bocay, provincia de Jinotega en Nicaragua a menos de 150 km de la Base. Sus cuerpos fueron encontrados por un campesino el 2 de noviembre de 1961. No se supo la verdad durante muchos años y hasta se llegó a pensar que habían desertado a Cuba. La CIA mantuvo 37 años este accidente como secreto. 

A las 12:15 pm salieron de la Base los B-26 del Capt. José Crespo Grasso con su navegante Lorenzo Pérez Lorenzo y el otro era el del Capt. Osvaldo Piedra Negueruela y el navegante José Fernández Rovirosa y llegaron al aérea del conflicto como a las 3:05 pm.

Osvaldo Piedra (Puma 3) después de atacar a las unidades castristas en Caletón fue derribado (†) por el T-33 de Álvaro Prendes. 

Hasta ahora eran 6 los pilotos muertos. Dos el 15 y cuatro el 17.

Crespo (Puma 1) atacó unidades castristas al norte de Caletón. Luego fue atacado por un T-33 de Rafael del Pino y mortalmente dañado por el Sea Fury pilotado por Douglas Rudd.

A las 12:30 pm el Capt. Eduardo Ferrer estaba durmiendo, gracias a pastillas que le dio el Dr. Doc Majocka, el médico americano, cuando éste lo despertó, avisándole que el jefe americano Gar quería verlo en Operaciones para una misión. Entonces Doc, le dio unas pastillitas rosadas, pero estas eran para mantenerse despierto.

Gar le informó la misión consistía en llevar el C-46 cargado de municiones al aeropuerto de Girón y como sabían que había T-33 y Sea Fury en el aérea, iría escoltado por un B-26, sin bombas ni cohetes solamente sus 8 ametralladoras calibre 50.

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